Como si fueran la entrada a la vulva azul de la Tierra, con guirnaldas de luz congelada, formaciones espirales que se enrollan en el vértigo más elegante, las cavernas debajo del glaciar Vatnajökull son uno de los grandes espéctaculos visuales que ofrece este planeta tocado por la chispa divina.
El fotógrafo islandés Skarpi Thrainsson capturó estas magníficas imágenes desafiando las temperaturas casi infrahumanas del invierno y la posibilidad de quedar sepultado en las cavernas de zafiro del Vatnajökull. Sin duda un trabajo que vale encomiar, al traducir el canto de la luz que hace que el hielo obtenga un movimiento seductor, serpentino, que lleva hacia una especie jardín secreto: ahí donde el sol de medianoche sueña embalsamado por las hadas.
Las formaciones de hielo de las cavernas cambian constantemente, lo que hace que fácilmente se derritan; pese a la temperatura, el invierno es la temporada menos peligrosa para visitar estas cavernas, al reducir la posibilidad de que se disuelvan. Sin embargo, Thrainsson recomienda ir con un guía local que conozca bien el terreno, pues otro fotógrafo pereció en una incursión anterior.
En las cavernas visitadas por Thrainsson el suelo es una mezcla de nieve y de cenizas volcánicas del Grímsvötn, volcán que entró en erupción en 2011
El Vatnajökull cubre más del 8% del territorio de Islandia.