
CRONICAS DE LA TIERRA
(LA HUMANIDAD Y LOS INTERVENTORES DESPUES DEL EDEN)
Una vez que se consideró que el  proyecto Tierra había fracasado por la propensión de la humanidad  -programada genéticamente-, a la trasgresión e indisciplina; y debido  también a que posteriormente fue descubierta la desatinada actuación de  uno de los siete Sembradores de Vida llamado Gadreel en el interior de  la nave Edén ubicada en un punto de África, el planeta fue abandonado a  su suerte siendo el primero de los ocho planetas seleccionados que fue  descartado del Plan Cósmico.
La  Tierra junto con otros siete planetas había sido seleccionada para  albergar una civilización con un potencial psíquico y espiritual, capaz  de abrir puertas entre las dimensiones, y llegado el momento y el caso,  ser capaz de sincronizar el tiempo alternativo paradójico en el que se  encontraría, con el Real Tiempo del Universo de donde vienen los  Sembradores, Interventores, Guardianes, Vigilantes e Instructores  extraterrestres.
Nuestro mundo  había sido escogido porque hace más de mil doscientos millones de años  murió producto de lluvia meteórica que acabó con la vida inicial del  planeta. Esto permitió que seres de civilizaciones avanzadas recibieran  la autorización de parte de jerarquías cósmicas como para venir aquí y a  otros siete planetas similares, ingresando a través de pliegues  cósmicos o portales interdimensionales, viajando a través del tiempo y  del espacio.
El tiempo en el  universo es como un espiral ascendente. En un determinado momento de ese  desenvolvimiento la Tierra murió, pero el tiempo y el universo  continuaron. Fue entonces que se decidió experimentar aquí, por lo que  vinieron antes de que la Tierra muriera e impidieron que muriera,  creando así un tiempo alternativo aparentemente irreconciliable con el  tiempo real.
Volviendo al relato  de Edén, el Sembrador Gadreel fue castigado, siendo exilado en la misma  Tierra, refugiándose en el mundo intraterrestre, sembrando dicho mundo  con seres de su creación, los cuales seguirían cumpliendo con inducir al  ser humano el consumo de toda clase de plantas alucinógenas, como  supuesta y a la vez engañosa vía de protección a toda clase de  acechanzas, y para facilitar su contacto con estos seres y lograr de  ellos sus favores, los cuales serían siempre cobrados a muy alto precio:  el pago finalmente sería la dependencia, el bloqueo natural de  facultades y la gradual autodestrucción del propio ser humano.
Surgió  así una variedad peligrosa de mal llamados elementales o espíritus de  la naturaleza, distintos al naturalmente existente producto de la  evolución espontánea de la energía y de la conciencia planetaria. Estos  seres bajo ciertas condiciones llegan a materializarse, situación  impensada para los que son producto del proceso natural. Pero no todas  estas entidades tienen una tendencia hacia el mal. Siendo nuestro mundo  parte de un universo donde prima la dualidad, existe la tendencia hacia  ambas direcciones de la polaridad en todos los seres. Por ello hay seres  también benéficos refugiados en el mundo intraterrestre.
Al  poco tiempo del abandono y del olvido al que fue sumido el planeta,  llegaron naves a nuestro hábitat, declarándolo tierra de nadie, lo cual  les permitiría extraer una variedad de metales, entre ellos oro. Pero el  oro de la tierra no era de la calidad y refinamiento que se necesitaba  para crear 12 discos a manera de espejos metálicos, de un oro casi  traslúcido, que conectados entre sí, a través de un treceavo más grande,  y que los ensambla a todos, debían ser ubicados en puntos estratégicos,  para que pudieran plasmar un rumbo de conexión con la puerta cósmica de  regreso al Real Tiempo del Universo, así como facilitar una energía  portadora capaz de abrir puertas entre las dimensiones.
Para  la confección de dichos discos se requirió de la combinación de varios  metales, siete precisamente, conocido como proceso alquímico. Pero no  era suficiente la mera aleación de los metales, se requería que en su  fabricación interviniera la combinación de voces y sonidos, mentes y  corazones del planeta y de éste tiempo alternativo.
