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La noche del 27 de julio de 1976 se cortó el suministro eléctrico en todo el departamento de Ledesma, provincia de Jujuy, mientras policías, gendarmes, militares y capataces de la empresa Ledesma allanaron y saquearon viviendas en Libertador General San Martín y Calilegua. En vehículos de la empresa se trasladaron más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio azucarero, donde permanecerán días y meses atados y encapuchados. Tras las torturas e interrogatorios, algunos prisioneros son liberados o enviados a comisarías y cuarteles militares, otros destinados a cárceles de distintas provincias. Treinta permanecen desaparecidos. El médico Luis Arédez, intendente de Ledesma y esposo de Olga Márquez de Arédez, fue uno de los secuestrados-desaparecidos. Desde entonces Olga, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por Madres de Plaza de Mayo y muchos vecinos que no olvidaron quien fuera intendente y defensor de los derechos populares. Olga Arédez murió el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis, enfermedad que produce la materia prima para hacer papel que sale de la caña quemada al aire libre por la empresa Ledesma. Sus cenizas fueron depositadas en la plaza central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por la verdad y la justicia. |
Quizá no haya ningún otro acontecimiento que refleje con semejante contundencia la simbiosis entre el poder económico y la represión genocida de los militares.
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Aniversario de "La noche del apagón" en Ledesma
Entre el 20 y el 27 de julio de 1976, las fuerzas de seguridad de la dictadura ejecutaron uno de sus innumerables temerosos operativos. Esta vez, fue el partido jujeño el escenario elegido para llevar a cabo el plan. Durante una semana, los militares provocaron cortes de luz para secuestrar a unas 400 personas.
El hecho conocido como "La noche del Apagón" consistió en varias noches -entre el 20 y 27 de julio de 1976- en las que se provocaron cortes de luz en distintas localidades del partido de Ledesma con el objetivo de secuestrar estudiantes, militantes políticos y sociales, gremialistas o, simplemente, sospechosos de tener vinculaciones con las actividades guerrilleras.
El primer corte de energía eléctrica ocurrió el 20 de julio a la medianoche en Libertador Gral. San Martín y Calilegua. Primero la gente pensó que se trataba de un hecho sin importancia, hasta que comenzaron a escuchar los autos y los gritos y, poco a poco, el miedo fue ocupando las casas.
"En esa época, quien disponía de la energía para todos los pueblos era el ingenio Ledesma, ellos eran quienes distribuían la luz", explica Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos)
Esta organización funciona actualmente en una parte de la casa de Olga Márquez de Arédez, una luchadora incansable que falleció en 2005, esposa del médico Luís Arédez, quien fue arrancado de su casa la noche del 27 de julio.
La vinculación entre el ingenio Ledesma y el accionar del aparato represivo fue denunciada por numerosos testigos y no se limitó solamente a facilitar los cortes de luz para que el operativo quedara en la sombra.
"Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de Ledesma actuando con total impunidad, acorralando gente y llevándosela en sus móviles. Luego eran conducidas a la base de Gendarmería que estaba adentro del ingenio", testificó Ricardo Arédez, hijo de Luis y Olga.
Las 400 personas que se secuestraron esas noches tuvieron diferentes destinos. Algunas fueron trasladadas al penal de la ciudad de Jujuy, y muchas de ellas derivadas al centro clandestino de detención Guerrera. Algunas fueron liberadas a los pocos días, otras paseadas por varias cárceles y centros clandestinos del país durante meses, y treinta continúan desaparecidas.
Ernesto Saman, uno de los que vivió para contar la historia
Fue uno de los centenares de secuestrados y detenidos entre la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en Ledesma. En diálogo con télam.com.ar, relató los momentos de terror que vivió durante su cautiverio.
Ernesto Saman fue una de las casi 400 personas secuestradas y detenidas entre la semana del 20 al 27 de julio de 1976 en el partido de Ledesma, Jujuy. Después de pasar por distintas unidades penales y por el centro clandestino de detención Guerrero, fue liberado en abril de 1978.
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"Las marcas son de todo tipo, físicas, psicológicas y sociales, porque todavía hoy la sociedad de Ledesma sigue siendo muy cerrada", explica Ernesto, a quien todavía le tiembla la voz cuando comienza a relatar los hechos. En aquel entonces tenía 23 años y era empleado administrativo en el ingenio Ledesma. Estaba casado y tenía un bebé de siete meses.
Cuando el 20 de julio de 1976 se produjo el primer apagón, él se encontraba festejando el cumpleaños de su madre en la casa de ella. Al principio no los sorprendió, así que sacaron velas y continuaron con el agasajo, pero a los pocos minutos comenzaron a escuchar el movimiento de los autos que frenaban y arrancaban velozmente, y seguido a esto los gritos y los ruidos de las puertas pateadas. Entonces comenzó a invadirlos el miedo y Ernesto decidió que pasarían la noche allí.
Al día siguiente, cuando fue a su casa –vivían con su abuela- le dijeron que lo habían ido a buscar a la noche y que le habían dejado una nota diciéndole que se presentara a la seccional 24 de policía. Y Ernesto, que ni siquiera sospechaba que Argentina estaba en el mismo infierno, se presentó.
"Ahí me dijeron que quedaba detenido a disposición de las autoridades militares, y me enteré del raid de la noche anterior. Escuché que habían levantado por lo menos a 200 personas y que algunos ya habían sido trasladados a Jujuy", recuerda.
A las 14 fue trasladado a la central de policía de Jujuy, a donde lo ingresaron por la puerta de atrás. Allí, el jefe de la central de operaciones de la policía, Ernesto Jaig, y el subcomisario, Damián Vilt lo recibieron a golpes, le ataron las manos, y lo tiraron sobre una cucheta donde pasó toda la tarde.
Antes de la noche lo trasladaron en un Ford Falcón del Ejército a su futuro destino: el centro clandestino de detención Guerrero. "Eso lo pudimos identificar recién en 1984, porque alcanzamos a ver que íbamos por la ruta 9", explica.
El número 56
Al llegar a Guerrero, Ernesto se convirtió técnicamente en un desaparecido. Su familia desconocía su paradero, estaba incomunicado y al ingresar le quitaron el documento y asignaron un número
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"A partir de ahora sos el 56", recuerda y agrega: "Te juro que todavía tiemblo cada vez que lo cuento. Yo llegué a escuchar hasta el número 108".
Después de sacarle los pocos objetos personales que le quedaban lo tiraron sobre otras personas y recién entonces comenzó a reconocer gente y empezó a entender que estaba secuestrado, lejos de los derechos civiles y lejos de la libertad.
La historia allí adentro es conocida porque el accionar del aparato represivo, que incluía tortura física y psicológica, fue un común denominador de todos los centros clandestinos que se extendieron de norte a sur del país.
Vendados, tabicados, golpeados, hacinados, hambrientos, desposeídos de sus bienes y de sus identidades, muchos de los desaparecidos de los apagones estaban en Guerrero, resistiendo el dolor.
"El obispo José Miguel Medina estaba en las salas de tortura. Yo escuché que estaban llevando a declarar y pedí que me llevaran porque quería explicarles que yo ya no militaba en ningún lado. Se declaraba al lado del baño, en una habitación donde había un tipo que te hacía preguntas mientras los demás te torturaban", explica detalladamente, sin poder y sin querer borrar los detalles de su mente.
"Yo creo que pensaron que estaba vinculado con la guerrilla tucumana porque yo había estudiado en Tucumán, pero yo no militaba. Y obviamente no me creían. Yo estaba vendado pero me ponían delante a compañeros que me acusaban de estar en el ERP que seguramente estaban presionados. Hasta que uno dijo que yo no andaba en nada", cuenta.
Allí estuvo 13 días, hasta que al principio de agosto, los trasladaron de vuelta a la policía central. Y de ahí a la comisaría de Villa Gorriti en Jujuy donde quedaron a disposición del PEN.
Aparecidos, pero subversivos
Cuando llegaron a las celdas que tenían asignadas en la comisaría había un cartel arriba que decía "subversivos". Dos semanas después volvieron a ver al obispo Medina, quien en su homilía no perdió el hábito de "apretarlos".
"Muchachos, ustedes no hablaron y tienen que hablar, yo me ofrezco a pasar por cada celda a escucharlos. Lo que las fuerzas de seguridad están haciendo es por la patria", les dijo, esta vez, amistosamente.
Como eran presos "legales" podían tener comunicación con la familia por carta.
El 7 de octubre los trasladaron nuevamente, esta vez a la Unidad 9 de La Plata. "Allí llegamos 78 hombres jujeños, entre ellos el médico Luis Arédez. A las mujeres que habían estado con nosotros en Guerrera las llevaron a Devoto. Allí nos trataron mejor porque estaba Amnesty y la Cruz Roja Internacional que iban de visita al penal".
Y vueltos a desaparecer
En julio de 1977 el presidente de facto Jorge Rafael Videla inició una "gira" por el norte del país. Como una forma de asegurarse que no fuera a haber ningún atentado –sobre todo en la zona noroeste- las fuerzas armadas trasladaron como "rehenes" a dos o tres personas de las distintas provincias que conforman el Tercer Cuerpo del Ejército.
Entre ellos estaba Ernesto, quien fue sacado de la U9 de La Plata, y llevado hasta Córdoba, donde se encontró con compañeros de otras localidades.
"Lo hicieron sin decirle nada a nuestra familia, para quienes volvíamos a estar desaparecidos, fue terrible para ellos, y también para nosotros, porque en cada traslado pensábamos que nos iban a matar – recuerda – cuando llegamos a destino nos informaron que éramos rehenes y que si le pasaba algo a alguien del ejército nos fusilaban. Esos días estuvimos incomunicados".
¿El fin de la odisea?
En octubre de 1977 lo llevaron a Sierra Chica, Partido de Olavarría, en Buenos Aires. Fue una nueva aparición. Allí los detenidos reanudaron el contacto con sus familias, les permitían salir al patio a tomar sol y hasta les dejaban leer el diario.
"Un día leo en el periódico que me iban a liberar. Empiezo a preguntar y me dicen que sólo falta la aprobación del ejército", explica.
La libertad llegó el primer domingo de abril de 1978. "Salimos con dos compañeros, no teníamos ni plata, ni ropa. Era un domingo, me acuerdo perfecto porque era día de visita. Lo primero que hicimos fue ir a un bar y pedir una gaseosa, y la gente se agolpaba para pagarnos, fue muy emocionante", recuerda.
De Olavarría, Ernesto fue primero a Buenos Aires, y después consiguió ir a Córdoba con un compañero. Allí durmió una noche, y consiguió pasaje para ir a Jujuy en tren.
"Cuando llegué a Jujuy mucha gente se había ido. Yo decidí quedarme porque allí estaba mi mujer con mi hijo", explica justificando su permanencia. Y agrega: "Nos costó mucho insertarnos socialmente Cuando me veía venir la gente cruzaba de vereda y no faltó quien comentara por lo bajo ‘algo habrán hecho’".
Al poco tiempo consiguió nuevamente empleo en el Ingenio Ledesma, pero ahora como obrero de limpieza. Luego pasó a ser ayudante químico. Hasta que en 1981 tuvo la posibilidad de hacer un curso de Educación Física y comenzó a dar clases a la vez que a estudiar para maestro de grado. Finalmente se recibió y dio clases en Libertador General San Martín.
"Acá una de las peores cosas que dejó la dictadura fue la cultura del miedo. Yo tuve un poco de miedo al principio, pero cuando las vi a las madres luchando enseguida me plegué a ellas", explica.
Hoy, además de ser un reconocido docente del pueblo, es uno de los sobrevivientes que trabaja en la lucha por mantener viva la memoria y por buscar justicia
Olga Márquez de Arédez, un pilar de la lucha
Fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Desde que organizó en 1983 la primera marcha para reclamar por la aparición de su esposo hasta que murió, en 2005, no dejó de dar testimonio.
Olga Márquez de Arédez fue uno de los signos más emblemáticos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de Ledesma. Desde que organizó en 1983 la primera marcha alrededor de la plaza para reclamar por la aparición de su esposo - secuestrado el 27 de julio de 1976 en una de las noches de Los Apagones- hasta que murió en 2005, no dejó de dar testimonio.
El matrimonio Arédez, Olga y Luis, llegaron a Libertador Gral. San Martín en 1958. Venían de su tierra natal, Tucumán, pero decidieron probar suerte en esa parte del noroeste argentino.
Al poco tiempo de llegar, Luis consiguió trabajo en el Ingenio Ledesma, empresa que controlaba y -aún controla- la economía de la zona. Él era médico y su primer enfrentamiento con los dueños de la firma fue por reclamar mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Pero esta no fue su única "conducta sospechosa" ante los ojos de sus patrones: también brindaba atención gratuita a las familias pobres.
Unos meses más tarde fue despedido por "proporcionarle demasiados medicamentos a los empleados". La relación con el Ingenio Ledesma había terminado, o al menos eso era lo que Arédez creía.
Por su trabajo social, rápidamente fue querido y respetado en el pueblo, donde llegó a ser intendente hasta que, ni bien instalada la dictadura, fue secuestrado por unos meses y liberado. Pero poco tiempo después, el 27 de julio de 1976, fue llevado de su casa nuevamente, y esta vez en forma definitiva.
"Yo recuerdo que lo vi en octubre de 1977, cuando nos trasladaron de la cárcel de Villa Gorriti de Jujuy a la Unidad Penal 9 de La Plata", señaló Ernesto Samán, un sobreviviente de "La noche del Apagón".
Si bien algunos de sus compañeros han testimoniado que estuvo con vida hasta 1977, en un momento se perdió el rastro y hoy es un integrante de la lista de desaparecidos argentinos.
Fue entonces cuando Olga, quien había quedado sola con sus cuatro hijos, comenzó a luchar para averiguar dónde se encontraba su marido. Primero estuvo acompañada, pero con el tiempo, el miedo, la resignación o el cansancio se fueron apoderando de sus compañeras y se fue quedando sola.
"Recuerdo que la veía dando vueltas sola en la plaza cada jueves y me llamaba mucho la atención. Hasta que un día me acerqué y comenzamos a hablar y me contó su historia", relató Julio Gutiérrez, miembro de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez Arédez por los Derechos Humanos).
Y así, pese a las advertencias que le hacían de que no se acercara a ella - aún cuando la dictadura había caído ya hacía al menos tres o cuatro años – Julio se hizo amigo de Olga y de sus hijos y, junto a otros jóvenes, empezaron a colaborar con las madres de Ledesma.
Pero además de la lucha por la aparición de su esposo, acompañó todos los reclamos de justicia que pudo e impulsó un juicio contra la empresa Ledesma para que cese la contaminación de bagazo –el desecho de la caña de azúcar- que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos.
Las jornadas anuales en memoria "La noche del Apagón" son también su legado, una actividad que hoy continúan quienes la conocieron, la admiraron y aprendieron de ella el valor de la militancia por los derechos humanos.
