Cuanta guerra inútil 
envuelta en sombras 
de palabras 
que disparan las armas, 
acallando la voz 
de inocentes lágrimas. 
Cuanto sueño 
que devora el odio 
y que el rió del amor 
ahoga en el agua 
del olvido 
matando los suspiros. 
Y en medio de la nada 
del suburbio marginado 
de miles de almas 
que se acinan en la arena 
defendiendo con su vida 
falacias que los matan. 
Entre tanto ruido 
y humo que se escapa 
nos encontramos amor 
entre tanta batalla 
perdidos en un tren 
que se pierde en la distancia. 
Tu y yo defendiendo 
besos por la madrugada 
acallando deseos, 
de lunas soleadas 
tratando de vivir 
entre absurdos destructores 
que desde un sillón 
defienden sus temores 
destruyendo la vida 
como si fueran Dioses. 
No me dejes amor, 
que siento frió, 
esta trinchera 
donde me han metido 
la quiero vivir contigo 
porque se 
que solo así 
no moriré de hastió. 
Gracias Ana Ocaña Azor

Fuente:blog.Helen Maran.-