Los  interventores del Plan Cósmico -como dijimos- centraron su atención  sobre ocho planetas de categoría UR, de cuatro galaxias escogidas de un  grupo local, limitando el área de experimentación, al ingresar a través  de pliegues cósmicos en un Tiempo Alternativo, que se creaba en la  medida en que se entraba en él. Al ingresar iban dejando atrás una  puerta que rápidamente abrió otras, convirtiéndose en varias, llegando a  ser siete en el cosmos, y no menos de doce en la tierra,  confundiéndolos y arriesgándolos a perderse en el caso de escoger el  portal equivocado. Porque solo una es la correcta para volver a su  tiempo y momento.
Cada uno de los  trece discos ha impedido por un tiempo que se abran más portales. Pero  con la cercanía al Giro del Tiempo, y la activación de los centros, los  discos están dando paso a aperturas mayores hasta que todo el planeta  sea absorbido por un solo mega portal.
Los  Veinticuatro Ancianos de la Galaxia y los Nueve de Andrómeda, que son  el gobierno de nuestra Galaxia y del conjunto o Grupo Local, sabían lo  que significaba enviar a los experimentadores a ésta otra realidad, y a  propósito lo previeron para que quienes llegaran a los planetas de  intervención no pudieran echarse atrás, impidiéndoseles volver de  inmediato sin completar su tarea, obligándoles así a que tuvieran el  debido interés de que el proyecto alcanzara el éxito. Por ello los  Sembradores, los Guardianes y Vigilantes, y los Instructores seres de  4,4 esto es con cuerpos de cuarta dimensión, consistentes pero a la vez  ligeramente más luminosos que los nuestros y con una cuarta dimensión de  conciencia, pagaron el precio del ingreso, con un trauma de olvido  parcial, que llamaríamos desorientación.
Los Mayores y Mentores que son de 6,6 no tienen corporeidad física, y se proyectan al Tiempo Alternativo, pero no están en él.
Las  siete puertas son como los siete sellos, para ubicar a la puerta  correcta había que usar a la humanidad o dejarse guiar por ella de  regreso a casa, acompañando su despertar. Pero esto vendría a entenderlo  mucho tiempo después los interventores.
Originalmente  no se uso a los seres humanos de la tierra para el trabajo de las  minas, pero posteriormente algunos grupos humanos primitivos y  posteriormente los conocidos como Neandertales fueron empleados, o más  bien diríamos esclavizados para esas funciones sin ningún remordimiento.
Paralelamente  a todo esto la humanidad en contacto con lo intraterrestre y con los  elementales avanzó pero de una manera desordenada, conectando fácilmente  con distintas esferas y planos. Desde hace unos 80,000 años la raza  negra originaria del planeta, llamada Lemuriana y la mejor adaptada al  planeta, empezó a refinarse y destacar, siendo capaz rápidamente de  construir una escalera al cielo, físicamente a través de una  civilización con cultura propia, mentalmente con un entendimiento de las  cosas y espiritualmente con la percepción de la existencia de los  universos paralelos, planos y dimensiones.
En  aquel entonces los humanos se conocían a sí mismos, y se entendían  entre ellos mentalmente, como en un solo idioma y también se comunicaban  usando el lenguaje de las aves, sonidos a manera de silbidos, imitando  el canto de las aves. Todo esto aunado al final de un ciclo cósmico de  casi 26,000 años que creaba las condiciones ideales para hacer la  sincronización de los tiempos, puso en alerta a quienes dirigían el Plan  Cósmico.
Se había logrado el  avance de la humanidad en un tiempo sin tiempos, al margen de la  observación, supervisión, control y guía de los interventores; y todo  ello era inaceptable. El proyecto había sido dispuesto para que fuese  una enseñanza y significara un aprendizaje para los extraterrestres, y  no podía o debía resultar exitoso sin la presencia, seguimiento y  observación cercana de los interventores; además, porque se corría el  riesgo que sólo la humanidad de la Tierra diera el salto y se quedaran  los extraterrestres atrapados en aquella otra realidad. En tal sentido  hubiéramos pasado nosotros, pero no ellos, Por tanto se decidió bloquear  la posibilidad de lograr un éxito inmediato, haciéndole olvidar al ser  humano el conocimiento y recuerdo de sus facultades, produciendo en él  un terrible adormecimiento y retroceso. La clave para recordar estaría  en el nombre secreto de cada uno, también conocido como “Nombre  Cósmico”, que funcionaría como una llave personal e intransferible,
El  siguiente paso que se tomo fue el de retomar la Tierra como parte  activa del proyecto porque de los otros siete planetas escogidos, tres  se destruyeron totalmente y cuatro se estancaron por el exceso de  cuidados y dependencias. El único planeta en el cual los  experimentadores habían perdido el control sobre el experimento, y las  posibilidades estaban dadas para lograr un buen resultado, era la  tierra.