"Era una mujer con mucha fortaleza. Cuando nosotros nos emocionábamos ella nos decía: compañeros, ya hemos llorado bastante, ahora hay que seguir para adelante, hay que continuar con la lucha", recuerda –emocionado- Samán.
Olga Márquez de Arédez murió en Tucumán, el 17 de marzo de 2005, como consecuencia de un tumor en sus pulmones, provocado por el bagazo.
Fuente: Télam
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Recuerdo del apagón
Por Ricardo Ariel Arédez*
Ayer se cumplieron 30 años de una de las experiencias más aterradoras que viví en mi adolescencia en Libertador General San Martín, que depende totalmente de la actividad del ingenio Ledesma. Aquel mediodía, cuando salí de la escuela secundaria, ya estaba instalado el rumor de que algo pasaría a la noche. Mi padre, Luis Ramón Arédez, estaba detenido en el penal de Villa Gorriti, en San Salvador de Jujuy. Era médico y asesor del Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio Ledesma. Fue el primer detenido del 24 de marzo de 1976, a las 3 de la mañana, y se lo llevaron en una camioneta de la empresa Ledesma que manejaba un empleado.
El 27 de julio, decidí encontrarme a las 21 en la plaza de Libertador con algunos de mis compañeros de escuela. Cosa de adolescentes, nos sentamos en los bancos y a las 22 de pronto se cortó la luz en todo Libertador. Todos corríamos aterrorizados por las calles, a mí me detuvieron en medio de la oscuridad y me alumbraron con los focos de las camionetas. Gente de civil dijo "no, a éste no, suéltenlo". Corrí hasta mi casa y vi las camionetas de Ledesma actuando con total impunidad, acorralando gente y llevándosela en sus móviles. Luego eran conducidas a la base de Gendarmería que estaba adentro del ingenio. En lugar de estar cuidando nuestras fronteras vigilaba las fronteras de las instalaciones de Ledesma. Toda la noche duró el operativo, porque los apagones se produjeron desde el 22 de julio en El Talar, Calilegua y Libertador General San Martín. Recuerdo los ruidos de las gomas de las camionetas cuando arrancaban, los gritos de la gente, de las mujeres pidiendo que no se los llevaran. Con el tiempo Madres de Detenidos-Desaparecidos del departamento de Ledesma decidieron recordar este hecho violento. Destaco la valentía de esas madres que salieron a la calle, a la plaza y marcharon uniendo las dos localidades que fueron castigadas por los apagones. Mi madre, Olga Márquez de Arédez, ya no está físicamente y cuando recuerdo que murió producto de un cáncer provocado por bagazosis, por los desechos de la caña de azúcar, tengo la absoluta certeza de que Ledesma contamina el medio ambiente desde siempre. Una muestra de cómo piensan estos dueños de latifundios en el norte argentino está en la carta de lectores que mandó el presidente de Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, al diario La Nación, titulada "La envidia igualitaria": "La naturaleza ha puesto en los hombres muchísimas y muy grandes desigualdades. No es igual su salud, ni su inteligencia, ni su voluntad, ni su talento para sus diversas funciones, y de esta inevitable desigualdad deriva como consecuencia la desigualdad de las situaciones de vida. Además, los hombres mejor dotados han sido siempre minoría. De todo lo cual resulta que son muchos menos los que están en los sectores más altos que los que se encuentran más abajo. Pretender eliminar estas desigualdades es ir contra el orden natural de las cosas y desalentaría a los más aptos para realizar la labor creadora del progreso a la que están llamados".
*Hijo de Olga Arédez
Avanza la causa que inició Olga Arédez al ingenio jujeño
Contra la contaminación en Ledesma
Por Adriana Meyer
La multitud que había marchado junto a los restos de Olga Arédez y en recuerdo de la Noche de los Apagones escuchaba a los oradores del acto frente a la Intendencia. En esos momentos, un médico del lugar tomó el micrófono para anunciar que estaba dispuesto a "aportar las pruebas para demostrar que el bagazo que acumula el Ingenio Ledesma provoca enfermedades graves como el cáncer que mató a Olga". Esto ocurrió el 28 de julio (de 2005), y esa misma noche los abogados que llevan adelante el juicio para frenar la contaminación de la fábrica de los Blaquier sufrieron un extraño robo de documentación. De todos modos, esa causa iniciada por Arédez poco antes de morir ha avanzado en el ámbito judicial.
Esa mujer que supo dar vueltas a la plaza de Libertador, primero acompañada por madres de desaparecidos y luego sola en reclamo de su marido secuestrado durante la dictadura, dejó varios legados (ver aparte). Uno de ellos es el juicio que inició con el Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos (Codesedh). No se trata de una reparación por daños y perjuicios, porque decía que no perseguía un objetivo económico, sino un amparo para que cese la contaminación de bagazo que los enfermó a ella y a tantos de sus vecinos. "Ella murió a eso de las 18 y a las siete de la mañana del día siguiente ya estaban los abogados de la empresa en la Cámara Civil y Comercial de San Pedro pidiendo que se cerrara la causa", relató a Página/12 María Adela Antokoletz, de la agrupación Hermanos de desaparecidos. Junto a otros militantes de derechos humanos, Antokoletz integra una comisión que se encargará del seguimiento del proceso que la Justicia jujeña accedió a no archivar aunque haya fallecido la denunciante. Los abogados de Codesedh argumentaron que se trataba de derechos de incidencia colectiva, cuya afectación es a un grupo indeterminado de la comunidad.
Así como durante años mantuvo viva la memoria de aquellas noches de julio de 1976 en que el Ejército y otras fuerzas de seguridad secuestraron a unas 400 personas en Libertador y Calilegua (de las cuales 30 permanecen desaparecidas), Arédez había denunciado en varias oportunidades la contaminación provocada por los desechos de la caña de azúcar que Ledesma arroja en enormes montañas al aire libre. El bagazo es el residuo del tallo de la caña que queda después de que se le ha exprimido el jugo. Si ese desecho es fresco puede tener varios usos, desde combustible hasta abono. En cambio, viejo y seco produce bagazoosis, una enfermedad respiratoria causada por la inhalación de ese polvo. Arédez redactó aquel recurso de amparo con sus últimas energías, en febrero de este año.
En principio el pedido fue presentado con su historia clínica y las indicaciones del Ministerio de Salud de la Nación para el tratamiento del bagazo en los ingenios azucareros. También aportaron un estudio de la Universidad Nacional de Salta sobre los suelos de Libertador: de tres muestras tomadas a 30 metros de las montañas de bagazo, dos demostraron la presencia de actynomices, la misma sustancia encontrada en los pulmones de Arédez y que proviene del polvo del bagazo enmohecido. Así lo describió a este diario el director del Codesedh, Norberto Liwski. Los abogados de Ledesma descalificaron el estudio, pero la Justicia lo consideró prueba suficiente para impulsar la investigación.
"La causa está en la etapa pericial y el juzgado ordenó una serie de medidas que habíamos pedido, tales como el estudio de impacto ambiental que estará a cargo de científicos de renombre del Conicet y de la Universidad de Jujuy", indicó este médico y militante de derechos humanos. En poco más de un mes esa casa de estudios deberá emitir un informe pericial, que estará enfocado básicamente a comprobar la existencia de ac- tynomices. También será necesario un estudio epidemiológico sobre la bagazoosis, porque en Libertador no se han registrado casos de esta enfermedad. Liwski considera que hay carencia de recursos técnicos para diagnosticarla en el pueblo, pero advirtió que "una respuesta negativa no define la ausencia del problema".
Alrededor de las 21.30 del jueves 28 se dirigía junto a otros miembros del Codesedh en un remís hacia San Salvador de Jujuy, cuando el vehículo aminoró la marcha para pasar unas vías. En ese momento se abrió el baúl y vieron una sombra que se alejaba. Cuando bajaron advirtieron que faltaban los portafolios de los letrados. En la denuncia formulada ante la policía de San Pedro solicitaron que se determine "la posible conexión (del hecho) con el desarrollo del proceso judicial dado que la sustracción incluyó fotocopia de documentación relativa al recurso de amparo".
Fuente: Página|12, 15/08/05
Nunca Más - Jorge Weis y Marina Vilte
Testimonio de Dora Weis, 1998
Jorge Weis, delegado sindical, fue miembro del combativo gremio del Ingenio Ledesma en el Norte Argentino, liderado, en ese entonces, por el sindicalista Meliton Vazquez. Intervenido el sindicato en 1975 y perseguido por la Triple A (Asociación Anticomunista Argentina) durante el gobierno de Isabel Peron, Weis es encarcelado junto a su mujer (Dora Weis) y trasladado a S.S. de Jujuy donde en diciembre de 1976 es desaparecido junto con miles de militantes y activistas de la argentina jujeños, como la incansable luchadora por la educación popular Marina Vilte (Legajo Nº 1616).
Marina fue Sec. Gral del gremio docente (ADEP) y una de las fundadoras de CTERA (sindicato que nuclea a nivel nacional a los maestros) donde tuvo una activa participación en la lucha docente hasta ser secuestrada y desaparecida.
La década del 70
En el nombre de un Papá |
"Yo lo conocí a Jorge Weis en un campamento de trabajo universitario en la Provincia de Salta (norte Argentino) en una experiencia con Indios chiriguanos en La Loma, pegadito a la localidad de Tartagal ahí lo conocí en enero del 68, al hacer pareja decide dejar la universidad, entre otros de los planteos típicos de la época. El estudiaba ingeniería electrónica y se planteaba a quien iba a servir esto? a las grandes empresas... y decide que no quiere seguir ese camino; ubíquense, año '68, antes del cordobazo (levantamiento popular en la provincia de Cordoba), el Mayo Francés, la ideología del proletariado al frente, entonces muchos jóvenes de la época, de estudiante salen y tienen una postura de clase y dicen que si no viven como esas clase no van a pensar como esa clase entonces se larga a buscar trabajo en fabrica. Lo que algunos le decían desclasarse, salir de la pequeña burguesía y vivir y convivir con el obrero."
El Sindicato
"En aquel tiempo se empieza un trabajo sindical clandestino, por supuesto que esto no puede saberlo el Ingenio Ledesma porque el primero que habría la boca lo despedían. Ese trabajo sindical clandestino dura hasta el año '72 que se hace la primera huelga. Desde el año '49 no había una huelga en Ledesma, recién en 1972 se sale a la calle por primera vez.
Durante todo ese período se venía organizando la base, sección por sección, las posturas eran a través de volanteadas que se hacían adentro de fabrica, de noche, los obreros sacando plata de su bolsillo cada uno el que iba a comprar papel lo pagaba, el que iba a comprar tinta lo pagaba y el otro imprimía, era como funcionaba todo el sistema sindical y esa dirigencia sindical, sin plata..., con la plata de los compañeros. Es lo que se conoce como la corriente Clasista que hace punta en Ledesma pero que se desarrolló también fundamentalmente en Córdoba , SMATA automotores, Villa Constitución, Gráficos con Ongaro en Buenos Aires.
Todos ellos tienen contactos y reuniones y una política en común .
El planteo era "Recuperación de lo sindicatos de manos de la burocracia" y en la lucha por esa recuperación sindical lo mas notable era el pluralismo, es decir en Ledesma no había gente de un partido, se recuperan a los viejos compañeros de lucha desde la resistencia peronista a todo lo que viene naciendo después.
Ellos firmaban GOL (Grupo de Obreros de Ledesma) y a partir de eso fijaban las posturas frente a las asambleas sindicales pero clandestinamente, nadie sabia quienes eran, esto es notable. Por eso a este sector sindical con la dictadura se le dio a morir, se borró esta dirigencia que nacía.
Lo notable era que el sindicato estaba en manos de peronistas y los compañeros combativos peronistas estaban por la recuperación de ese sindicato, de esas manos y sabían quien los vendía y quien los traicionaba."
La Empresa
"En ese entonces Ledesma era tres veces mas grande que ahora, si mi memoria no me falla, eran 15000 hoy me dicen que quedan 5000. Y un sindicato con 15000 obreros es un sindicato muy grande.
Y los obreros cobraban todavía en bonos, con vales, se les daba semanalmente una limosnita y el resto se hacia ahorro forzoso, que se daba al final de la cosecha porque era un engaño fantástico, porque ellos (los trabajadores) llegaban con unos pesos en la mano a su lugar de origen y entonces todos decían "vamos a los ingenios que se gana plata y todavía se ahorra", pero si vos sacabas la cuenta con cuanto los obligaban a vivir todos los meses de zafra era realmente para comer mal, lo de siempre, no alcanzaba para nada.
Yo viví el cambio de Herminio Arrieta a su yerno Blaquier, ahí viene la creación de la papelera, y la papelera tiene una técnica mucho mas moderna, a medida que la tecnología cambia cambian también las relaciones de producción... De una relación paternalista, personalista, por ejemplo la empresa se atrasaba y no pagaba lo sueldos y venia un avión negro, y decían "ahí viene Arrieta y el como es tan bueno, cuando sepan que estos atorrantes no nos pagan el va a dar la orden de pagar así que al día siguiente van a pagar".
El malo de la empresa siempre suele ser el jefe de personal acá era Mario Paz, pero uno sabe que ese es el que da la cara. Está un sistema detrás y el que se lleva la ganancia no es el, aunque el sistema con los "jefecitos" era también terrible.
A mi que trabajaba en la docencia me tocaba convivir con las mujeres de los jefecitos y se creían los hijos de Rockefeller, porque tenían un sueldito un poco mejor y una casa que les daba la empresa y los ponían a trabajar de alcahuetes . En realidad el día que a la empresa no les sirven mas, un trapo de piso, los echan.
Al poco de andar y organizarse se veía que este trabajo era peligroso y Ledesma era feroz que detrás del peso no le importaba la vida y la muerte de la gente. Cuando el "proceso" tuvo que llevar de a cientos no le importaba poner sus vehículos con el logo, sus choferes y llevarse..., era así, a cara descubierta por ahí en las cañas usaba "el familiar" con los cañeros, pero en la fabrica si el familiar reprimía reprimía a cara descubierta."
Marina Vilte
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"El sindicalismo docente era el gremio de los maestros y el de las profesores, una atomización increíble y ahí empieza la lucha por la formación de CTERA, es decir la unión de todas esas agrupaciones nacionales y regionales de docentes dispersos, había que hacer un solo gremio y la pelea porque se llame "trabajadores de la educación", porque el docente es un "apóstol", es cualquier cosa menos un trabajador. El trabajador suena a obrero y es cierto que no somos obreros pero hay muchas categorías de trabajadores, esa fue una de las luchas de la Marina, imponer el nombre del sindicato.
