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jueves, 3 de marzo de 2011

Xuan Pablo González - La Voz del Inkarri.-

Entrevista Exclusiva - Débora Goldstern

Xuan Pablo González
"La voz del Inkarri"
Entrevista Exclusiva
Débora Goldstern©

Del autor que hoy inaugura la segunda entrevista del año en Crónica Subterránea, tomé conocimiento a través de mi investigación del coronel Percival Fawcett, quién perdería la vida en el Amazonas buscando la mítica ciudad “Z”.

Durante la realización de aquel trabajo, la figura de Xuan Pablo González emergió como una voz nueva y refrescante, sorprendiéndome además gratamente al saber que un compatriota elevaba viejas banderas literarias, algo impensado teniendo en cuenta la Argentina del presente. Ese primer impacto me llevó en su momento a contactar a Xuan Pablo González, y del cual seguí pendiente a través del tiempo, con la publicación de cada uno de sus libros.

Pero la elección de Xuan en Crónica Subterránea tiene también un motivo personal, y es que creo su obra refleja una de las ideas centrales que dan vida este blog, y que consideramos nuestro sello de marca. No en vano decimos: “Los Andes están hablando”.

Atienda el lector.


El primer libro que llegó a mis manos fue Rompecabezas de la ciudad perdida de Esteco. En aquel primer acercamiento me llamó la atención la forma de emplear el lenguaje, una escritura que atrapa desde sus inicios llevándote a comprometerse de inmediato con la historia narrada. ¿Cómo surge ese proceso creador?

-Bueno, desde mis anteriores libros puedo decir que hay una búsqueda en mi trabajo de renovar el lenguaje: si lo vemos cronológicamente, mi primer libro, Leyendasurevoluzión (2003), es un libro de ruptura del lenguaje, desde el título, un poco por la influencia de lecturas (digamos las vanguardias literarias como el surrealismo, dadaísmo, modernismo, etc.), y otro poco por búsquedas y experiencias personales, principalmente a través de los viajes exteriores, en este caso por Sudamérica; e interiores, es decir por la influencia de plantas que son llamadas alucinógenas. Pero mientras en Leyendas… la ruptura del lenguaje era un tanto anárquica, a partir de mi segundo libro Alucinaciones Salvajes Proyectadas (2004), mi escritura toma una dirección más concreta, donde se mezclan tanto las lenguas indígenas, como el estudio del castellano antiguo, y las diferentes hablas actuales y populares del castellano mestizo de Latinoamérica, que alguna vez me gustó verlo como americastellano o indoespañol, diferenciándolo del castellano o español de España. Rompecabezas… (2005) sigue entonces la búsqueda de Alucinaciones, profundizando aún más la misma línea, pero con una pequeña o gran diferencia: Alucinaciones es un libro escrito en Centroamérica, con la influencia del maya, del náwatl, y otras lenguas indígenas de ésa región del continente, y Rompecabezas en cambio es un libro escrito en el noroeste argentino, y el kechua es la lengua originaria que predomina con sus influencias en la novela.

Me acuerdo que una vez en Centroamérica leí un libro de Mario Payeras, un intelectual y guerrillero guatemalteco que decía que era la tierra la que creaba el lenguaje: es decir que de acuerdo dónde uno esté físicamente, así será su leguaje.

Un rasgo distintivo en tu obra, son los innumerables viajes que te llevaron a sondear una y otra vez el paisaje latinoamericano. Digamos que gran parte de tu trabajo requiere de una interacción in situ, lo cual agrega un valor extra a toda tu construcción. El mensaje sería: imposible evocar aquella “otra historia” sin acercarse a los lugares involucrados en su desarrollo. Hablemos de esos periplos.

-Bueno, creo que en parte la respuesta anterior completa ésta: primero fue un viaje largo por Sudamérica de donde nace Leyendas…, después otro viaje largo por Centroamérica, que da vida a Alucinaciones…, después un nuevo viaje por el NOA que da lugar a Rompecabezas…, y pese a que los viajes fueron anteriores, en un libro posterior Psicodelianarkocorrida (2007), también aparecen marcas de mis viajes por el norte de África y Europa, y la influencia de lenguas de esos lugares…

Por otro lado podría decir que cada vez que emprendí un viaje, sentí como un llamado de esos lugares a donde viajaba, como invitándome, a vivir nuevas experiencias y a aprender.

La América antes de Colón siempre se miró desde la Argentina como una problemática ajena, y a la cual nunca quiso vincularse, salvo en contadas ocasiones. Con los sucesos del 2001, esa óptica muta en forma radical, y surgen voces noveles más conscientes de esta realidad. Hay como un renacer de ciertos ideales olvidados, que otra vez ganan mayor protagonismo. ¿Sentís que estamos ante un verdadero cambio, o tan solo son muestras aisladas?