Hace veinticinco mil años  dos grandes civilizaciones fueron enviadas en calidad de Guardianes y  Vigilantes. Unos procedían de Orión y otros de las Pléyades. El jefe de  los oriones se llamaba Satanel, y su aspecto era reptiloide. Pero no  todos los oriones son así, porque es una constelación que abarca varios  planetas y civilizaciones, muchos de ellos son de aspecto muy humano.
Hubo  un momento en que Satanel consideró que como las energías del planeta  eran tan violentas, y su humanidad era impredecible, resultaba insegura y  peligrosa la situación porque podía poner en peligro el orden  establecido, por lo que era riesgoso usar a la humanidad o dejarla  actuar espontáneamente. Más bien habría que neutralizarla y en todo  caso, sino hubiese otra alternativa: dirigirla.
Satanel  pertenecía al linaje cósmico de los llamados “Serpiente”, un linaje de  las estrellas que se consideran a sí mismos con derecho a gobernar el  proceso de éste planeta, al cual también están atados. Las actitudes de  éste Orión y de un grupo de sus seguidores llevó a la Confederación de  Mundos a una tensión tal que se desató una verdadera guerra, cuyos ecos  aún resuenan en ésta parte del universo.
Finalmente  los disidentes fueron sometidos, y remitidos a la Tierra como  deportados. Semejante decisión no hacía otra cosa que asegurar más la  posibilidad de reconexión entre los tiempos. Por ello se permitió. Unos a  favor y otros en contra de un proceso, pero todo en un área controlada y  observada. Además, originalmente se había previsto que hubiese toda una  situación de fuerte presión sobre las civilizaciones escogidas para el  experimento cósmico, la presencia de ellos sería la presión.
Aunque  no todos los oriones participaron de la disidencia, los que se  mantuvieron fieles al Plan Cósmico y a la Hermandad Blanca del Universo,  se les reemplazó por seres de Sirio, de Can Mayor quienes junto con los  Pleyadianos quedaron como Guardianes y Vigilantes.
Los  oriones seguidores de Satanel, por ello llamados “satánicos”,  consiguieron desde nuestro planeta influenciar psíquicamente sobre los  pleyadianos, quienes se vieron afectados por la sensualidad del planeta,  cometiendo la grave trasgresión de tener contacto sexual con los seres  humanos. Los mestizos producto de esta relación son los que conocemos  como los “Atlantes”.
La intención  de los disidentes al propiciar todos estos desaciertos era poder  reencarnar a través de los atlantes, para escaparse de la Tierra, o  apoderarse de ella; o llegado el caso destruirla; sólo que el problema  que se presentaba a la hora de encarnar en éste mundo, es que todos  enfrentamos un proceso de olvido. Olvidamos quiénes somos, de dónde  venimos, hacia dónde vamos y por qué estamos aquí; y eso era un  inconveniente insalvable.
El mal  uso que hicieron los atlantes del conocimiento recibido de sus padres  extraterrestres, los llevó a su autodestrucción. Muy conveniente para  aquellos atrapados en nuestro planeta. Pero la destrucción no fue total  como ellos hubieran querido, pero sí afectó el último periodo de la  Lemuria, llamado “MU”, haciendo que los murianos fuesen evacuados por  los pleyadianos desde la Antártida donde su historia, y sus adelantos  quedaron enterrados bajo el avance del hielo, siendo remitidos hacia  Mesoamérica, dando posterior surgimiento a la civilización Olmeca.
