Un libro denuncia que el crimen organizado logró extenderse del sur al norte de Italia, haciendo de Milán su nueva capital. Una lección que puede ser útil a países que están en la mira del negocio mafioso
Una investigación judicial conjunta de las direcciones regionales antimafia de Calabria y Lombardía dio como resultado el arresto de 300 personas y la confirmación de que Milán se había convertido en la capital económico-financiera del crimen organizado en Italia. Una revelación impactante que contradice la idea de que sólo la "atrasada" estructura socioeconómica del sur italiano era permeable al dominio del crimen organizado.
Federico Varese, profesor de Criminología del Departamento de Sociología de la Universidad de Oxford, acaba de publicar un libro, Mafie in movimiento (Mafias en movimiento, Ed. Einaudi), en el cual explica por qué el crimen organizado logra conquistar nuevos territorios.
Su tesis central, tal como la explicó en una entrevista con la revista italiana Linkiesta, es la siguiente: "El elemento ulterior y fundamental que debe existir para que una mafia se radique en un contexto local, como por ejemplo en nuestro caso el Norte de Italia, (es) el repentino surgimiento de mercados locales que no son bien regulados por el Estado y las autoridades locales. Esta es la razón que explica por qué en algunas partes del Norte de Italia hay implantaciones mafiosas mientras que en otras partes se ha logrado evitarlos".
Los mercados a los que se refiere Varese son esencialmente los del sector de la construcción. El movimiento en torno a Milán fue envolvente. Empezó por las pequeñas comunas de los alrededores porque, como señala también Varese, "la capacidad de las mafias para radicarse depende mucho del control que éstas puedan ejercer" y "es mucho más fácil controlar estas pequeñas comunas y condicionar la política local que ir directamente a la gran ciudad".
De acuerdo a las investigaciones policiales, los grupos que se han desplazado hacia el norte pertenecen principalmente a la 'Ndrangeta, la mafia calabresa, que se caracteriza por haber logrado penetrar en la industria de la construcción, condicionándola y limitando la competencia. La mafia decide quién construye y quién no.
"Sin querer ofender a nadie, dice Varese, me parece que parte de la clase empresarial lombarda no tuvo ningún problema en entrar en contacto y aprovecharse de la protección criminal en ventaja propia. Las víctimas son aquellos que, al contrario, rechazan ese contacto y se ven expulsados del mercado".
Pero, a diferencia del sur, donde la presencia mafiosa se traduce en violencia y control físico, en el norte su influencia es más bien económica y frecuentemente oculta.
"Cuando aparecen, se ven limpios", dijo Enrico Bini, presidente de la Cámara de Comercio de Reggio Emilia (región de Emilia Romagna), según cita el Christian Science Monitor en un artículo sobre el tema de la expansión de la mafia en Italia. "A veces las empresas no saben con quién están haciendo negocios", agrega este dirigente, uno de los más notorios denunciantes de la infiltración del crimen organizado en esta zona, que siempre fue elogiada como un modelo de desarrollo económico, integración social y compromiso ciudadano, refractario a las prácticas mafiosas.
Sin embargo, en el año 2010, Reggio Emilia se vio sacudida por el asesinato a balazos de un empresario de la construcción, Vito Lombardo, un crimen que las autoridades atribuyeron a la mafia. Además, el periodista Giovanni Tizian fue puesto bajo protección policial tras ser amenazado por los artículos que publicaba acerca de la presencia de estas organizaciones delictivas en Emilia-Romagna.
Al parecer, la infiltración en esta zona se inició en los años 1980 cuando muchos capos mafiosos fueron asignados a residencia en esa región por plazos de 5 años, en sustitución de la cárcel en el sur. Aprovechando esa plataforma, empezaron una estrategia de corrupción de la economía local a través de la oferta de servicios baratos en el sector de la construcción. Como lo explica Enrico Bini, "su competitividad deriva de que pagan en negro a sus empleados (por lo general inmigrantes clandestinos), evaden impuestos y cuentan con grandes reservas de capital.
Una de sus tácticas de infiltración es el préstamo de dinero a pequeñas empresas en dificultades que no pueden apelar al crédito bancario, y que luego quedan endeudadas y bajo su control.
Federico Varese explica también cómo se expande la mafia internacionalmente. Este experto en crimen organizado asegura que existe "una pasarela" entre la 'Ndrangeta y la mafia rusa, que no se superponen sino que se complementan. Mientras que los rusos reciclan y reinvierten en Italia los fondos malhabidos en otros países, su contraparte local ejerce el control territorial. Lo mismo hacen los grupos locales cuando traspasan la frontera: "En algunos casos, las mafias italianas implantadas en el extranjero reciclan y refuerzan a la mafia de origen, en otros, por el contrario, logran tomar también el control del territorio como sucedió con la emigración siciliana a Norteamérica (el siglo pasado)", dice Varese. "En la mayor parte de los casos de todos modos, en el extranjero, las mafias italianas se consagran al reciclado de dinero sucio acumulado en Italia", aclaró.
En cuanto a las responsabilidades frente a esta situación, Varese dice "no se puede contar sólo con la buena voluntad si se quiere impedir la penetración de la mafia en el Norte". Además, hay que tener en cuenta que los empresarios que podrían denunciar estas prácticas mafiosas "tienen miedo y sufren amenazas", advierte. Por lo tanto, agrega, "el verdadero desafío en estos años es para las instituciones públicas que deben impedir la creación de estas situaciones de contigüidad entre mafia y empresa; el mundo no será salvado por los empresarios, debe serlo por la política, las instituciones y el Estado que debe regular estos mercados, frecuentemente fuera de control".
En concreto, el terreno que el Estado deja libre por incumplimiento de sus funciones es ocupado por otros poderes. Una advertencia que debería ser tenida en cuenta por todos los gobiernos, en particular aquellos de países que ya están siendo blanco de estos intentos de penetración mafiosa y tienen todavía muchas tareas pendientes en materia institucional.
"La represión, dice por último Varese, llega hasta cierto punto. Si estas mafias se expanden, evidentemente algo no funciona. Más allá de la represión, hace falta una reforma de la economía que la haga más transparente y competitiva, impidiendo la formación de cárteles de empresas que, en el intento de proteger el mercado en el cual operan se vuelven hacia las mafias. Hay que quitarles a éstas el terreno".
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