-Creo que el cambio es verdadero y profundo: los pueblos andinos hablan del Pachakutik, del kechua Pacha= Tierra o Espacio-Tiempo, y kutik= cambio, vuelco o revolución. Es decir, estamos frente a un verdadero cambio o renovación del Espacio-Tiempo actual. Visto desde la Amerindia, es decir la América anterior a Colón, eso implica que antiguas sabidurías o conceptos indígenas reaparecen con marcado protagonismo: no hace falta más que ver algunos acontecimientos políticos de los últimos años: el caso de Evo Morales en Bolivia, el de Rigoberta Menchú en Guatemala, o el del Zapatismo en México, por nombrar sólo algunos de tantos, donde lo indígena o lo indio precolombino viene a dar vuelta la realidad de las cosas, o al menos una vieja lectura de la realidad.

Respecto a otras voces –de mi generación- que siento están atentas o influenciadas por estos cambios, en nuestro país puedo citar casos como el de Cucurto (Santiago Vega), Guillo De Pósfay, y Tomás Astelarra, entre otros.


Tus escritos suelen abordar la ingestión de plantas maestras, como el caso de la Ayahuasca, a la cual atribuís una condición casi necesaria para interiorizarse en esa “otra historia negada”. Algunos estudiosos podrían interpretar esta “necesidad”, como un desvío ante la verdadera investigación, aunque estas afirmaciones estarían sustentadas en el tabú que intenta racionalizar la historia, en especial la americana, como un proceso lineal, la cual no necesita de “intermediarios”. Sin embargo, existe una larga tradición que rescata esa forma de comunicación, y en la cual se apela a la Ayahuasca como llave iniciática obligada.
¿Cuál es tu pensamiento?

-Hay varios antropólogos e investigadores (desde Castaneda a Sharon, desde Wasson a Narby y McKenna, entre otros), que han coincidido en la necesidad de conocer y experimentar con las plantas maestras de los pueblos indígenas, si uno quiere acercarse genuinamente a su forma de ver el mundo. La ecuación o condición sería que para conocer una cosmovisión milenaria, que trabaja con plantas chamánicas, hay que vivir la realidad a las que nos llevan esas plantas.

Yo creo que las tradiciones chamánicas del mundo entero nos enseñan sobre la interrelación de las plantas sagradas con ciertos individuos receptores (los llamados chamanes o chamanas, machis, payés, amawtas, etc.), y es de ahí de donde surge el arte y la poesía, en su más amplio sentido. Yo siento que respaldo mi trabajo “literario” en esas tradiciones chamánicas, preservadas sabiamente por los pueblos indígenas de Nuestra América: esas tradiciones que hablan de plantas como la Ayawaska como llave iniciática obligada. También podría decir que yo no hubiera escrito Suenhos…, por ejemplo, sin la ayuda de la Ayawaska y otras plantas sagradas, que te ayudan a comprender o interpretar el mundo.

Por otra parte creo que hay una mirada miope y reaccionaria, no sin cierto prejuicio o malicia, de ciertos investigadores “abstemios” (por decirlo de alguna manera), que parte de la ignorancia, o simplemente de la mala leche. Y esto es producto de una larga incomprensión y persecución a muchos pueblos y plantas, que han convivido armónicamente en el mundo antes de la aparición del pensamiento occidental y cristiano, que es el que provocó y provoca muchos errores destructivos atribuidos a la humanidad.


Además de nutrirse de viajes, y plantas maestras, tu obra destaca por el rescate de las fuentes documentales, lo cual habla de un investigador minucioso así como lector entrenado, revalorizando aún más cada uno de tus trabajos. En un continente donde la documentación pasada antes de la conquista fue casi aniquilada, se erige como esperanzador saber que es posible reconstruir esa historia no visible, lo cual me imagino debe ser una tarea agotadora.
Quizás uno de los libros que más me identifica es Suehhos Tupamaros, donde siento lograste plasmar en forma magistral un universo andino aún emergente, el cual nuevamente vuelve a ser decodificado. Suehnos Tupamaros resulta también una alegoría del mundo interior oculto en América, el cual espera su reparación. ¿Coincidís?

-Bueno, lo de tarea agotadora, realmente nunca lo fue (risas): quiero decir, en lo personal, que investigar exhaustivamente sobre esta otra historia, e ir a bibliotecas o a lo alto de una montaña, o a lo profundo de la selva, lo que logró fue no sólo renovar mi forma de entender las cosas, sino también mis fuerzas para seguir adelante, con los nuevos trabajos que se fueron sucediendo (como Los cuarenta días y las cuarenta noches, mi último libro publicado, o los próximos que hay en marcha: El Mapu del desierto y La lluvia de calabazas de cenizas). Y lo que siento es más bien un agradecimiento, como un regalo, si se quiere, que me dio la Vida. Y en el caso concreto de Suenhos…, lo que siento es que fue un regalo desde lo profundo de los Andes, o desde lo profundo de América, para que yo pudiera transmitirlo.

