Aunque generalmente nos sentimos como la cumbre de la evolución del universo: el hombre es apenas un parapadeo en la faz de un planeta que trasciende por mucho en duración y seguramente en importancia a nuestra especie. Este reloj organizado por el Departamento de Geología de la Universidad de Winsconsin-Madison nos pone en perspectiva, ubicándonos cerca de la medianoche de la historia del planeta: a las 11:58:43, poco más de un minuto: menos tiempo probablemente de lo que tardará en leer este artículo. Seremos quizás como aquellos dibujos que hacen los niños en la arena de la playa que el mar borra
En tan sólo 1 minuto 17 segundos de tiempo –tomando un día como unidad para significar los más de 4 mil millones de años de la Tierra– el hombre ha transformado el ecosistema del planeta. Algunos creen que incluso hasta el punto de poner en riesgo la supervivencia de esta esfera de vida: pero quizás esta sea una forma más del antropocentrismo que nos caracteriza y la Tierra, como un ser se autoorganiza y se autorregula antes acabaría con nosotros: somos tal vez sólo una idea en su conciencia.
Por otro lado tal vez seamos también la idea más sofisticada de la Tierra y de la evolución como energía que se manifiesta en el cuerpo planetario. Una idea peligrosa.