Esta democracia sindical se extiende, y yo siempre digo que lo que vi cuando Marina y otras compañeras estaban en ADEP nunca vi en otro gremio, había una asamblea nacional de CTERA, la postura de Jujuy se tomaba en asamblea pero en esa asamblea había delegados de todas las escuelas de Jujuy que a su vez tenían que hacer una asamblea en su escuela y llevar mandato escrito y firmado por sus colegas, ella iba como representante no a decir lo que quisiera, era el delegado de la opinión de los compañeros, por eso en mandato tenia que ser escrito y firmado eso en toda la provincia. Por eso cuando Marina iba a una asamblea nacional y decía "Jujuy dice huelga por tiempo indeterminado", decía este el mandato de todos los docentes de la provincia menos 12 personas, con nombre y apellido te decía quienes no iban a hacer huelga. Cuando Jujuy proponía, garantizaba que la medida se cumpla, no por que un pequeño grupo de los dirigentes decide una medida de lucha y después no va nadie, no adhiere nadie, no tiene fuerza.
Y otra cosa era el pluralismo, ese mismo que yo viví en Ledesma, estaban todos, no es que no hubiera lucha interna, pero eran otras, estaban todos. En la política de alianzas se sabia hacer alianzas, vos por ahí sabes que una alianza te dura hasta acá, pero mientras tanto lo necesitás y lo hacés, hombres perfectos no existen, el que no se equivoca jamás tampoco. Lo que pasa, que las decisiones tomadas en conjunto son las únicas que te garantizan un rumbo mejor .
Ella era un líder..., nunca tuvieron doble discurso (Marina Vilte y Jorge Weis) y jamas trabajaron para ellos en absolutamente nada, ellos estaban de por vida dedicados a lo demás, una vida que vos podías ver desde que nacieron hasta que murieron, hasta que se los llevaron, los mataron, vos podías poner todo sobre la mesa."
Jorge Weis
"El sindicato de Ledesma era un viejo sindicato, incluso el no fue ni secretario general, el decía "yo no vengo a un país de tontos, yo porque vengo de Buenos Aires tengo que venir a hacer las cosas", el no fue nadie, el vivía, convivía y peleaba con los compañeros de Jujuy que eran los que estaban en las listas, peleaban el sindicato.
El único carguito que tuvo, cuando sale la Ley de Obras Sociales, que las empresas tienen que poner el 2% patronal y te descontaban el 2% del sueldo y a su vez ese dinero tenían que gerenciarlo las obras sociales, a el lo nombran en la comisión sindical que tenia que manejar esos fondos, es la única conquista que el tuvo incluso sus compañeros lo habían elegido delegado de sección, cuando lo hecha Ledesma ni siquiera eso le quería reconocer. Apareció un tránsfuga que varios años después firma un papel con fecha de aquellos años, donde dice que el ministerio de trabajo no acepta su candidatura.
Eran otros momentos históricos ellos son los emergentes de toda una situación... de fundirse con el pueblo. Si un montón de gente que trabaja aislada trabajara abajo la cosa seria distinto.
Es siempre difícil para alguien de la ciudad entender la cultura o la subcultura de un pueblo chico o de campesinos, el campesino si se va a trabajar a Buenos Aires aprende rápidamente los códigos de ellos... qué tenia (Jorge ) no se, pero tenia entrada con la gente, la gente lo quería.
En un momento del trabajo, cuando todavía era trabajo clandestino (un trabajador del gremio) le dice : vos tenés un trabajo y una profesión, y acá cuando se arme, se ponga difícil, vos te podes ir y yo tengo 10 hijos detrás, una profesión, así que no puedo arriesgarme. Esto es riesgoso y entonces él (Jorge) le dice: yo vine acá y pase lo que pase voy a estar al lado de ustedes.
Cuando llega el momento que las Tres A estaban amenazando, porque ya venia brava la mano, discutimos en casa una noche los dos lo que se viene... nos buscaban, los estábamos esperando en realidad y el se acordaba de eso, "yo hice este compromiso y acá me quedo".
Marina hizo exactamente lo mismo, Marina es detenida el día del golpe y es llevada al tiro federal..., no se a un lugar de tiro del regimiento con otra gente, porque había orden de matar a todo el secretariado de CTERA y ella formaba parte del Secretariado Nacional, finalmente hay contraorden y va a parar a (Cárcel) Gorriti donde estábamos nosotros, estuvo pocos días y cuando le dan la libertad le decíamos, Marina por favor borrate ya, no des dos pasos te van a levantar, y ella decía "si yo me borro y se borran todos los dirigentes, aquí el pueblo queda solo"
Marina siguió yendo al sindicato, a ADEP, no se cuanto tiempo hasta que la levantaron pasa con ella y pasa con Luis Arenes, por ejemplo la tienen detenida un tiempo, lo liberan para después detenerlo afuera. De todas maneras hay un grupo que lo sacan directamente de la cárcel, entre ellos ademas de Jorge Weis esta Carlos Patriniani que era el abogado asesor del Sindicato de Ledesma.
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Era un compañero de origen enterriano que había estudiado en Córdoba donde había trabajado en el cuerpo de asesores de SMATA o de SITRAC SITRAM, eran varios y él había estado en ese grupo de trabajo y de ahí pasa a Ledesma... excelente tipo también."
Dora, el nacimiento, la cárcel
"Cuando la gente habla de que hubo errores (en la represión) creo que hoy a 20 años está claro que errores no, que fue planificado desde el pentágono para todo el cono sur, que fue aplicado muy bien. Porque si vos te pones a pensar cada caso eran lo mejor...
En la localidad de Ledesma dan un zarpazo la noche del apagón (noche en la que se secuestraron y desaparecieron a decenas de dirigentes), y no pueden surgir otros líderes porque el que surge se va, se lo llevan, no hay recambio, por lo menos en la legalidad como ellos habían trabajado.
Todos desaparecen en diciembre, los que estaban en la cárcel también. Lamento no recordar todos los nombres, el gordo era un compañero dentista...
Las Mujeres después estábamos concentradas en (el Penal de) Gorriti. Primero estuvimos antes del golpe en el Buen Pastor los presos políticos y después nos separan en un régimen de máxima seguridad porque somos "muy peligrosas" (ja, ja), y en Gorriti hay un pabellón de mujeres.
El día del traslado a Buenos Aires en 2 aviones llevan el mismo día a los varones a La Plata y a las mujeres a Devoto y quedan algunos, los que van a salir en libertad a los pocos días y los que van a desaparecer.
Estando en el aeropuerto, yo desde el carromato del penal, yo veo desde lejos cuando van bajando desde el camión a los compañeros a los empujones, a las patadas los bajan del camión, se caen al suelo, los van subiendo al avión y yo veo que mi marido no está, porque aunque no veía nítidamente las caras, yo a el lo conocía por el bulto, de lejos ahí me doy cuenta que había sido separado del grupo e incluso que va a desaparecer.
Hay compañeros que estuvieron con el y dicen "pero si el decía, compañeros ya vamos a salir, el siempre pensó que iba a salir". Yo creo que los mas viejos teníamos que sostener el animo de los compañeros y darles a los que realmente iban a salir, ayudarlos a que hagan gimnasia, a que jueguen, a que canten, a que todos los mecanismos por la vida se mantengan .
Como ya te contaba, tenía la celda abierta porque tenía un bebé, es más, como la nena lloraba, el médico había ordenado que me dejaran pasear por el pasillo, para dormirla y me dejaban pasearla por el pasillo. Yo usaba ese privilegio lo mínimo posible, para no perderlo. Ademas, así que todo el tiempo que yo me pudiera quedar adentro con mis compañeras, me quedaba y la nena cuando empezaron a dar recreo una hora por día, dos por hora una en cada punta del patio sin hablar, éramos 7 antes del golpe, así que duraban unas cuantas horas, desde que empezaba de la primera a la ultima, entonces mi hija la tenia la primera y se la pasaba a la que seguía, para que tomara sol, entonces jugaban con ella en el patio y yo me quedaba encerrada o era la hora que aprovechaba para lavar pañales, entonces la nena tenia un montón de madres... . Ella nació en el 75, en octubre del 75 y después con el golpe ella tenia unos pocos meses.
Un día Marina desde su celda que estaba cerrada me estaba cantando, a mi que estaba en el pasillo, una canción muy tierna y muy bella y era larga y entonces yo miro y veo que la celadora no andaba por ahí, me acerco a su celda, a su ventana, porque era una puerta que tenía un ventanuco y le digo escribime eso, y me dice øqué querés que te escriba? -lo que estas cantando. Cómo querés que te lo escriba, que se yo lo que estoy cantando, si lo estoy inventando. Y se perdió la canción, pero la música ella me contó que la escuchó en una reunión y era para un chico que había nacido en prisión, anterior a Trelew, y entonces ella recordaba un poco la melodía y le fue inventando la letra.
El pedacito de canción que yo trato de retener y trato de repetir para no olvidar era:
Tengo una esperanza
chiquita, chiquita
fruto del amor
de un día de visita
Vivíamos con luz artificial, estábamos todo tabicados, todo el pabellón y ella tenia una frazada doblada al lado de mi celda al lado de su puerta, en el pasillo para que viera gente. Las chicas iban al baño, salían, cualquier cosa, hacían "sociales" con ella, porque estaba sentada ahí.
Y lo único que yo recuerdo, porque esta nena había sido encargada, concebida en ese mismo lugar en el (penal) de Gorriti antes del golpe, porque antes del golpe teníamos un régimen de preso común que tiene la visita de la esposa. Cuando nosotros nos damos cuenta pedimos autorización a un juez y los domingos me llevaban a mi a su celda, algo así como de 3 a 6 de la tarde . Así que hice el embarazo de la nena y el embarazo de la beba en el buen pastor y ella vivió 11 meses en la celda hasta el traslado a Bs As.
En síntesis, la historia es larga..., eso es lo que cuando uno tiene 20 años no ve: cree que no hay que dormir porque hay que hacer el volante y no sabe preservar fuerzas y pierde la paciencia... y no ve las semillas que están creciendo, no ve el futuro. Pero si vos te ponés a mirar la historia hacia atrás, ves que vamos avanzando. Con idas y vueltas, con guerras y fracasos, pero que todavía seguimos."
Fuente: www.nuncamas.org
Querid@s Compañer@s
Desde que me enteré -hoy por la mañana-, estoy tratando de reponerme y de pensar cómo escribo esto. Confieso no haber alcanzado ninguno de los dos propósitos.
Las circunstancias ofrecieron la posibilidad de pensarlo, desde hace tiempo soy consciente que este momento iba a llegar; sin embargo, comienzo a escribir estas líneas sin idea de cómo continuaré más allá de este punto.
En el día de ayer, murió Olga Márquez de Arédez, Madre de Plaza de Mayo, la Madre de 'Ledesma', entrañable compañera, queridísima y respetada por "Tod@s", MUJER incomparable.
Esa oportunidad que nos ofreció el tiempo, desde que supimos de su enfermedad, no sirvió para que nos resulte más fácil enfrentar este momento. Sí sirvió para que ella lo transite serenamente, acompañada / acompañando a su familia, despidiéndose de todos, haciéndose cargo de todo, como siempre se hizo cargo de su vida, de la de sus hijos, de su lucha que es la nuestra.
Yo no quiero hacer un obituario para Olga, tampoco puedo. Para que se entienda (en parte), porqué es importante, qué ha significado para todos nosotros: elijo compartir lo que ha escrito Luis Bruchstein en Página 12. Luis la ha conocido bien, y también entiende su pasaje por esta vida en toda su dimensión. Él es hijo de Laura Bonaparte, también Madre de Plaza de mayo, conoce el dolor por la desaparición de su padre, de sus hermanas, entiende perfectamente la dimensión de Olga.
También tienen en común, que pese a todo, hoy la familia Bruchstein Bonaparte, es una familia 'preciosa', como 'preciosa' es la familia Márquez Arédez. El milagro de reconstrucción de mujeres como Olga y Laura, se verifica en todo, en su lucha, en su vida pública, en la privada, en sus familias. Por eso MUJER lo escribí con mayúsculas. La lucha por la Verdad, la Justicia, la lucha contra la Impunidad en donde se dé, se entiende, si uno comprende el papel que cumplen estas Mujeres, cómo pusieron toda su lucha y la nuestra al hombro y marcharon delante.
El C.A.P.O.M.A. (Centro de Acción Popular Olga Marquez de Arédez). es un grupo comprometido en la defensa de los Derechos Humanos. El principal objetivo es la consecución inclaudicable del pedido de Verdad y Justicia que encabezaron las Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos, pidiendo juicio y castigo a los culpables de los crímenes de lesa humanidad en los Apagones del terror en el dpto. LEDESMA - JUJUY durante la última dictadura militar. A esto se le suma los actuales atropellos a los pueblos originarios, las injusticias sociales, los abusos de poder y la lucha más dura que es la que se manifiesta contra la contaminación ambiental y los efectos devastadores que ésta provoca sobre la salud de los habitantes. Audio directo del informe
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No sólo se dio en Argentina, no sólo son las Madres de Plaza de Mayo, vale fijarse en lo que ocurrió también en Chile, en Uruguay, en Guatemala, en todos lados...
Si uno lo ve desde esa perspectiva despeja unas cuántas paradojas. Entiende que nadie más que una mujer puede tener ese poder de reacción, y esa fuerza cuando le quitan lo que más quiere. Van creando y sumando nuevas dimensiones a su condición humana. Pueden verlo en Olga, pueden verlo y escucharlo de Laura, de Nora, de María Adela, de todas, de tantas.
Siempre digo que estoy aquí, por las Madres. Nadie me 'apura' más que ellas, de ellas aprendí a no aceptar, ni callar, a no quedarme con 'una parte' del 'todo' que busco. Por más que acelerara el paso, siempre las vi adelante. No hace falta idealizarlas, aceptando las características, más que diversas de cada una de ellas, siempre resulta claro y obvio su aporte.
Muchas Madres se han ido, muchas ya no pueden marchar, al Estado le pregunto: ¿Cuánto tiempo más se quieren tomar?. No son cómplices por omisión, la desaparición forzada es un delito permanente, se comete a diario: son "directamente responsables". Nadie puede vivir tranquilo con esa carga sobre las espaldas. No alcanzan los gestos, ni los discursos, hay que quebrar definitivamente la impunidad, que caiga bajo el peso inmenso de la Verdad y la Justicia.
Del Estado Argentino, a Olga le han llegado antes Premios que respuestas. Ella, a lo largo de su vida no luchó por premios (como tampoco se detuvo cuando la ignoraron), ella 'pelea' por respuestas, por Justicia efectiva para Tod@s... Y lo ha hecho de una manera incomparable.
No despido a Olga, me quedo con el calor de su abrazo, la 'risa' espontánea e incompresible (?) que nos salía cuando nos veíamos, el regalo de su vida que sirvió para demostrame/demostrarnos, que aunque estés solo, aunque parezcas un loco, aunque veas solo espaldas, hay que seguir. Hay que seguir porque sí, porque es así, y porque aunque no lo veas, le estás enviando señales a mucha gente que espera confirmar que nada es al 'divino botón', que no hay olvido, que no podemos perdonar en nombre de l@s que no están, que no merecen que paremos.
Hasta ayer a las 18, ella no paró, ahora tampoco. En la próxima Marcha del Apagón en Ledesma el 28 de Julio, sus hijos dejarán sus cenizas frente a los cerros, en especial el Calilegua donde la gente del pueblo dice que puede estar Luis, su esposo. Ella quiso que esa marcha sea como las últimas: " con música, baile, alegría en las luchas cotidianas", porque "para penas y angustias, creo que ya fueron suficientes todos estos años, ahora la lucha debemos darla con alegria, sueños y esperanza".
