( www.neomundo.com.ar ) Especial/ María Laura Guevara /Agencia CTyS) El reclamo peruano, que lleva años de vigencia, incluyó una demanda judicial contra la universidad norteamericana y, en noviembre pasado, el presidente Alan García, condujo una marcha de protesta en Lima donde tildó de "crimen global" el rechazo de Yale a la repatriación de los restos.
Sin embargo, a principios de febrero, se llegó a un acuerdo.
Según informó el Dr. Víctor Raúl Aguilar Callo, rector de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), la firma del convenio se llevó a cabo el pasado viernes 11 de febrero, como resultado de "una coordinación que se viene realizando con la Universidad de Yale desde el mes de julio de 2010".
En el convenio, se pactó la creación de un nuevo museo y centro de investigación en Cusco, Perú, para albergar y exhibir los valores que serán devueltos, incluyendo piezas de cerámica, herramientas de piedra y restos humanos.
El grupo de restos que serán devueltos a Perú consta de 367 piezas "museables", es decir, con calidad de museo, y 45 mil fragmentos de cerámica, además de restos óseos y tejidos.
Pero la devolución es un proceso que recién está comenzando. "La primer tanda de piezas, alrededor de unas 250, junto con el resto de los fragmentos, deberían estar llegando al Perú a fines de marzo y serán exhibidas en el Palacio de Gobierno hasta aproximadamente el 10 de mayo; luego, serán remitidas a Cusco.
El acuerdo también dispone la colaboración en investigación entre Yale y la UNSAAC, lo que incluye el acceso de los investigadores norteamericanos a los artefactos repatriados.
TRAS 100 AÑOS
La solución al conflicto llega en el mismo año en que se cumple el centenario de la llegada de Bingham a Machu Picchu. El arribo del explorador tuvo lugar el 24 de julio de 1911 y fue en esa oportunidad en la que el profesor de Yale mandó por barco cajas llenas con miles piezas arqueológicas.
Hasta la llegada del acuerdo, la universidad norteamericana había rechazado todo pedido de devolución con el argumento de que estos restos arqueológicos habían sido exportados legalmente y que Perú no tenía base legal para su reclamo dado la cantidad de tiempo que había transcurrido desde el viaje de Bingham.
Al respecto, Agencia CTyS consultó a la investigadora y profesora de Historia del Arte de la UBA y de la UNLaM, Graciela Dragoski, quien explicó que "esta situación es una constante en la historia arqueológica del mundo, ya que Grecia sigue reclamando al British Museum su Partenón; Egipto al Louvre. Es hora de que cada pueblo pueda disfrutar de su propio patrimonio material y simbólico porque forman parte de la identidad de nuestros pueblos".
Los reclamos por la repatriación de objetos arqueológicos van más allá de las piezas en sí. La pelea reside en la recuperación de la historia de los pueblos, de su patrimonio simbólico y cultural.
El rector de la UNSAAC fue terminante al respecto: "La recuperación de estas piezas tiene para nosotros un sentido de reivindicación histórica. Además de que refuerza nuestra identidad y nuestro pasado histórico", consignó.
Para Dragoski, esta devolución es auspiciosa, pero consideró que también debiera ocurrir con el resto de América.
"No puede ser que para estudiar cierta cultura teotihuacana o mejica haya que trasladarse a Washington", sostuvo. En tanto, se mostró esperanzada de que este convenio" sea el puntapié inicial para las infinitas devoluciones que deben realizarse en relación a los pueblos de América y del resto del mundo".
Quienes no están de acuerdo con la devolución, porque consideran que estas demandas están mal guiadas a la luz del saqueo permanente de los sitios arqueológicos, sostienen que sería mejor perseguir a los saqueadores que siguen produciendo destrozos, mientras que este tipo de colecciones se encuentran protegidas en los museos.
Sin embargo, para Dragoski la calidad de protección o conservación de estos museos, no es tal. "Hay piezas diseminadas por todos los museos, inclusive, con epígrafes mal ubicados". Y ejemplificó: "En el museo de Viena, las urnas santamarianas, pertenecientes a nuestro pasado, están mezcladas con otros elementos de culturas peruanas y no están ni siquiera bien catalogadas. Esto es un latrocinio".
Los países que han visto saqueado su patrimonio cultural son, en su mayoría, países en vías de desarrollo.
"Es una expoliación material y simbólica, porque supone que nuestro pueblo no tiene memoria porque se han apropiado de esta producción que forma parte de nuestra memoria. Es decir, no son una pieza más, es parte de nuestra historia. Me gustaría saber qué pasaría en Europa si nos apropiáramos de la Mona Lisa o del David de Miguel Ángel", se pregunta la especialista.
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