Una  de las particularidades de la humanidad en comparación con los  interventores es que nosotros somos capaces de anticipar el futuro, esto  es, que tenemos potencialmente la capacidad de la premonición y de la  precognición. Los visitantes al ingresar en el tiempo alternativo sufren  una desorientación que les impide anticipar y captar hacia delante los  sucesos futuros. Todas sus previsiones se basan en cálculos de  probabilidades, estadísticas, proyecciones especulativas y todo lo que  puedan llegar a enterarse a través nuestro. Por tanto los  extraterrestres que vienen a la Tierra por actuar en un tiempo diferente  al suyo, sólo conocen el pasado, el cual han venido ocultando por las  implicancias del mismo. Conociéndolo seríamos conscientes de nuestras  potencialidades, de nuestro rol y misión en el concierto de los mundos,  así como conoceríamos a nuestro oponente, sus debilidades y  limitaciones. Sólo que éste conocimiento sin estar preparados nos haría  más mal que bien.
Para subsanar  las consecuencias de las tragedias de Atlántida y Lemuria, a la vez que  darle una nueva oportunidad a la humanidad que ya había demostrado su  potencial capacidad de lograr los objetivos iníciales fundamentales, se  decidió acelerar los procesos, pero esta vez bajo el estricto control y  supervisión de los interventores.
Es  en éste tiempo que se decidió enviar a los Instructores Planetarios,  que en número de 144 visitaron distintas partes de la Tierra, y  depositaron parte del conocimiento, supervisando cada cierto tiempo el  desenvolvimiento del mismo.
Las  mujeres terrestres por su natural predisposición a canalizar y orientar  las energías planetarias a manera de antena, recibieron de los seres de  Sirio un conocimiento de primera mano consistente en la forma de  aplicación práctica de las Leyes y Principios Universales, lo cual las  transformó rápidamente en sacerdotisas de la diosa madre, que no  significaba otra cosa que ser representantes del espíritu planetario o  de los aspectos femeninos del Creador.
Por  ello, en el Mito de Osiris, Isis es la diosa hechicera capaz de  resucitar a su marido, el cual representa la humanidad sacrificada en el  ciclo anterior. Ella transformada en ave (se desprende de su cuerpo y  busca a su marido en los planos sutiles, como ocurre con los médiums en  el espiritismo), revolotea alrededor del cuerpo del esposo asesinado,  devolviéndole mágicamente y sólo por unos instantes, a la vida para  engendrar el que restaurará el equilibrio.
Las  poderosas energías planetarias pusieron a prueba a los Vigilantes que  dividieron por secciones el planeta, creando áreas de influencia según  los mundos, a manera de feudos, despertándose la agresividad entre ellos  y entrando en franca y violenta competencia. Los extremos de tensión a  los que se llegó fueron tales que requirieron de la intervención de  seres ultraterrestres para poner orden. En medio de semejante caos  reinante la labor de vigilancia dejo mucho que desear, relajándose y  tomándose una coladera de visitantes inoportunos e inadecuados.
Para  ayudar al planeta, a la humanidad y al Plan sin morir en el intento,  luego de los 144 Instructores Planetarios, y como una forma de poner  orden a las disputas generadas, los Vigilantes accedieron a la llegada e  instalación de la Tierra de la “Hermandad Blanca”, que consistió en  treinta y dos seres de diferentes mundos que se ubicaron en el desierto  del Gobi en la Mongolia y se hicieron cargo de relevar a los  instructores iníciales y limitar la participación de los Vigilantes en  el proceso planetario. Además, se hicieron cargo de los Discos Solares,  los Retiros Internos y de la vigilancia de los Portales  Interdimensionales que se encuentran abiertos de manera natural en el  planeta; y de cuantos podrían llegar a abrirse en la medida en que nos  fuéramos acercándonos al final del ciclo cósmico.
Con  el Cristo que se manifestó siete veces a lo largo del proceso  planetario, se ubicó la puerta correcta de reconexión con el Tiempo  Real. La apertura del séptimo sello coincide por tanto, con el ascenso  del planeta y la humanidad a la cuarta dimensión, así como con el retomo  del Cristo como la manifestación del espíritu de compasión, caridad, y  fraternidad, sólo que su manifestación requiere de un estado vibratorio  superior en la humanidad basado en el amor incondicional a través del  perdón.
Seres como el mago  Merlín, que eran híbridos entre extraterrestres y humanos conocían ambas  direcciones del tiempo, y por ello fueron convocados a ser los  guardianes de los discos solares y de las puertas cercanas a estos  reemplazando a los extraterrestres.