No nos despedimos de Olga, ella siempre va a estar con nosotros, ayer nomás entró en nuestro territorio fundamental , el de la MEMORIA. Donde está Luis, y tod@s nuestros Compañer@s. Olga entra allí, con el más fuerte y agradecido de nuestros aplausos, bailando y riendo, como a ella le gusta...
¡GRACIAS, Viejita! Ojalá que estemos a la altura de todo lo que nos enseñaste, y todo lo que nos diste...
Abrazo apretado y risa..., como siempre ...
Un gran abrazo,
Carlos D. PÉREZ, Coordinador General de REDH, Red Solidaria por los Derechos Humanos
Luis Bruchstein - Página 12, 18.03.05
El símbolo es esa mujer que da vueltas sola en un pueblo del norte. Es la plaza de Ledesma, en Jujuy, donde está el ingenio. La mujer es Olga Arédez, de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo. Lleva un cartel, el pañuelo en la cabeza y da vueltas mientras el pueblo, bajo la sombra del ingenio, da la espalda con temor. El placero lleva la cuenta de las vueltas y es el único que le habla. Cuando termina, guarda el cartel, se saca el pañuelo y regresa a su casa en silencio.
Tras años de cumplir el mismo rito, Olga consiguió romper el miedo, quebrar el silencio y una vez por año, en los últimos diez, Ledesma se sobrecogía en el mes de julio con la Marcha de la Noche de los Apagones. Primero iban gente de Buenos Aires y Tucumán y unos pocos vecinos. Y después los mismos pobladores de Ledesma se hicieron cargo de la cita y realizaron actos en las escuelas y en los barrios para recordar a los desaparecidos del pueblo, estudiantes, vecinos y trabajadores, entre los que se cuenta el ex intendente, el médico Luis Arédez, esposo de Olga.
A la tarde se quema el bagazo de caña y un olor dulzón inunda el pueblo. La chimenea gigante del ingenio más grande de Latinoamérica lanza una nube espesa de cenizas que cubren las calles y los autos. Forma parte del paisaje y la gente se acostumbra en un lugar donde es alta la incidencia de enfermedades respiratorias.
Olga murió ayer en Tucumán, víctima de cáncer, una enfermedad que se potenció por la bagazoosis que produce la caña que quema el ingenio. Sabía que se moría y se fue a Tucumán para estar acompañada por sus hijos Olga, Adriana, Ricardo y Luis. No quiso cuidados extremos ni que le prolonguen la vida en forma artificial. Asumió el diagnóstico fatal con serenidad, ordenó sus cosas y mantuvo alguna comunicación ?la que permitía su salud precaria? con los amigos en el resto del país.
Siempre fue así, de carácter fuerte pero sereno, desde su juventud, cuando recién casada con un médico recién recibido llegó a Ledesma. Luis Arédez quería ser útil donde más se lo necesitara. Y eligió el pueblo con la tasa más alta de mortalidad infantil. Pero después de un tiempo, el ingenio lo echó porque exigía demasiado para los trabajadores.
Se retiró a Tilcara, donde fue director del hospital por algunos años, pero abandonó todo para regresar y dar pelea, o sea ser útil. Fue el médico rural de los trabajadores golondrina y de los obreros del ingenio. La empresa hizo lo posible para echarlo, pero en 1973, los trabajadores le pidieron que fuera candidato a intendente y ganó. El resto es historia, lo depuso un golpe policial, lo metieron preso, lo liberaron y finalmente lo secuestraron y desaparecieron. Una noche de julio de 1976 se cortaron las luces del pueblo y de Calilegua, una localidad contigua, y la Gendarmería y el Ejército se llevaron a 400 vecinos en camiones cedidos por el Ingenio Ledesma. La mayoría fue internada en campos de concentración, 40 de ellos siguen desaparecidos.
El Ingenio Ledesma también sigue allí. Olga se murió. Es inevitable sentir el peso de la injusticia, de la desigualdad más desaforada. Pero si a ella y a muchas más las hubiera ganado el desconsuelo, les hubiera atado las manos y sacado el aliento o llevado a la resignación, el pueblo de Ledesma seguiría en silencio, las Madres no hubieran existido y no habría lugar, siquiera, para la esperanza o la dignidad.
En la película de Eduardo Aliverti, Sol de Noche, que cuenta esta historia, se la ve a ella y al cura del pueblo y un directivo del ingenio, enemigos del doctor Arédez. El contraste es tan fuerte entre la mujer y la hipocresía, la miseria humana, que lastima. Su vida, como la de todos, tiene un sentido en ese contraste.
La casa de Olga en Ledesma era una romería durante los días de la Marcha de los Apagones. Madres e HIJOS de todo el país se alojaban allí y se cocinaban grandes ollas de locro y docenas de empanadas. Habían sido muchos años de soledad, de dolor y humillación y la marcha era su victoria, la confirmación del valor de la dignidad, de que no estaba sola y de que el reclamo de justicia era algo más que una locura desgarradora. Ya enferma, en las últimas marchas caminaba con un barbijo para evitar la ceniza.
No estarán más su calidez, su opinión serena de luchadora, ni su mirada práctica. Faltará ese alegre empecinamiento fundamental. La vamos a extrañar en julio. Seguro que en estos últimos días pensó más de una vez en la marcha de este año, que será la primera sin ella. Pero también es seguro que en la Marcha de la Noche de los Apagones de este año en Ledesma estará más presente que nunca.
Fuente: www.lexia.com.ar
Escrache a Nelly Arrieta de Blaquier y editorial de La Nación (2000)
www.abogarte.com.ar
En la noche del 27 de julio de 1976 directivos del Ingenio Ledesma entregaron a las fuerzas represivas ilegales listados, personal y vehículos para el secuestro de personas que resultaban molestas a sus fines de explotación del trabajo ajeno. Durante un terrorífico apagón procedieron a llevarse cerca de 400 personas de las localidades de Calilegua y Libertador General San Martín. De ellos más de treinta engrosan la lista de 30 mil detenidos desaparecidos herencia del terrorismo de Estado agudizado a partir del 24 de marzo de 1976. En sintonía con la marcha, en Buenos Aires se hizo un escrache a Nelly Arrieta de Blaquier. El Ingenio Ledesma es propiedad de esta familia. Ayer el diario La Nación desnuda una vez más los intereses a los que sirve y sale en defensa de quien era Presidenta de la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes. Al mismo tiempo hace una feroz crítica a la metodología del escrache ideada por HIJOS, nacida de la falta de justicia y del hecho de que los genocidas gocen de impunidad, circunstancia que al diario conservador no parece molestarle. Sí le molestan los HIJOS a quienes llama violentos y compara con los nazis. La editorial de ayer de La Nación - debe reconocerse - es absolutamente coherente. El hecho paradigmático del apagón del Ingenio Ledesma tiene en el diario la Nación, la prensa más adecuada. Es cierto que la editorial no defiende al apagón y aquellos secuestros; pero, ¿qué otro efecto puede tener la sanguinolenta crítica del escrache a la Blaquier?. Sobre todo porque todo lo relacionado con la protesta ante la impunidad se pone en afirmativo y todo lo referido al genocidio y sus responsables, en potencial. Lean la editorial. No tiene desperdicios
Editorial de La Nación
"Escrache" en el museo
A práctica del "escrache", ejercitada con frecuencia en nuestro país por los miembros de la agrupación Hijos, tiene un curioso parecido con la que utilizaban los activistas del nazismo en la Alemania de los años 30 cuando marcaban con una cruz las casas en las que vivían los judíos.
En efecto: los esbirros de Hitler recorrían los barrios en los que sospechaban que podía habitar un miembro de la etnia aborrecida y cuando lograban identificar su domicilio particular o comercial le dejaban una marca en la puerta.
La intención era doble: por un lado, notificaban a todo el vecindario que allí vivía un judío, con lo cual lograban que a éste se le hiciese difícil, de ahí en más, la vida en su barrio; por el otro, le dejaban al interesado en su propia puerta un símbolo amenazante, un anticipo de lo que tarde o temprano iba a pasarle.
Los integrantes de la organización Hijos se dedican a identificar el paradero de las personas supuestamente responsables de haber colaborado con los grupos de tareas que practicaron el terrorismo a domicilio durante el último gobierno militar y les organizan una suerte de clarinada frente a su casa, a la vez que dejan marcas o señales en el lugar a fin de que el vecindario se entere de que en ese edificio reside un personaje aborrecible.
El jueves último hubo un "escrache" en un lugar poco habitual: la sede del Museo Nacional de Bellas Artes. La destinataria de la demostración de repudio fue la presidenta de la asociación Amigos de esa institución, Nelly Arrieta de Blaquier, señalada como supuesta responsable de haber provocado en 1976 el secuestro y la desaparición de 400 obreros y militantes barriales en la provincia de Jujuy.
Que la agrupación Hijos utilice metodologías de antigua prosapia nazi suena a ironía -o sarcasmo- de la historia, dada la filiación ideológica del grupo. Aunque, si se lo mira bien, el asunto no debe sorprender: los violentos de todos los pelajes se parecen inquietantemente unos a otros.
En el caso de la señora de Blaquier, el episodio tuvo una derivación inesperada: puso al desnudo el desembozado oportunismo del director del museo, Jorge Glusberg, quien aprovechó la "volada" para exigir la renuncia de la titular de la asociación Amigos, con quien mantiene un largo y enojoso pleito burocrático-político.
Por lo demás, la principal víctima del "escrache" resultó la escultura "Clamor a la fraternidad" de Luis Arata, sobre cuya dura piel se practicó desaprensivamente toda clase de leyendas y pintadas, sin que se tenga noticia de que el director del museo -responsable obvio del patrimonio de la institución- haya manifestado su disgusto. Al contrario, lo que se sabe es que Glusberg confraternizó amablemente con los revoltosos y hasta colaboró con ellos para indicarles el domicilio exacto en el que debían efectuar su simbólico gesto de repudio.
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Sol de noche (1)
(Argentina / 2003/duración 77'/documental)
Dirección: Pablo Milstein y Norberto Ludin
La Dictadura militar, los desaparecidos y la realidad de un pueblo postergado, heridas que no cicatrizan en el temple de una mujer luchadora, protagonista de este brillante documental.
CONTRA VIENTO Y MAREA
El documental testimonial es un género cuya máxima se sustenta en la asignatura pendiente con el pasado. Si bien es cierto -y hasta resultaría obvio mencionarlo -está estrechamente ligado con la palabra "memoria", su carga de significación le otorga un valor extra que excede su calidad artística per se. Sin embargo, cuando se logra amalgamar la contundencia de los hechos y testimonios con una idea cinematográfica concreta, se deja no sólo una huella en la memoria del espectador, sino algo más importante y hasta inexplicable: una huella en el corazón.
Ahora bien, si está en juego nuestra historia, ésa que atraganta el pecho y duele en los huesos, el documental se transforma en un vehículo poderoso y necesario contra el olvido y en herramienta invalorable de reconstrucción de pedazos de vidas, voces, sonidos, que se clavan en el inconsciente colectivo como espinas portadoras de verdad.
Esa es la primer sensación transmitida por los ojos de Olga Arédez, una de las protagonistas del film Sol de noche, la historia de Olga y Luis. Dirigida por Pablo Milstein y Norberto Ludin, con la producción ejecutiva del periodista Eduardo Aliverti, la película recorre uno de los tramos más horrorosos de nuestro pasado de sangre y locura. El marco referencial es la llegada de la Dictadura militar a partir del 24 de marzo de 1976 y su posterior plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de 30000 personas. Luis Arédez es uno de ellos y es otro de los protagonistas del film.
La vida de la familia Arédez estuvo signada por el trabajo, la coherencia, la solidaridad y los sueños de un país más justo. El doctor Luis Arédez y su mujer Olga llegaron desde Tucumán, su tierra natal, a un pueblo de la provincia de Jujuy, Libertador General San Martín, en 1958.
El pueblo era dominio del ingenio Ledesma, empresa dedicada aún hoy a la producción de cítricos papel y azúcar. El Grupo Ledesma, dueño de gran parte de terrenos de la provincia, influye en las decisiones políticas tomadas por los gobiernos de turno de este pequeño feudo del noroeste argentino. El doctor Arédez se enfrentó a los dueños del ingenio exigiendo mejoras en las condiciones sanitarias de los trabajadores de la zafra. Brindaba atención gratuita a las familias pobres.
El hecho causó estupor en los dueños del ingenio, quienes inmediatamente lo echaron del hospital. Su trabajo, junto a la gente del lugar, le valió la oferta de hacerse cargo de la intendencia del pueblo. Apenas asumió sus funciones demandó al ingenio el pago de impuestos, hecho sin precedentes en la historia de la provincia. Con la llegada de la Dictadura, Arédez fue obligado a renunciar al cargo y en la noche del 24 de marzo de 1976 detenido ilegalmente por las fuerzas militares.
En medio de un clima enrarecido, en el mes de julio del mismo año, se produjo un operativo de gran envergadura que dejó como saldo el secuestro de 400 personas durante un apagón premeditado y donde el ingenio Ledesma proveyó la logística adecuada para el despliegue militar. Este trágico episodio conocido como "La noche del apagón" aparece una y otra vez en los testimonios de sobrevivientes, amigos, familiares y en la emblemática Olga. Con la llegada de la democracia, la mujer comenzó su lucha silenciosa por el esclarecimiento de la desaparición de su esposo Luis y el castigo a los culpables.
Ella, junto a otras mujeres, familiares de desaparecidos durante los años del Proceso, se reunieron todos los jueves en la plaza principal del pueblo y se nuclearon bajo el nombre de Madres de desaparecidos de Ledesma. Hoy, queda sólo Olga Arédez, testimonio vivo que refleja la crudeza de esos años y la incansable perseverancia frente a la perversa dinámica de la intolerancia y del "No te metás".
Sol de noche... escarba en la tierra donde se intentó enterrar la complicidad entre el poder económico y el político, sin segundas lecturas ni ideologías de por medio. Así, el ingenio Ledesma se convierte, en el documental, no sólo en un ejemplo de pujanza y trabajo como antaño, tal como recalca un siniestro ex-gerente, quien se jacta de la eficiencia de sus hombres contra los zurdos y su ayuda a las fuerzas del orden para trasladar gente a los centros clandestinos, sino en símbolo de connivencia entre poderes. Ledesma también representa la postergación de un pueblo y, más abarcativo aún, del interior del país.
En ese contexto, la película se resignifica porque traza un paralelo entre pasado y presente; entre la ausencia como elemento de construcción de un personaje que ya no existe y la cara visible de un pueblo sobreviviente a duras penas.
Sol de noche... muestra los rostros de la idiosincrasia del interior, corre el velo a la máscara de la hipocresía en el retrato de personajes patéticos como por ejemplo un cura que afirma sin pruritos "a los torturados sólo se les leía la Biblia para encaminarlos y alejarlos del comunismo".
