Con las primeras luces, en el silencio del alba, el Sol te susurra de nuevo, que otro espectacular amanecer sale a tu encuentro, desplegando ante ti toda su magia, y en su sublime código de amor, a través de su espectro gamma de señales electromagnéticas, un día más, emociona acariciando con resonancias (Shumann) el bello y dulce rostro de la Tierra.
Tal vez no lo oigas, pero tus células en su infinita sabiduría, y gozando con gratitud de esta melodía cósmica, son testigos y reconocen cómplices el silencioso diálogo de amor, en su absoluta e incondicional entrega del Sol a la Tierra.
Es decir, en la armonía e inteligencia del universo del que somos parte, y con el que estamos conectados, se da una interelación entre el sol, los rayos gamma, a través de las resonancias Schumann -entre la superficie de la Tierra y la ionosfera-, y nuestro ADN, nuestro código informático interno. “Tal vez no lo oigas” porque las frecuencias correspondientes a la caja de resonancia por la interacción entre la Tierra y la ionosfera oscilan entre 7,8 ;13 Hz y 20 Hz en el espectro no audible para el ser humano, pero si interactúan con los iones de calcio que son claves en la vida de las células (“testigos y cómplices de este diálogo”), y en particular en las neuronas, modificando la producción de proteinas en el ADN. Esta asombrosa relación es lo que llamamos la relación ionogenomática.
Julia Jiménez (División DKG) StarViewerTeam International 2011-Misterios de la Astrofisica