En este nuevo artículo quiero hablarles de otra de esas leyes del viejo mundo que parece que en breve dejará de tener validez. Me refiero, por supuesto, a la Ley de Moore.
La Ley de Moore expresa que aproximadamente cada 18 meses se duplica el número de transistores en un circuito integrado. Se trata de una ley empírica, formulada por el co-fundador de Intel, Gordon E. Moore el 19 de abril de 1965, cuyo cumplimiento se ha podido constatar hasta hoy.
La Ley de Moore parecía inmutable pero no hay nada que los nuevos adelantos cientifico-técnicos, no puedan cuestionar.
Tal premisa – esa que dice que la velocidad de procesado informático se duplica cada 18 meses – está a punto de pasar a la Historia si se confirma la posibilidad de llevar a la práctica los descubrimientos realizados por la Universidad de Nueva Gales del Sur: un transistor basado en un único átomo.
Este hecho, cambiaría radicalmente la informática tal y como la entendemos. La reducción de los componentes que forman parte de un procesador encuentra límites físicos en su tendencia a lo invisible. Aunque ya antes se ha avanzado que la única dirección en la que pueden seguir miniaturizándose los componentes de un procesador es mediante el recurso de los átomos.
Este estudio publicado por New Scientist es el primero que parece realmente factible. El transistor en cuestión es un único átomo de fósforo unido a un lecho de silicio con canales para controlar el flujo de la carga eléctrica y contactos metálicos para aplicar voltaje – que ha de permanecer a una temperatura de -235º centígrados para evitar que se desplace del lugar donde se le coloca – en un proceso repetible y por tanto susceptible de llegar a ser comercializado en un futuro no demasiado lejano.
Desde diversas instancias académicas se alaba el logro como “una obra de ingeniería absolutamente fantástica” abriendo una puerta a toda una generación de procesadores como hasta ahora sólo habíamos podido soñar.
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