Sin embargo, el film no se apoya en los testimonios de Olga y sus hijos, sino en un trabajo de investigación y realización notable, complementado a partir del voz off de Eduardo Aliverti y los textos de Marcelo Birmajer . Estos abren paso a la reflexión y a la conmovedora historia de Olga.
Ella, todos los años, marcha 10 kilómetros entre Calilegua y su pueblo en el aniversario del apagón. Los jueves de cada semana, Olga ata la dignidad en su pañuelo blanco, levanta su pancarta con la foto de Luis y camina en la plaza, sola, contra el viento de la indeferencia y la marea del olvido.
PABLO E. ARAHUETE
Olga Arédez
RECUPERADA LA DEMOCRACIA Y PRODUCIDO UN JUICIO QUE DEMOSTRÓ LAS ABERRACIONES DEL TERRORISMO DE ESTADO TODAVÍA ALGUNOS TIENEN DUDAS ACERCA DE ESAS ATROCIDADES Y – POR OTRO LADO – LA IMPUNIDAD PERMITE QUE HAYA NUEVAS VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS QUE NO SON SINO LA CONTINUIDAD DE LAS QUE SE PRODUJERON EN LA ÚLTIMA DICTADURA MILITAR
LA FAMILIA BLAQUIER Y EL INGENIO LEDESMA PUSIERON PERSONAL Y VEHÍCULOS PARA EL SECUESTRO DE POBLADORES DE GENERAL SAN MARTÍN Y CALILEGUA DURANTE EL APAGÓN DEL 22 DE JULIO DE 1976 HOY PRESTAN VEHÍCULOS PARA REPRIMIR Y ENVENENAN A LOS FAMILIARES DE LOS DESAPARECIDOS.
Cuando termine de escribirse la historia de lo sucedido en Argentina a partir del 24 de marzo de 1976, OLGA MÁRQUEZ DE Arédez deberá ocupar un lugar destacado.
Esta heroína solitaria protagonizó una gesta que desconocemos porque lo que hizo lo realizó en la lejana Jujuy.
El 22 de julio de 1976 militares que se desplazaban en vehículos del ingenio Ledesma y que eran asistidos por personal de la familia Blaquier, secuestraron a numerosos pobladores de las localidades jujeñas de San Martín y Calilegua.
De todos los secuestrados unos treinta permanecen detenidos desaparecidos. Entre ellos un médico abnegado que fue intendente de San Martín y cometió la imperdonable insolencia de cobrarle por primera vez, impuestos al ingenio Ledesma.
Era el marido de Olga Arédez y no apareció nunca más.
Su mujer comenzó a dar vueltas a la Plaza de San Martín sola. Peor que sola, sola y repudiada.
Los familiares de las otras víctimas no la acompañaban porque, a su vez, tenían otros familiares trabajando en el ingenio.
Sus vecinos la veían como un bicho raro y como una amenaza.
Con el tiempo alguna que otra persona se le sumó.
Incluso una vez debieron reclutar a un borracho porque sobraba una pancarta.
Después vinieron las marchas de un puñado de personas que, año con año, iba caminando por la banquina de la ruta que une San Martín y Calilegua.
El jueves pasado la acompañó un grupo muy grande. Una multitud si tenemos en cuenta el enorme peso que el Ingenio Ledesma y los Blaquier aún representan.
El año pasado lograron que la Municipalidad colocara en un monolito una placa con los nombres de las víctimas del apagón, también plantaron numerosos árboles.
Este año se encontraron con que los árboles no existen y la placa está pintarrajeada.
Pero Olga ya no está sola - al menos cada 22 de julio - después, sí vuelve a su soledad.
Pero, ella no se quiebra, no se quebró nunca y se convirtió en un referente al que los humildes peones, collas y desocupados le llegan con los pedidos más insólitos.
Cuando se escriba la historia más o menos reciente de los argentinos, dentro de las páginas de las numerosas heroínas que nacieron al calor de la lucha y el reclamo por justicia y verdad, OLGA MÁRQUEZ DE Arédez junto con AZUCENA VILLAFLOR ocuparán una página de honor, tan honorífica como la de todas las madres, esposas, hijas, que - de amas de casa, profesionales, mujeres comunes - se convirtieron en un referente universal de dignidad y lucha por la memoria, la verdad y la justicia.
Mientras tanto el Ingenio Ledesma envenena a los vecinos con la carbonilla que afecta sus vías respiratorias, sus ojos y sus vidas, seguramente chantajeando con el argumento de que si le exigen que coloquen filtros que eviten la contaminación, cerrarán la planta, como en su momento hizo La Forestal después de convertir una selva en un desierto y a la gente en fantasmas que vagan sin trabajo y sin futuro.
Fuente: www.abogarte.com.ar
Marcha en Ledesma, Jujuy (2004)
Memoria Verdad y Justicia
Crónicas de Ledesma 3
Amanece el jueves 29 de julio en Ledesma. El cielo, entre nublado y luminoso, promete una jornada de clima diferente de tantas anteriores, sin calor que agobie. A las 11 empieza el acto en la Escuela Normal de Libertador, primer evento de la 21ª Jornada de la Dignidad. Hileras de magníficas fotografías tomadas en 2003 por una compañera de la porteña Asamblea de Plaza Dorrego se lucen en la retaguardia del acto, que tendrá lugar sobre la tarima y alrededor del monumento a los estudiantes y docentes detenidos desaparecidos. Sobre la placa con los nombres que hasta la fecha se conocen (pues hay más), varios ramos rinden su florido homenaje.
Olga Arédez va presentando a los oradores y oradoras: un ex alumno y compañero de los hoy ausentes, Miriam Bordón (madre de Sebastián, asesinado por policías de Mendoza) y Olga de Herrera (una de las Madres del Dolor de Patricia Villalba, de Santiago del Estero), el titular del gremio docente de Tucumán, una Madre de Ledesma y Mirta Baravalle, de Línea Fundadora, el diputado de la Nación Luis Zamora (quien después caminará mezclado con la otra gente, lejos de la primera fila), Víctor Penchaszade, médico genetista y ciudadano del mundo que vive en EE.UU., Marta Úngaro, del incipiente grupo de Herman@s de La Plata, la Madre Edna de Ricetti también de La Plata, la misma Arédez. Emociona ver las 16 fotos de los estudiantes desaparecidos; se saben los nombres de 18, pero falta una de las fotografías.
Como desde hace 21 años, a las 15 se lanza la marcha. Andan por ahí el dirigente Carlos Perro Santillán y el padre Jesús Olmedo, cuya valiente palabra y actitud se hace notar en su Diócesis de Humahuaca. Parte la manifestación encabezada por la bandera de las Madres locales, tras la cual se ve también al diputado de la Nación Miguel Bonasso, al intendente de la ciudad bonaerense de Morón, Martín Sabatella; más atrás va Luis Zamora. En el camino se va agregando gente y aparece el Secretario de Derechos Humanos de la Nación Eduardo Luis Duhalde. Marchan varias Madres ancianas y Hermanas de Ledesma, junto con Madres de Línea Fundadora y de La Plata. Más adelante se incorporará con su bastón otra anciana Madre, compañera nuestra llegada desde Morón. Son numerosos los compañeros que han viajado con el Grupo de Apoyo, trayendo cantidad de ropa, zapatos y alimentos no perecederos, todo lo cual se sumará a las donaciones con que se paga entrada en la peña de la noche. Al día siguiente se clasificarán esas donaciones para darles tres destinos: la comunidad wichi Laka Honat de Embarcación, Salta; el grupo La copa de leche, de la CTA de Calilegua, y los trabajadores desocupados del MST y la CCC. Algo se llevan también las hermanas que han venido con doña Damiana.
Camina también una pareja de Grenoble, Francia, donde bien sabemos las Madres que el Grupo de solidaridad con la Argentina ofrece hospitalidad y acciones a favor de la verdad y la justicia en nuestro país y en Latinoamérica. Este matrimonio y varios compañeros de esa ciudad envían desde hace tiempo medicamentos para el dispensario Luis R. Arédez, del Barrio Balbín, de Libertador, tal como hace la Plataforma por los Derechos Humanos de Barcelona. Por cierto, ambos grupos propiciaron hace pocos meses un viaje de Olga Arédez para denunciar y dialogar sobre los temas de Ledesma.
Entre las fotos de los desaparecidos ledesmenses enarboladas por la multitud se ven la de las Madres fallecidas María Adela Gard de Antokoletz, promotora desde el comienzo del apoyo a estos actos, y Carmen Cornes de Castiglione, presente también muchas veces en el apoyo de intendencia a los manifestantes (con su habilidad culinaria, en especial). Se ve asimismo la imagen de la Virgen patrona de Tilcara luciendo un pañuelo blanco, colocada por el antiguo y recordado párroco P. Eloy Roy como símbolo de los derechos humanos. La carga una querida compañera, doña Damiana, pobladora quechua de Maimará, mujer indígena pequeñita y tenaz que ha comprendido el sentido de estos actos y los apoya desde hace muchos años. Este año Damiana y su compañera Josefina no han cantado sus coplas, música para nosotras extraña y fascinante, que hemos echado de menos.
Al llegar frente al Parque Municipal, bautizado con el nombre del ex párroco local, el sacerdote represor Aurelio Martínez, la iniciativa popular tacha ese nombre repudiable y pinta con gruesa brocha dos nombres inolvidables para Ledesma: el del sindicalista Jorge Weisz y el del obrero Crescencio Vargas.
La marcha a lo largo de 10 kilómetros por caminos de tierra y por la ruta 34, con los cañaverales florecidos a ambos lados, se extiende por varias cuadras. El diario jujeño El Pregón informará después que hubo más de nueve mil personas. Se hace un alto, como siempre, alrededor del monolito de la llamada Rotonda de los desaparecidos, con los nombres de los detenidos desaparecidos de Ledesma, y se corea con un ¡presente! sus queridos nombres. Lo mismo se ha hecho por la mañana, en la escuela. Aclaremos que este año, como sucede SIEMPRE, los colaboradores tuvieron que pintar nuevamente de blanco el monolito y de negro los nombres de los detenidos desaparecidos de Ledesma; cada año manos anónimas destrozan las pinturas. En esa oportunidad Miguel Bonasso habla contra la impunidad en Ledesma y en el país.
Dos compañeras (tucumana y salteña) guían los cantos, altavoz en mano. Se eleva por momentos el llamado Himno de la Marcha, con el ritmo del carnavalito El Humahuaqueño:
Saliendo estamos ya / recordando a los que no están (bis)
Junto a los compañeros / por la justicia y la dignidad (bis).
Compañeros desaparecidos (bis)
Juntos los recordamos / en esta noche del Apagón (bis)
La noche del Apagón / los llevaron en un furgón (bis)
Porque se los llevaron / juicio y castigo al represor (bis)
Otra de las canciones también tiene el mérito de haber surgido aquí, de no ser importada:
Sí sí señores, vamos marchando / junto a las Madres hay que luchar,
Por la justicia de nuestro pueblo / por un futuro de pan y dignidad.
A estos muchachos se los llevaron / en esa noche del Apagón
Los recordamos en esta marcha / por la justicia, contra la impunidad.
La murga Los Verdes de Monserrat, integrada también con algunos de Los Bakanes de Olivos, se pone a la cabeza de la marcha, y su redoble alegre convoca a mucha gente, que no se encolumna en la marcha sino que sigue a la murga por los costados. Vuela por el aire un volante del Frente Murguero, que dice en uno de sus párrafos: Nos solidarizamos y apoyamos la lucha de las Madres de Plaza de Mayo del país y saludamos la fuerza y el compromiso de todos los sectores que no se resignan a vivir de esta manera y tienen la virtud de seguir creyendo en las utopías que nos dejaron nuestros 30.000 compañeros. Cuidan a los marchadores compañeros de la CTA, atentos a todo detalle.
En la plaza de Libertador se suceden los oradores: Eduardo Duhalde refiere que el recordado abogado Rodolfo Ortega Peña estuvo en Libertador acompañando los reclamos de trabajadores y sindicalistas una semana antes de ser asesinado por la Triple A; la madre de Juan Carlos Uro, muchacho arrollado y muerto por el auto conducido en contramano por el juez Rodolfo Echazú (se puede suponer que estaba beodo o se creía impune ... o ambas cosas); la determinación de la madre nos hace apoyarla, nos da certeza de que habrá justicia; Asociación Seré por la Memoria y la Justicia, de Ituzaingó; CEDEMS (sindicato de docentes de enseñanza media); Grupo de Apoyo a los Juicios en Jujuy; Oscar Tapia, secretario general del nivel primario de ADEP (Asociación de Docentes de Enseñanza Media, de Jujuy); Familiares de Detenidos Desaparecidos DE Salta, que han llegado con apoyo de la Universidad local; Familiares de Tucumán que llegaron con H.I.J.O.S; Asociación Carita de Angel, Jujuy; hablan también un miembro de CTA-SUTEN de Catamarca, el Perro Santillán de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), Martín Sabatella, Fernando Nando Acosta, de la CTA jujeña, Miriam Bordón con su encendida palabra, Mª Carlota González, miembro de CTA-SUTEM (el gremio de trabajadores de la educación de Catamarca), Quique Mosquera, de trabajadores desocupados de Libertador, nuestra compañera Nair Amuedo.
Así como dos franceses, un argentino en EE.UU. y un holandés han caminado los diez kilómetros desde Calilegua, las adhesiones llegan desde todos los puntos cardinales: Francia, España, Ecuador, el lejano sur argentino: Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Córdoba, Asociación Anahí de La Plata; Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia; Margarita Cruz, sobreviviente de La Escuelita de Famaillá (centro clandestino de detención, tortura y exterminio en Tucumán); H.I.J.O.S.; los organismos de derechos humanos de La Plata; Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario; la Plataforma Argentina con sede en Barcelona; La Casita Augusto Conte; Oscar Parrilli, Secretario General de la Presidencia; Dirección de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires; Secretaría de Estado de Derechos Humanos de Tucumán; CTA Capital y provincias; los padres de Diego Lucena, de Isidro Casanova, La Matanza, otro muchacho asesinado por agentes policiales; el sindicato del Hospital Borda; el colectivo feminista Viva La Pepa, así denominado en homenaje a nuestra compañera Pepa Noia; ex empleados del Municipio de Fraile Pintado; los diputados Nilda Garré, Alicia Castro, María América González, Alberto Piccinini, Mario Cafiero y Héctor Polino; Federación Universitaria Argentina FUA; Concejales del Bloque Unidad Popular Ledesmense; los secretarios General y Adjunto de Franja Morada; PCR Jujuy, y muchas adhesiones más.
Terminado el acto a las 20, nos vamos dispersando, serenamente. Muchos ancianos han estado de pie desde antes de las 15. Quizá haya algunas ausencias en la peña que se abrirá en poco rato. Por la noche, la peña con artistas locales hace temblar las mesas con las cajas, las quenas y los bailes de locales y visitantes.
