Posibilidad
En esta ocasión quiero hacerles partícipes de una informaicón que considero de cierta importancia en cuanto a posubilidad se refiere. Ha sido a raíz de una conversación – escueta, pero interesante – con uno de los foreros de MD (Motopasper), que me he decido a publicar esta noticia.
Hace unos meses leí en la revista Nature una publicación sobre una investigación que confirmaba la existencia de los planetas solitarios.
Los planetas solitarios son mundos que no giran alrededor de una estrella, sino que flotan errantes y sin compañía en el espacio.
Lejos de ser una excepción, estos planetas, parecen ser la norma. Se baraja que hayan podido ser expulsados de sus sistemas, son más numerosos de lo que hasta ahora se venía pensando.
Investigadores del Instituto Kavli de Cosmología y Astrofísica de Partículas (KIPAC), un laboratorio independiente de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, creen que, de hecho – se supone – hay 100.000 en nuestra galaxia. La Vía Láctea está repleta de estos mundos errantes. De hecho la Luna vien podría ser uno de ellos.
Si las observaciones confirman la estimación, esta nueva clase de objetos celestes afectará a las actuales teorías de formación planetaria y podría cambiar nuestra comprensión del origen y la abundancia de la vida. Textualmente: “Si alguno de estos planetas nómadas son lo suficientemente grandes para tener una atmósfera densa, podrían haber atrapado el calor suficiente para que exista vida bacteriana”, señala Louis Strigari, responsable de la investigación, que se publica en Monthly Notices de la Royal Astronomical Society. Aunque los planetas nómadas no obtienen el calor de una estrella, pueden generarlo ellos mismos a través de la actividad radioactiva y tectónica interna. Cosa, que en nuestros días no puede calificarse sino de sorprendente.
Las búsquedas realizadas en las últimas dos décadas han identificado más de 500 planetas fuera de nuestro sistema solar, casi todos de los cuales orbitan alrededor de estrellas. El año pasado, los investigadores detectaron alrededor de una docena de estos “planetas nómadas”, mediante una técnica denominada microlente gravitatoria, que busca estrellas cuya luz está momentáneamente reajustada por la gravedad de los planetas que pasan por delante.
La investigación evidenció que alrededor de dos mundos tales existen para cada estrella común, llamada de secuencia principal, en nuestra galaxia. El nuevo estudio cree que estos errantes pueden ser hasta 50.000 veces más comunes.
Probablemente, algunos fueron expulsados de sistemas planetarios, pero es posible que no todos ellos se formaran de esa manera. Un recuento más preciso, que tenga en cuenta los objetos más pequeños, tendrá que esperar a la próxima generación de telescopios de investigación.
Una confirmación de esta estimación podría dar crédito a otra posibilidad mencionada en el documento, que no es otra que a medida que los planetas nómadas vagan por el espacio, las colisiones podrían esparcir la vida microbiana por otros lugares. O en el peor de los casos, cadenas de átomos y aminoácidos esenciales para la vida.
“Pocas áreas de la ciencia han despertado tanto interés popular y profesional en los últimos tiempos como la prevalencia de vida en el universo”, explica el coautor del estudio y director del KIPAC Roger Blandford.
Lo maravilloso es que ahora podemos empezar a abordar esta cuestión de forma cuantitativa mediante la búsqueda de más de estos planetas.
Y sin querer yo dar esperanzas o justificar hechos que desconozco y sobre los cuales no estoy capacitado para entender, la existencia de estos planetas errantes, avalaría – de alguna manera – especulaciones como la existencia del denominado Nibiru. Aunque como digo sólo es posibilidad y no está – por el momento – comprobado que tal cuerpo exista o pudiera haber existido.
Una pregunta interesante al respecto, teniendo en cuenta que nuestra ciencia moderna deriva de la matemática y experimentación sumeria, ¿Cómo es que sabían de la existencia de planetas errantes, que no orbitaban alrededor de una estrella, como parecer ser que en sus relatos nos cuentan? ¿Sabiduría perdida o legado transmundano?