Vía: Wellcome Trust | 16 de marzo de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Científicos de la Universidad de Oxford y la Universidad de Chicago han construido el primer mapa genético del mundo sobre la recombinación
 en los chimpancés, esto es, el intercambio de material genético dentro 
de un cromosoma que nos hace únicos. El estudio, publicado en Science Express,
 muestra que este proceso en los chimpancés tiene sorprendentes 
diferencias con el mismo proceso que acontece en el genoma humano.
La recombinación es un proceso biológico que reordena el ADN de los 
padres durante la producción del esperma y los óvulos. Este proceso 
fundamental es compartido por casi todas las formas de vida, pues si no 
se mezclara todos seríamos genéticamente idénticos. La selección natural
 utiliza esta diversidad para impulsar la "supervivencia del más apto", 
seleccionando los perfiles genéticos más ventajosos.
Los investigadores observaron que en el genoma del chimpancé, por 
cada mil bases -las moléculas identificadas por las letras A, C, G y T 
en el ADN- alrededor de una base era diferente. Mediante el análisis de 
estas diferencias en el ADN, fueron capaces de cartografiar dónde los 
eventos de recombinación habían reordenado el material genético de los 
ancestros de los chimpancés y comparar este mapa con los patrones de 
recombinación en los seres humanos de otros estudios.
En este nuevo estudio, financiado por el Wellcome Trust y el National Institutes of Healt, los investigadores encontraron que no había coincidencia en la localización de los 'lugares críticos de recombinación' entre los seres humanos y los chimpancés. Esto
 fue un extraordinario e inesperado hallazgo, dado el 98,5 por ciento de
 similitud entre los genomas de los humanos y el de los chimpancés y la 
amplia similitud a nivel celular y orgánica.
El profesor McVean explica: "La recombinación genética se
 ha comparado a la acción de barajar un mazo de cartas, lo que asegura 
que los niños reciban una 'mano' genética diferente de sus 
padres. Sabemos que en muchos casos la recombinación se produce donde 
está presente una determinada letra 13 de la secuencia; esto es como una
 escalera de corazones, desde el as al rey, determinando dónde cortamos 
la baraja de cartas".
"Debido a que los seres humanos y los chimpancés son 
genéticamente muy similares, podríamos explicar que sólo se puede 
'cortar las cartas' en el mismo punto, pero, de hecho, nos encontramos 
con que esto no es cierto".
La reciente investigación encontró que una proteína llamada PRDM9 se 
une al motivo de las 13 letras de ADN; esta proteína se cree que 
desempeña un papel fundamental en la identificación de los eventos de 
recombinación que podrían ocurrir en humanos y otras especies. Sin 
embargo, el gen que produce esta proteína difiere significativamente 
entre humanos y chimpancés, e incluso dentro de los propios chimpancés.
Los investigadores creen que esto puede explicar la falta de 
coincidencia: la diferencia en el gen PRDM9 es probable que conduzca a 
las proteínas dirigiéndolas a diferentes lugares para recombinarse 
dentro de los genomas del chimpancé y de los humanos.
El profesor Donnelly dice: "Esta es una diferencia 
interesante entre los seres humanos y los chimpancés. PRDM9 es 
potencialmente uno de los genes que más rápido evolucionó desde que los 
seres humanos se separaron de los chimpancés hace 6,5 millones de años 
atrás. Esto es compatible con los estudios que sugieren que el gen 
determina de alguna manera dónde se produce la recombinación...".
PRDM9 ha sido relacionado previamente en la especiación de ratones 
(dos animales similares se definen como especies separadas si no son 
capaces de aparearse juntos para producir una progenie viable). Cuando 
el gen fue anulado en los ratones, ellos se volvieron infértiles.
Aunque los 'lugares críticos de recombinación' difieren en 
cuanto a su ubicación entre los seres humanos y los chimpancés, la tasa 
de los eventos de recombinación es similar en los seres humanos y los 
chimpancés. Sin embargo, el proceso se ha visto afectado cuando los 
cromosomas han sido objeto de reajustes importantes a lo largo de la 
evolución; por ejemplo, el cromosoma humano 2 es una fusión de dos 
cromosomas de chimpancé separados, y esto afecta a la tasa de los 
eventos de recombinación en esta parte del genoma.
Oliver Venn, un estudiante del Wellcome Trust, en la Universidad de Oxford, añade: "Este
 es el primer estudio de un genoma completo sobre la variación genética 
de nuestros parientes vivos más cercanos. Si bien el objetivo de la 
investigación es mejorar nuestra comprensión de la recombinación y cómo 
ha evolucionado, ello podrá decirnos algo acerca de cómo y por qué 
surgen nuevas especies".
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Siempre les ha resultado a muchos sorprendente el alto porcentaje 
coincidente entre el genoma del chimpancé y el del ser humano (98,5 %), 
motivo por el cual no han faltado voces que proclamen incluso la 
identificación de los chimpancés con los humanos (véase a este respecto,
 por ejemplo, el Proyecto Gran Simio), obviando el tremendo y decisivo papel que, a escala genética, supone la diferencia existente (1,5 %).
Es decir, esa diferencia es tan trascendental (tal como vemos en el 
interesante trabajo de investigación que se relata en este post) que 
basta por sí sola para alejar los asombros de los que se hacen gala a 
menudo, y, por supuesto, para rechazar las absurdas pretensiones que 
llevan a equiparar a los chimpancés con el ser humano.
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