Otra vez estalla la alegría del trabajo que hubo que hacer, del camino que elegimos vivir.
www.madresfundadoras.org.ar
La última marcha de Olga (2005)
Por Adriana Meyer
Los últimos años de su vida, Olga Arédez marchó sola en la plaza de Libertador General San Martín, con un pañuelo blanco sobre el pelo encanecido y la foto de su marido desaparecido. El médico Luis Arédez fue intendente de ese pueblo que es más conocido como Ledesma, por el Ingenio azucarero, y se animó a cobrarles impuestos a los poderosos dueños de la empresa, los Blaquier. Este 17 de marzo, Olga fue vencida por la enfermedad que provoca el bagazo de la caña de azúcar. Sus cenizas serán esparcidas este jueves en esa plaza, al terminar la marcha por los 29 años de la Noche del Apagón, cuando cortaron la luz en Ledesma y secuestraron a centenares de personas. "Era una militante que hacía de abuela y de madre", la definió Luis Arédez, uno de sus cuatro hijos. En diálogo con Página/12 desde Tucumán, donde vive, Luis también destacó el rol del Ingenio hoy y durante la dictadura.
"Estamos programando lo mismo que hicimos durante años con mi madre. El miércoles 27 habrá una misa en Libertador, donde los vecinos van a despedirse de ella. El jueves 28 tenemos un acto en una escuela, y después de almorzar empezamos la marcha desde Calilegua hasta la plaza de Libertador, donde esparciremos las cenizas de mamá, como ella quería. A la noche hay una peña para recaudar alimentos para comedores de las villas."
–¿Esta marcha tiene un sentido especial por ser la primera sin Olga?
–Sí, obviamente. Pero también nos lleva a pensar a todos los que venimos participando en qué hacer de ahora en más, no sólo porque no está Olga en Ledesma. Con mis hermanos sabemos qué hacer, pero queremos saber qué piensan los vecinos, los amigos, los compañeros de ruta.
–¿Pueden anticipar qué planes tienen?
–Vamos a darles continuidad a las actividades que llevaba adelante Olga, tanto ante la Justicia como en la promoción y defensa de los derechos de las personas. Nos preocupa mucho la situación de los aborígenes del Chaco salteño, hemos recibido información de que fueron amenazados y reprimidos por la policía de la provincia de Salta.
–Se ocuparán de violaciones a los derechos humanos y sociales actuales.
–Sí. Creo que al continuar el modelo económico que se impuso con la dictadura llevó a quienes reclamaban aparición con vida, y otras demandas históricas, a asumir naturalmente derechos sociales que hoy en día están siendo vulnerados, aun en este gobierno democrático.
–¿El Ingenio Ledesma sigue condicionando la vida de los pobladores en Libertador General San Martín?
–Después de leer el libro de Olga Demitrópulos sobre Libertador, me queda claro que es una lucha histórica desde los primeros pobladores que llegaron a la zona y se organizaron hasta hoy, y que seguirá. Mis padres fueron eslabones en esa cadena. Creo que los sigue condicionando de muchas maneras, la cuestión es que los ledesmenses decidan hasta qué punto quieren ser condicionados. Hay problemas de trabajo, de vivienda y de educación que deben ser resueltos, y el gobierno debe tomar medidas. En este punto creo que hay una aceptación de ese condicionamiento como algo inevitable, insuperable. Un concejal hizo referencia al cerco que la compañía Ledesma tiene alrededor del pueblo, a la imposibilidad de acceder a nuevas tierras para hacer alguna economía de subsistencia para la gente que más necesita. Y al escucharlo yo pensaba, pues bien, no son problemas diferentes a los que enfrentó mi padre cuando estuvo al frente de la Intendencia. En ese sentido, mi padre allanó el camino al cobrarles impuestos a Ledesma, y al dejar un gran superávit en la Municipalidad. Interesante sería saber ahora, en un municipio que debería ser rico por estar al lado de Ledesma, qué pasa que hay tanta pobreza. Habría que saber si se están cobrando los impuestos, de qué manera, si eso tuvo su continuidad desde el ‘73 en adelante.
–¿Tiene algún dato o duda al respecto?
–No tengo datos, no quiero adelantarme. Son preguntas que me hago luego de visitar Ledesma. Yo nací allí, por eso me interesa.
–¿Cómo describiría el rol del Ingenio durante la dictadura?
–Creo que no sólo Ledesma sino otras empresas aprovecharon la dictadura para hacer ajustes económicos y negocios. Ya lo dice Mario Paz (ex gerente de Relaciones Públicas de Ledesma) en la película Sol de noche: "Yo mismo despedí a 10 mil personas". Esto repercutió en la población, mucha gente se fue, otros se quedaron a subsistir con lo que encontraban. El tema es que hay leyes laborales y sociales que también los Blaquier deben cumplir.
–¿Era parte de los negocios colaborar con la desaparición de personas, como afirman los sobrevivientes de la Noche del Apagón?
–Está documentado en la misma película, cuando se hace referencia a los gendarmes que estaban instalados dentro del Ingenio. Había ahí una relación íntima entre las fuerzas de seguridad y la empresa Ledesma. De hecho, Mario Paz hace una alusión meritoria de estos represores. Y luego, el Ejército usó los móviles de Ledesma para hacer detenciones. Eso está suficientemente documentado.
–¿Así fue en la detención de su padre?
–Así es.
–¿Considera que algunos empresarios aún deben rendir cuentas?
–Mucha gente aún no lo ha hecho. Además de los autores materiales de las torturas, asesinatos y secuestros operados durante la dictadura, hay que ir más allá, hasta los instigadores y cómplices de esas situaciones. Hay que llegar hasta el final. Es algo que mi madre hizo y hay que continuarlo. No estamos solos, nos acompañan familiares, madres, abuelas, y otras organizaciones que son parte de esta marcha desde hace décadas.
–¿Cómo fueron los Juicios por la Verdad en Jujuy?
–No ha sido muy diferente que en otras provincias, no sólo por el tiempo transcurrido sino también porque muchos autores de estos delitos fallecieron, y se perdieron testimonios para esclarecer esos hechos.
–¿Nunca se llegó a la instancia de que alguien de la empresa Ledesma haya sido citado por la Justicia?
–No, no tengo conocimiento de que haya sido así.
–La causa iniciada contra el Ingenio por la contaminación de bagazo (desechos de caña de azúcar que Ledesma arroja en montañas al aire libre), ¿es otra continuidad de la lucha de Olga?
–Me parece que era una parte necesaria de la lucha porque los ledesmenses nos debemos una vida mejor, y no por tener trabajo debemos resignar otros derechos. Era algo que ella reclamó como algo natural, nos pidió que continuáramos con el caso, y estamos dispuestos a hacerlo.
–¿Cómo vivió el premio que le entregaron en la Casa Rosada?
–Pasamos tantas décadas de abandono, de negación de los poderes públicos, de traiciones, de expectativas frustradas, que recibir ese reconocimiento a ella le causó mucha alegría. El hecho de ingresar a la Casa Rosada de una forma distinta de cuando lo hacíamos durante la dictadura, haciendo reclamos al Ministerio de Interior para averiguar el paradero de nuestros desaparecidos, fue reconocida por la constancia.
–¿Otras Madres tuvieron miedo de acompañar a Olga en la plaza?
–Yo conozco a la Olga madre, una persona bastante fuerte y, a veces, dura. Por eso no me resulta extraño su tesón. La sostuvo muchos años el hecho de saber que en muchas otras ciudades del mundo se llevan adelante estos gestos por mantener viva la memoria. Me parece muy importante que se conozcan muchas historias parecidas a las de Olga. Ella fue acompañada en otras épocas por madres que se cansaron, se enfermaron de pena.
–El miedo dura hasta hoy. Algunos sobrevivientes reciben el pedido de sus nietos de que no hablen sobre aquella época porque los perjudica en su trabajo en el Ingenio.
–Así es. Nos ponen en la falsa disyuntiva de resignar derechos en función de mantener otros, como tener un empleo. Pero me hace perder la paciencia tanto ese poder de Ledesma como el que le otorgan los poderes públicos. Era y es obligación del poder provincial evitar la contaminación, no sólo en Ledesma. No se tienen en cuenta los derechos de la gente que estáhaciendo día a día la riqueza de una empresa como Ledesma. Es y seguirá siendo una empresa poderosa, el tema es que el Estado debe poner límites a las transgresiones de esa y otras compañías.
–¿Cuál es su recuerdo personal de Olga como madre?
–Ella decía: "No me veo como la abuelita que va a visitar a los nietos y se queda un tiempo largo...". A medida que fueron creciendo, sus nietos entendieron la opción de la abuela. Por la cercanía, la visitábamos seguido, pero ella nunca dejó de viajar para ver a sus hijos y nietos. Siempre aprovechó para tomar contacto con sus compañeras, para mantenerse al tanto. Era una militante que hacía de abuela y de madre.
Fuente: Página|12
Una causa que sigue en memoria de Olga Arédez (2005)
Por Adriana Meyer
Hace un mes se fue la mujer que daba vueltas sola a la plaza de Libertador General San Martín, reclamando por su marido desaparecido. Pocos días antes de su muerte, con el último aliento, Olga Arédez tuvo la fuerza de escribir un recurso de amparo contra el Ingenio Ledesma, para que cese la contaminación de bagazo que la enfermó a ella y a tantos de sus vecinos. Con su desaparición la causa pudo quedar abstracta, pero la sala IV de la Cámara Civil y Comercial de San Pedro de Jujuy aceptó que el proceso siga adelante, impulsado por el Comité para la Defensa de la Salud, la Etica Profesional y los Derechos Humanos (Codesedh). "Estaba muriendo en paz, y creemos que éste puede ser su legado", explicó Francisco Cullen, uno de los abogados de la ONG que redactó junto a Arédez la presentación contra la empresa de los Blaquier.
Así como durante años mantuvo vivo el recuerdo de la Noche del Apagón –aquel 27 de julio de 1976 en que el Ejército secuestró a 400 personas del pueblo– y de su marido desaparecido, Olga Arédez también denunció en varias oportunidades la contaminación provocada por los desechos de la caña de azúcar que el Ingenio Ledesma arroja en montañas al aire libre. El bagazo es el residuo del tallo de la caña que queda después de que se le ha exprimido el jugo. Si este desecho es fresco puede tener varios usos, desde combustible hasta abono. En cambio, viejo y seco produce bagazosis, una enfermedad respiratoria causada por la inhalación de ese polvo.
–¿Cómo surgió la idea de iniciar esta causa?
–Olga era una de las fundadoras de Codesedh. En noviembre se acercó al presidente, el doctor Norberto Liwski, le relató el origen de su enfermedad y le pidió si nuestro organismo podía hacerse cargo de la acción judicial que ella quería iniciar contra el Ingenio Ledesma. En lugar de armar una acción por daños y perjuicios, que persigue una indemnización, Olga quiso que fuera un amparo colectivo que apuntaba al cese de la contaminación, porque en caso de obtener una sentencia favorable se beneficiarán todos los habitantes de General San Martín que están expuestos a la misma contaminación que sufrió ella. Esa era su histórica lucha. Fuimos a Tucumán, donde estaba en sus últimos días con su familia en una internación domiciliaria. Llevamos un borrador, ella estaba con el respirador, bastante débil, pero durante tres o cuatro horas hizo el escrito con nosotros. Por momentos se ahogaba, pero tomaba fuerzas y seguía. Así hicimos el amparo que, según nos dijo, reflejaba lo que ella quería. Lo presentamos el 1 de marzo, ella falleció el 17.
–¿Cómo lograron que el juicio siga en pie tras su muerte?
–Fuimos a hablar con el juez para tratar de continuar esa acción de amparo, dado que se trataba de derechos de incidencia colectiva, cuya afectación es a un grupo indeterminado de la comunidad. La Justicia nos planteó que nos presentáramos como organización y eso hicimos. El viernes se presentó la acción de amparo, con la historia clínica de Olga y con el mismo objetivo: la intención de que cese la contaminación ambiental y pidiendo la medida cautelar de no innovar para que se cumplan las medidas que el Ministerio de Salud de la Nación estableció para el tratamiento del bagazo en los ingenios azucareros, sin afectar las fuentes de trabajo de los operarios. El hecho de que Olga haya fallecido iba a terminar beneficiando a quienes le habían generado la muerte, con lo cual buscamos la fórmula jurídica para seguir con su objetivo.
–¿Qué perspectivas hay de que el planteo prospere?
–Nosotros tenemos las mejores expectativas. Es verdad que el ingenio tiene poder, y es verdad que en Ledesma hay muchísimo temor. Yo trabajo en Buenos Aires y me tuve que matricular allí porque no encontramos abogados que hicieran la presentación por temor de litigar contra el ingenio. Vamos a luchar contra todas las instancias que haya internamente, y si no tenemos suerte en la Justicia de Jujuy, iremos hasta la Corte Suprema y si hace falta, hasta los tribunales internacionales. La idea es ir hasta las últimas consecuencias con lo que era el deseo de Olga, que al mismo tiempo es el deseo de un montón de gente que no puede alzar su voz por temor. No quiero abrir un juicio previo sobre la Justicia de Jujuy, pero estamos decididos a hacer cesar esa realidad.
–¿Con qué pruebas cuentan?
–En los partes médicos está claramente demostrado cómo fue la evolución de la enfermedad y cómo se origina en el bagazo de la caña de azúcar que se libera de los desechos del Ingenio Ledesma.
–¿El ingenio dio alguna explicación sobre la contaminación?
–Lo que pasa es que el ingenio no reconoce que contamina a su gente, y no hay denuncias, salvo las que hacía Olga. Antes el miedo era a la desaparición forzada, ahora es a la desaparición social. La gente que se opone al ingenio allí teme perder su trabajo y su casa, y tendrían que irse de un lugar donde está su familia, su historia. El ingenio puede seguir produciendo con métodos para filtrar el contaminante que no son demasiado costosos. En nuestro escrito incorporamos el informe del Ministerio de Salud que estipula unas siete u ocho medidas con las cuales se evita la contaminación del bagazo. Sin ser un experto, cualquiera se da cuenta de que sólo hace falta la voluntad para hacerlo.
–¿Tienen cifras sobre la cantidad de enfermos de bagazosis?
–No, porque el problema para determinarlo es que la gente no tiene recursos para hacerse los análisis que indicarían el resultado de la bagazosis, es un estudio complejo. Pero además, en el hospital también temen diagnosticar cualquier cosa, que de alguna manera incrimine al Ingenio. Con lo cual los diagnósticos tienen que ver con problemas cardiorrespiratorios, no hay ningún caso donde se hayan animado a diagnosticar bagazosis, pero esto no quiere decir que no exista. Olga se fue a hacer estudios a Córdoba y a Buenos Aires. En su historia clínica se demuestra la evolución de su enfermedad, que empieza con bagazosis y paso a paso se va transformando en un carcinoma que terminó con su vida. Los pobladores de Ledesma temen enfrentarse a la desaparición social. Pero creemos que la Justicia va a considerar que, además de Olga, hay muchas personas potencialmente expuestas a recorrer el mismo camino. Por otra parte, hay otra demanda contra el gobierno de Jujuy, porque el Estado es garante de los derechos de los ciudadanos. Tiene la obligación del efectivo derecho a la salud, y si no lo hace, tiene responsabilidad por omisión.