Respecto a la reparación a la cual referís, estoy totalmente de acuerdo, y tiene que ver con lo que te decía antes del Pachakutik: los tiempos, y la Tierra, este espacio que habitamos se está renovando, y creo que tenemos que abrir nuestros ojos, nuestros oídos, nuestras mentes, nuestras almas, nuestros corazones, tenemos que abrirlos urgentemente. Quedarnos dormidos, sonámbulos, o en la inercia o la apatía, quizás sea el error más grande de nuestras vidas. La Pachamama no va a esperarnos a que reaccionemos. El Pachakutik no va a esperarnos: de hecho ya está sucediendo, y se está manifestando también en terremotos, tsunamis, inundaciones, tornados, etc. Y no es casualidad que Evo Morales esté hablando de que le demos prioridad a los derechos de la Madre Tierra.


Una de las frases que vengo enunciando dentro de Crónica Subterránea, es aquella que dice: “los Andes están hablando”. Al repasar tu obra, se hace patente que la misma obedece a ese llamado, que pocos latinoamericanos parecen comprender. Sorprende a su vez la procedencia argentina del receptor, teniendo en cuenta las dificultades que este tipo de concepciones encuentra dentro del país. La cercanía del 2012 parece estar misteriosamente vinculada a este proceso, lo cual asumo, conllevará a grandes revelaciones inesperadas. ¿Crees en la existencia del llamado andino?

-Sí, sin dudas, y estuve viajando y viviendo regularmente en los Andes, cada vez que pude, a lo largo de los últimos veinte años de mi vida. Podría incluso llegar a decir que mis libros no los escribió un individuo llamado Xuan González, sino que él sólo fue un receptor o una antena que captó el mensaje de los Andes, el mensaje de la Amazonía, y de la Madre Tierra, que nos hablan a todos y a todas, aunque muchos prefieran hacer oídos sordos.

Por otra parte Mario Barrios, un pintor y amawta del norte argentino, que ahora vive en Buenos Aires, él es indio y siempre dice que todos los que nacemos acá en América somos indios e indias, más allá de nuestra piel, sangre o cultura. Un poco retomando el discurso del gran revolucionario de toda la historia latinoamericana, Tupak Amaru, el gran inspirador de Suenhos…. Es decir que aunque los argentinos lo neguemos con el rollo de civilización o barbarie, somos indios.

Y por supuesto coincido en que las profecías del 2012 tienen que ver con el llamado de los Andes, y el llamado de la Pachamama, como lo he escuchado de amawtas andinos que conocí en mis viajes, como José Illescas, Carlos Milla Villena, y Marcelo Zaiduni, entre otros.

Pregunta final y obligada. ¿Qué le recomendaría Xuan Pablo González a las nuevas generaciones que se inician?

-¿Que se inician en la lectura, en las plantas maestras, o en la realidad latinoamericana? Supongo será en la lectura, o al menos en la lectura de la realidad latinoamericana. En este caso lo que recomiendo son actividades teóricas y prácticas (risas). En el caso de la teoría, podría recomendar algunas lecturas, como José María Arguedas, y libros como Los ríos profundos; o César Calvo, y Las Tres mitades de Ino Moxo; o Manuel Scorza, y La tumba del relámpago; o Carlos Castaneda y Las enseñanzas de Don Juan. También el Popol Wuj, los cantos de Nezahualkoyotl y María Sabina, y las crónicas de Phelipe Huamán Poma de Ayala, entre muchos otros. Las pinturas de Pablo Amaringo, y todo el arte y la poesía indígenas, de todo el continente: petroglifos, tapices, pinturas, pirámides, leyendas, mitos, etc. De todos los pueblos: mayas, huicholes, navajos, sioux, aztekas, toltekas, guaraníes, shipibos, kechuas, mapuches, etc.

Por el lado práctico: viajar. Viajes exteriores, e interiores, con las mejores compañías que uno pueda encontrar, y con los mejores guías que uno pueda hallar. Y siempre con profundo respeto, y humildad, escuchando a los mayores, a los taitas y las mamitas, a los abuelitos y las abuelitas, yendo a los sitios sagrados y rodeándose de la Madre Naturaleza, siempre siguiendo los caminos que tienen corazón, como decía Don Juan. Siguiendo el Kapak Ñan, el Camino Correcto, Justo o Verdadero, como decían los inkas.

Xuán Pablo González

Infnitas Gracias!!!