–¿Por qué sostienen que hay una relación entre el rol del ingenio en el pasado y en la actualidad?
–En Libertador General San Martín, durante la Noche del Apagón se llevaron detenidas a 400 personas, y hay cantidad de pruebas que demuestran que la Gendarmería esa noche actuó con las camionetas del Ingenio Ledesma. Entonces la metáfora es: la desaparición de ayer y la contaminación de hoy, con la consecuencia de siempre estar vulnerando los derechos humanos de la gente.
Fuente: Página|12
Eduardo Aliveri, Pablo Milstein y Norberto Ludin hablan de "Sol de noche", un documental estremecedor
La historia del pueblo en que secuestraron a 400 personas juntas
El film empieza con la historia de Olga y Luis. El era médico, y siendo intendente de Ledesma, Jujuy, fue detenido y desaparecido. Desde entonces, su esposa pelea sola en busca de justicia. Pero en su desarrollo es clave la reconstrucción de "La noche del apagón", en que los militares se chuparon a la mitad de la población.
Olga ilumina todo apenas con un sol de noche ELLA BAILA SOLA COMO CANTA STING. ELLA ES OLGA Y SU CEREMONIA LUMINOSA ES UN CIRCULO VIRTUOSO DE RECHAZO AL HORROR. ELLA ES OLGA MARQUEZ DE Arédez Y TODOS LOS JUEVES MARCHA ALREDEDOR DE LA PLAZA CON UN PAÑUELO BLANCO SOBRE SU CABEZA BLANCA, CON UN RETRATO DE LUIS- SU ESPOSO DESAPARECIDO - COLGANDO DE SU CUELLO Y CON LA DIGNIDAD Y LA MEMORIA COMO BANDERA. Alfredo Leuco, 26/08/03 |
La relación entre el doctor Luis Arédez y el pueblo Libertador General San Martín de Jujuy -más conocido por sus habitantes como Ledesma, ya que allí está instalado el famoso ingenio azucarero- comenzó en 1958. Ese año, Arédez se trasladó allí desde Tucumán, su tierra natal, junto a su esposa Olga Márquez de Arédez. Logró ser un reconocido médico de la obra social del Sindicato de Obreros del Azúcar y el Papel del ingenio Ledesma. De su afectuosa relación con el pueblo saltó a la intendencia en 1973 y permaneció en el cargo hasta el 24 de marzo de 1976, cuando se produjo el golpe de Estado más sanguinario de la Argentina.
Ese día un grupo de policías y gendarmes lo detuvo y lo cargó en una camioneta del ingenio que era conducida por un chofer de la empresa y paciente suyo.
Mientras Arédez estaba detenido, otro hecho traumático sacudió al pueblo jujeño. El 27 de julio del '76 se produjo "la noche del apagón". Esa noche cortaron el suministro eléctrico de la zona y los militares, en medio de la oscuridad, secuestraron a unas 400 personas de Libertador General San Martín y Calilegua, que fueron llevadas a centros clandestinos de detención, nuevamente en vehículos de la empresa Ledesma. Treinta de los detenidos permanecen desaparecidos en la actualidad. El calvario de Arédez continuó después de su detención en el '76. Luego de estar encarcelado un tiempo en La Plata, fue liberado el 5 de marzo de 1977.
Volvió a Ledesma a ejercer nuevamente su profesión de médico hasta que el 13 de mayo de ese mismo año volvieron a secuestrarlo. Desde entonces permanece desaparecido. Su esposa Olga da vueltas sola por la plaza de Ledesma todos los jueves y es, en la actualidad, la única familiar de desaparecidos que sigue luchando en ese pueblo.
En base a estos hechos y haciendo hincapié en la figura emblemática de Olga, los directores Pablo Milstein y Norberto Ludin realizaron el documental Sol de noche. La historia de Olga y Luis que tiene producción ejecutiva de Eduardo Aliverti, encargado también de la voz en off del film. El trío es el mismo que realizó Malajunta, una película estrenada en 1996, a veinte años del golpe, que refleja el horror desatado por la última dictadura militar. La producción de Sol de noche... es de La Azotea y los productores contaron con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad, del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Escuela de radio ETER.
Sol de noche se estrenará el año próximo. Mientras tanto, circulará por una numerosa cantidad de festivales: Semana Internacional de Cine de Valladolid, Festival Internacional de Cine Ajijic (México), Festival del Cinema Latinoamericano de Trieste (Italia) y el Festival de Cine Latinoamericano de Londres. Aliverti, Milstein y Ludin explicaron, en una entrevista con Página/12, detalles de esta historia.
-Hay 30 mil historias que pueden contarse. ¿Por qué se decidieron por la de Olga y Luis?
Eduardo Aliverti: -Hay tres ejes decisorios. Uno tiene que ver con el hecho de que por primera vez se imponía el desafío de tratar la relación dictadura-
terror económico desde una geografía del interior y, en particular, desde una geografía noroesteña. Y otra cosa que nos impactó mucho fue el hecho de que Olga da vueltas sola alrededor de la plaza hace tantos años. Nos parece una categoría simbólica formidable. Y, por otro lado, el desconocimiento que hay sobre esta historia a nivel nacional, más allá de las marchas que se hacen por el aniversario de "La noche del apagón". En líneas generales es una historia muy fuerte en dos planos: en la soledad de Olga y en la relación poder económico-dictadura, una alianza tan clara. Un pueblo apagado a partir de una sociedad de los militares y el terratentismo azucarero.
-Algo impactante en la película es el recuerdo cariñoso que los vecinos de Ledesma tienen por Luis Arédez cuando fue intendente del pueblo. Como contracara, en la actualidad prevalece el "que se vayan todos". ¿Están narrando un hecho sucedido a años luz de distancia?
E.A.: -No, porque creo que lo que tiene que ver con la política en Jujuy y con la problemática del terror sigue vigente.
Norberto Ludin: -También en Ledesma, al igual que en los pueblos chicos del interior, lo que sucedió es que una vez que terminó la dictadura los personajes nefastos que hicieron estos actos siguieron circulando y hoy se los ve.
Entonces, el final de la dictadura en un pueblo como Ledesma es un hecho relativo. A nosotros nos pasó con un chofer de una camioneta que pudimos contratar para el rodaje. Cuando fuimos a hacer una entrevista con una de las mujeres que fue detenida durante el apagón nos dijo: "El chofer ese que los está llevando era uno de los que manejaba los camiones del ingenio". O sea que nuestro chofer de filmación era uno de los que participaron de la represión.
E.A.: -En Ledesma, al terror se le suma la desocupación. En 1976 había 12 mil empleados y ahora hay 3000. Es una desocupación pavorosa con gente que, de algún modo, sigue dependiendo del ingenio como capital golondrina para la zafra y nada más. O sea, es un terror instalado muy profundo. Yo subrayo lo que dijo Norberto: es absolutamente relativo hablar del final de la dictadura en Ledesma.
Pablo Milstein: -La participación de la gente es bastante relativa porque en la marcha por "La noche del apagón" que se hace todos los años las personas del lugar que van son muy pocas. O sea, casi todos los que van son del interior o de Capital. Nos comentó Olga que la marcha que se hizo el jueves 25 de julio fue la primera vez que la gente del pueblo salió junto con ella para marchar.
Por primera vez el miedo desaparece porque está el temor de la gente a no salir en función de que el dueño del pueblo es el ingenio Ledesma. Ese día se pasó nuestro film en la plaza del pueblo y fue muchísima gente del lugar, que se sentó para verla.
N.L.: -Olga nos contaba que después de la proyección, hubo una repercusión importante cuando los habitantes escucharon los testimonios.
-Cuesta imaginarse un funcionario como Arédez en la actualidad...
E.A.: -Tiene un componente político interesante porque estamos hablando del gobierno camporista y Arédez era radical. Este es otro ingrediente que no se debe dejar de tener en cuenta. Si uno lo mira ahora retrospectivamente, imaginar un intendente radical de un pueblo alejado con esas características combativas frente a semejante monstruosidad de poder, casi que afecta al sentido común pensarlo. Uno tiene que situarse en los '70 para entender que alguien se haya animado a hacer algo así.
N.L.: -Y aparte haber podido acceder a la intendencia con el apoyo de los obreros y el sindicato. Que un tipo radical acceda a la intendencia con el apoyo de los obreros en la década del 70 es una cosa irrepetible. Y además de todo era médico, no era un político. Y médico de los obreros. O sea, un hombre en contacto directo con la gente. Además, que él no haya hecho campaña es algo también para marcar. A él lo fueron a buscar porque lo veían como una figura posible de cambio.
-Hay un testimonio escalofriante: el cura del pueblo cuenta que durante la dictadura una madre lo fue a ver porque no encontraba a su hijo y él le contestó que el problema era que los chicos que desaparecían eran comunistas y no habían sido bien educados.
E.A.: -Cuando se entrevistó al cura nosotros teníamos la información de que no era precisamente un párroco progresista. Pero tampoco imaginábamos que podía ejercer semejante brutalidad verbal y menos a cara descubierta como lo hace en el medio de la capilla. A mí, en lo personal, no me sorprendió escuchar a un sacerdote decir eso en términos cualitativos porque todos sabemos cómo pensaba el sector más reaccionario de la Iglesia. Pero el cinismo con que lo dice, sí me impactó. Pero no se buscó específicamente que el cura dijese una cosa así y que, a partir de ahí, viniera colgado el "por algo será".
N.L.: -Nos iba sorprendiendo en el mismo rodaje de la entrevista. Recuerdo que nuestras miradas detrás de cámara eran increíbles. Estábamos escuchando algo que siempre se sospechó pero que nunca pudimos realmenteoír en boca de un tipo como ése. Alguien que tiene contacto con la gente del lugar, digamos. No es que está encerrado en una oficina y desde ahí habla. Es un párroco que hace décadas está ahí y conoce a todo el pueblo.
-La imagen de Olga caminando sola en la plaza del pueblo es muy fuerte. ¿Con eso buscaron captar, simbólicamente, que el silencio, aunque sea masivo, es más débil que el grito en soledad?
N.L.: -Mi posición con respecto a eso es que rescato más la figura de Olga que la figura de los que no están. Lo que a mí me impacta de la imagen y de la historia en general es la fuerza de Olga. O sea la capacidad que tiene para estar sola y quedarse sola en cada marcha. Eso para mí tiene más peso que los que no la acompañan.
-El film describe algo que pocas veces se cuenta: cómo algunos grupos empresarios no sólo adhirieron al plan económico de los militares sino que colaboraron con la desaparición de personas.
E.A.: -En el caso de la película eso está muy marcado. A nosotros nos atrapó porque también en este punto hubo como un generalizado silencio de radio periodístico. La relación poder económico-dictadura no estuvo abordada hasta ahora por la cinematografía argentina en el volumen que se merece. Este es un caso indesmentible porque los anteriores siempre se han prestado a polémica.
Acá no hay duda posible: fue con las camionetas del monopolio azucarero del lugar que el ejército se chupó a la gente.
N.L.: -Y además el caso concreto que sella la suerte de Luis es que siendo intendente logra impulsar un proyecto para cobrarle por primera vez impuestos al ingenio Ledesma. Eso lamentablemente marcó su destino.
-¿Intentaron acceder al ingenio Ledesma para registrar imágenes? ¿Tuvieron algún inconveniente con la empresa para la filmación?
P.M.: -Intentamos y nos sacaron. Nos echaron las dos veces que quisimos entrar para filmar. En los lotes y en los campos, a los quince minutos teníamos las camionetas con los guardias echándonos, preguntándonos qué hacíamos ahí.
-¿Y les dieron alguna explicación de por qué no podían estar ahí?
P.M.: -Sí, que era una propiedad privada.
N.L.: -En todo momento intentamos no mezclarnos, especialmente porque el 80 o
90 por ciento de la gente que vive allí trabaja para el ingenio.
-Sol de noche tiene un cuidado por la estética. ¿Es más difícil mantener el equilibrio entre contenido y estética en el documental que en la ficción?
P.M.: -Sí. Además nos costó unos cuantos años terminarla. La montamos, la desmontamos, probamos escenas, las sacamos, cortamos testimonios, cambiamos músicas. No fue un montaje más lineal que uno pudiera tener pensado antes de filmar, como sucede, en general, con la ficción. Uno cuando va a filmar ya sabe lo que quiere contar. Acá fue probar y sacar hasta que quedó como queríamos.
Palabras de Olga del Valle Márquez de Arédez
Después de ver esta película, la historia de Olga y Luis, quiero expresarles mi agradecimiento, a los realizadores de esta obra, por haber comprendido que las historias de nuestras luchas, no deben quedar en el olvido, que en mi caso sigo desde mi lugar de defensora de los Derechos Humanos en Ledesma, provincia de Jujuy, República Argentina, no terminará nunca, porque en mi país, se siguen violando estos derechos fundamentales de la gran mayoría de los argentinos.
Desde mi lugar, vengo desarrollando también, un fuerte compromiso en la mejor calidad de vida de nuestro pueblo, para ello, estoy abocada en una hermosa empresa, que es la ampliación del Dispensario "Dr. Luis Ramón Arédez", en un barrio muy carenciado de la ciudad de Libertador General San Martín. Mi objetivo es poder instalar un consultorio odontológico, porque la demanda para la atención de los habitantes de estos barrios es mucha, y nos encontramos con que la crisis, también llegó a la salud.
Es por eso que busco la provisión de elementos básicos -medicamentos, elementos de primeros auxilios y de odontología-, para arreglos primarios, para poder seguir con el funcionamiento de este Dispensario que tanta falta hace en este pueblo, donde vivo.
Invito a las personas que quieran colaborar con este proyecto, a visitarnos, comunicarnos y ver el uso que se le da a su ayuda.
Desde ya muchas gracias.
Olga del Valle Márquez de Arédez
vallemar71@hotmail.com
Queridos amigos, queremos compartir con ustedes la alegría de haber estrenado nuestra película.
Luego de la primera semana de proyecciones les contamos que tuvimos excelentes críticas y concurrencia de público. Hemos logrado el récord de espectadores en el cine Gaumont desde que se inauguró como sala del INCAA.
Agradecemos a todos los espectadores, e invitamos a quien todavía no la haya visto a acercarse a cualquiera de las cuatro salas en las que se proyecta Sol de Noche.
Muchísimas gracias y esperamos difundan este mail a sus amigos.
Norberto Ludin Pablo Milstein Director Director Cines Hoyts Abasto, Showcase Belgrano, Village Recoleta y Gaumont La Azotea producciones Presenta Sol de Noche La historia de Olga y Luis Porque hay historias truncas.
Porque hay historias plagadas de mentiras, historias silenciadas.
Y todas ellas esperan para ser contadas.
Cines Hoyts Abasto, Showcase Belgrano, Village Recoleta y Gaumont
Sol de Noche, la historia de Olga y Luis, el largometraje dirigido por Pablo Milstein y Norberto Ludin, y producido por el periodista, Eduardo Aliverti, se estrenó comercialmente en Buenos Aires el Jueves 21 de Agosto. Por primera vez el cine argentino relata un hecho ocurrido en el interior profundo del país durante la dictadura militar. El film cuenta la vida de Olga Arédez. Una mujer que cada jueves, sola, ronda la plaza del pueblo de Libertador Gral. San Martín (en la ciudad de Ledesma) reclamando por el destino de su esposo, médico del lugar.
El film es el único documental que la industria cinematográfica exhibiò en las salas jujeñas en este 2003.
Sol de noche fue presentada en Europa en diversos Festivales internacionales donde ha recibido importantes premios, por lo que llega a Jujuy precedida de un exitoso camino y con una crítica que le reconoce su valor histórico y testimonial y su aporte a la construcción de la memoria colectiva.
Premios y participación en Festivales El film ha sido premiado como mejor documental en el "Festival Internacional Tres Continentes del Documental" y en el "DOCUMEDH" (Festival Internacional de Documentales de Derechos Humanos). Además ha participado en los siguientes festivales internacionales: Semana de Valladolid (España), International Documentary Film Festival (Taiwán), Latino Film Festival (Los Ángeles, USA), International Film Festival (Ajijic, México), Festival de Cine de España y América Latina (Bruselas, Bélgica), Festival Latino de Cine (Trieste, Italia), Latin American Film Festival (Londres, Inglaterra), Global Vision Film Festival (Edmonton, Canadá), Festival Internacional de Cine (Montevideo, Uruguay), Festival Dei Diritti (Ferrara, Italia), Cinéma du Réel (Paris, Francia), ViewPoint Documentary Film Festival (Gent, Bélgica), Festival Internacional de Cine (Mar del Plata, Argentina), Zinebi (Bilbao, España), Festival Internacional de Cine Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España), One Word International Film Festival (Praga, Rep. Checa), Jornada Internacional de Cine y Video (Bahía, Brasil), 6th. Internacional Film Festival of the Americas (Texas, USA), 6° Festival de Málaga - Cine Español (España) y FIDOCS, Festival Internacional de Documentales de Santiago (Chile).
Fuente: www.paginadigital.com.ar
Sol de noche (2)
Por Yvonne Yolis
"Ningún entierro es cualquier entierro. Ningún hombre es cualquier hombre." Olga Arédez lo sabe desde el día en que desapareció su marido. Como en la leyenda que recorre los campos de Jujuy, que dice que "hay hombres que son tragados por la tierra antes de la cosecha para que ésta sea buena", el Dr. Luis Arédez desapareció repentinamente, nunca fue encontrado, ni pudo ser enterrado por sus seres queridos. Y aunque su ausencia nada tiene que ver con aquel mito campesino, su vida y su muerte estuvieron íntimamente relacionadas con la historia de esa provincia, con esas tierras azucareras, sus trabajadores y sus gobernantes. Sol de noche es la historia de Olga y Luis. Pero para contar qué hizo este médico (junto a su mujer) en el noroeste del país, por qué luchó por los que menos tenían y cómo fue desterrado por los poderosos de turno y desaparecido por la última dictadura militar, el film debe hablar de una región entera, de su idiosincrasia y de los intereses económicos que estaban en juego en el territorio del ingenio Ledesma.
A partir de allí, y guiada por la voz en off de un narrador–que es el periodista Eduardo Aliverti (también productor ejecutivo de la película)–, Sol de noche va intercalando los hechos históricos con los aspectos más personales de sus protagonistas. La Historia en primera persona resulta más poderosa y elocuente que la Historia en general. Por eso, en Sol de noche se decide hablar de la represión genocida de los militares argentinos desde la trágica "Noche del apagón" de Ledesma (en la que se llevaron a 400 pobladores para torturarlos), y de la vida de Luis desde el recuerdo de Olga. Cómo ella lo acompañó y apoyó durante años, cómo se quedo sin él. Cómo marcha sola cada jueves, desde hace más de veinte años, por la plaza del pueblo Libertador General San Martín, con su pañuelo blanco (el que identifica a las Madres de desaparecidos) y su pancarta. Es su forma de lucha y de recuerdo. La imagen más potente y conmovedora del film.
El film está dividido en seis capítulos titulados "Olga y Luis", "Olga y sus hijos", "Luis", "Golpe de Estado", "Democracia" y "Olga sola". En cada uno de ellos se hace hincapié en una parte de esta compleja trama en la que se mezclan la vocación de Luis Arédez por ayudar a los habitantes desprotegidos, la presión de la poderosa empresa dueña de la mitad de la ciudad para mantener su imperio feudal, y el plan de aniquilamiento de la dictadura.
Pocos relatos alcanzan para sintetizar y contraponer las diferentes posturas: Olga, por supuesto, que fue partícipe de cada acto y va reconstruyendo los hechos en los que se vieron involucrados ella y su marido. Dos de los hijos del matrimonio Arédez, cuyos recuerdos aportan una gran cuota de emoción. El ex gerente de Relaciones Públicas de la azucarera Ledesma, del que basta escuchar dos o tres frases pronunciadas con orgullo o desdén, tales como "hay que saber coimear", "yo eché a más de 10 mil hombres" o "era un mediquito zurdo", para comprender el pensamiento siniestro de la empresa a la que representa. Y el cura del pueblo, un español con pensamientos retrógrados para el que todos eran "comunistas", que pondera a la cárcel porque "allí a Luis le enseñaban la Biblia y el amor a la sociedad", y que afirma sin despeinarse que "los hijos de los que iban a llorar a la iglesia desaparecían por la mala educación que les habían dado los padres".
A los testimonios y entrevistas se suman otros dos recursos propios del formato documental. Las fotos familiares, cuando media el relato y urge la necesidad de ponerle un rostro al doctor Arédez. Y las imágenes de archivo, que recuperan algunos momentos muy puntuales como el primer comunicado del dictador Jorge Rafael Videla, el 24 de marzo de 1976, o la asunción presidencial de Raúl Alfonsín, en 1983. Del pasado al presente, algunas escenas se reiteran, se completan y se van resignificando a lo largo de la película: las que ilustran los preparativos de la marcha que lidera Olga, cada aniversario del "Apagón", y las vistas panorámicas del Ledesma, con sus incansables chimeneas de humo.
La de Olga y Luis es una historia dura, pero Sol de noche está construida y narrada de tal manera que su efecto es lento, acumulativo y, por cierto, contundente al fin. La película es franca, comprometida con lo que cuenta, no escamotea la verdad pero tampoco golpea sino de manera sutil, fuerte pero nunca inesperada, efectista o con golpes bajos. Para lograrlo, Sol de noche va de lo general a lo particular: comienza adentrándose en el trabajo de los zafreros de Jujuy, describiendo, por ejemplo, el olor insoportable de la caña de azúcar de la ciudad; para terminar relatando la desaparición de Luis y la lucha, muchas veces solitaria, de Olga.
Hay varios logros más en este segundo largometraje documental de Pablo Milstein y Norberto Ludin (Malajunta, 1996). La música original de Pablo Green y Julio Kladniew, que ilustra con sus melodías momentos de miedo, tensión o simplemente un hecho en particular o un lugar. Y la voz en off, cuyos textos son claros, sencillos: el escritor Marcelo Birmajer supo darles forma para que no dijeran ni una palabra de más ni de menos, y para cargarlos de sentido y emoción.
Decisiones estéticas aparte, el mayor acierto de los directores es haberse acercado a esta historia –que no deja de tener vigencia con tantas heridas aún abiertas–. Habernos acercado a Olga, a su vida y a su presente, tan particular, tan ligado a su pasado y a Luis.
Fuente: www.cineismo.com
Entrevista a Norberto Ludin, codirector de "Sol de noche"
"Sol de noche" cuenta la historia de Olga Arédez, una madre de la provincia de Jujuy, que cada jueves ronda sola la plaza del pueblo Libertador San Martín, también conocido como Ledesma, en forma de lucha y recuerdo por uno de los hechos más terribles que se dieron durante la dictadura: la famosa "Noche del apagón", cuando el ejército en cooperación con gente del ingenio Ledesma secuestraron a 400 personas, entre ellos a Luis, el marido de Olga, que alguna vez fue intendente de ese pueblo y que hasta el día de hoy continúa desaparecido.
Toma 1: ¿Cómo encontraron la historia de Olga y Luis?
Norberto Ludin: Después de hacer "Malajunta" en el ´96, comenzamos a proyectarla en distintos lugares, y nos llegó la información de que existe esta historia a través de Beatriz Zardain, porque ella ya la conocía a Olga y tenía contacto con nosotros. Nos contó que Olga está en un pueblo, en Ledesma y decidimos hacer un primer viaje para conocerla. Fuimos más o menos unos diez días y al llegar a Ledesma nos dimos cuenta cómo era el lugar y, al conocer a Olga, vimos que realmente había una historia para contar. Desde ahí decidimos encarar el proyecto y cuatro años después lo terminamos.
T. 1: En "Sol de noche" hay dos testimonios muy fuertes, uno es del ex gerente del ingenio y otro es del cura Aurelio Martínez. No vamos a adelantar lo que dicen, pero tiraron barrabasadas del estilo de "por algo será". ¿Cómo lo vivieron ustedes?
N. L.: Por la información que nos daba Olga teníamos una idea de cómo pensaba este señor, íbamos con una idea. Igualmente, hubo una sensación encontrada porque por un lado, da bronca escuchar estas cosas y por otro, como realizadores, sabíamos que estábamos consiguiendo un material muy bueno. Entonces la sensación es: "qué bueno lo que estoy filmando" y "no puedo creer lo que este sujeto dice"
T. 1: Ustedes hacen un gran retrato de lo que es Ledesma hoy y de lo que fue durante la dictadura, ¿qué experiencias encontraron cuando empezaron a laburar sobre el documental? ¿Hubo sentimientos de temor de parte de la gente del lugar por lo que iban a decir en la película?
N. L.: Yo creo que no es temor la palabra, sí había precaución porque por una cuestión lógica todo el mundo depende directa o indirectamente del ingenio, depende para sobrevivir, lo digo en un sentido económico. Quién no trabaja en el ingenio, tiene un pariente o un amigo muy cercano, o trabaja en relación a algo que sí depende de él. Entonces esa precaución es lógica. Hubo muchos testimonios que no pudimos conseguir porque no quisieron hablar de un tema en el que el ingenio estaba involucrado de manera negativa. Más allá de ese temor, este año se cumplieron veinte años de la marcha que organiza Olga, y esta vez a la marcha fueron muchísimas más personas que en otras oportunidades.
T. 1: ¿Hubo aprietes de parte de la gente de Ledesma cuando se supo el motivo del documental?
N. L.: No, no. Simplemente se nos complicaba filmar lo que correspondía a campos y trabajo de los zafreros porque era propiedad privada del ingenio entonces no nos dejaban pasar. Era complicado conseguir ese material, había que ingresar a los campos, armar rápido la cámara y filmar lo que se pudiera antes de que nos echaran. Pero más allá de eso, no hubo ningún apriete.
T. 1: Estuvieron cuatro años dedicados a la edición y posproducción del documental. ¿Por qué tardaron tanto en encontrar la película que querían?
N. L.: Por un lado está el factor económico que es muy importante, porque cada uno de nosotros tiene su propio trabajo, además de éste, que es con el cual vive. Entonces, muchas veces había que ocupar el tiempo en eso y no en la película. Pero durante el montaje de "Sol de noche" hicimos varias versiones, ya no me acuerdo cuántas, porque se presentaban distintos problemas o mejor dicho, distintas cuestiones. La mayor era contar una historia que transcurre a lo largo de cincuenta años en la vida de Olga y de Luis y había que contarla toda en tiempo presente con personajes de la actualidad, entonces bueno, eso presentaba una complicación. Además, nuestra intención era quedarnos en Jujuy, en Ledesma, y no abrirnos a la historia nacional. Eso también trae una dificultad porque hay mucha gente, sobre todo jóvenes, que no conocen la historia y teníamos que incluir ciertos datos para que se entendiera.
T. 1: A propósito de los jóvenes, tal como hicieron con "Malajunta", a esta película la presentaron en escuelas, exhibieron "Sol de noche" en Jujuy, ¿Cómo fue la experiencia?
N. L.: Sí, decidimos hacer el estreno nacional en San Salvador porque nos parecía una manera de cerrar nuestro propio capítulo de la película. Dentro del marco de ese estreno, pudimos conseguir hacer proyecciones durante la mañana para colegios. Fueron más de 1500 chicos de colegios secundarios. Para nosotros y sobre todo para Olga, fue todo un logro.
T. 1: ¿Cómo fue la reacción de los chicos cuando se enteraron de que el lugar que conocen desde que nacieron tiene esta historia?
N. L.: Desconocían absolutamente todo, eso es lo más llamativo. Notamos mucho asombro, primero porque veían una película filmada en Jujuy, y segundo porque la impresión que seguramente tenían acerca del ingenio, acerca de las personas del lugar, se les modificó completamente.
T. 1: Como con "Malajunta", ¿van a hacer proyecciones para escuelas?
N. L.: Sí, ya hay planeadas para hacer, luego del estreno, estrenos para el interior y después sí, vamos a hacer proyecciones que tienen que ver con el tema educativo y organismos.
T. 1: La película se exhibió en el exterior ¿Pudieron hablar con Olga acerca de la repercusión que tuvo su historia?
N. L.: Nunca hablamos, después de terminar la película, no tuvimos esa charla de decir "bueno, Olga ¿qué te parece?" Estamos esperando que pase la tormenta del estreno y, ya con más tranquilidad, poder juntarnos de nuevo con ella.
T. 1: La película se estrena en un momento especial del país que tiene que ver con las extradiciones, la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida...
N. L.: Sí, coincidió increíblemente. Además, Olga está juntando material para enviar a España aparte de los testimonios que se escuchan en "Sol de noche". Ella tiene interés en que formen parte de los juicios que se hacen en España. Así que sí, coincide con un momento del país por un lado favorable y por otro, esperanzador.
T. 1: En el caso de Aliverti, ¿cómo se involucró él, además de ser productor ejecutivo? ¿los acompañaba a las entrevistas, por ejemplo?
N. L.: Sí, él junto a Javier Rubel . Sobre todo Eduardo se involucró en la producción periodística y después, durante la posproducción, fue uno de los referentes que buscamos a la hora de pedir una opinión sobre la película.
T. 1: Además, lo veo muy apasionado al escribir u opinar sobre la película.
N. L.: Sí, él está con todas las pilas con la película y moviéndose para que mucha gente la vea.
"Sol de noche" fue dirigida por Pablo Milstein y Norberto Ludin
Entrevista: Hugo Zapata
Fuente: www.toma-uno.com.ar