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jueves, 8 de septiembre de 2011

RECUERDOS DE UN CORAZON ETERNO. PRIMERA PARTE..-


¿Y TÚ, QUIEN ERES...?.

Soy Raquel y tengo 47 años, pero tu pregunta se refiere a quien fui 20 siglos atrás, ¿verdad?. Yo compartí experiencia con Jhasua, a quien el mundo conoce como Jesús de Nazaret. Yo era hija de un sacerdote del templo de Jerusalem y de una patricia romana, que murió al darme vida a mí. Desde aquél momento, mi padre, a quien quería mucho, me rechazó. Nunca renegó de mí como hija, pero no me dio su cariño. Tenía un hermano, mayor que yo, fruto de una anterior unión de mi padre. Como mi padre no se responsabilizó de mí, los amigos de mi madre, romanos, contrataron a una nodriza, romana también, para que me educara. Yo había heredado de mi madre una fuerte herencia.

¿Y DÓNDE VIVÍAS...CÚAL ERA TU ENTORNO?.

No sabría decirte cómo se llamaba el pueblo, pero se trataba de una aldea muy grande, dividida por un río bastante caudaloso. En la parte norte vivían los romanos afincados allí y judios acaudalados simpatizantes con el imperio. Por ello nunca entendí que mi padre viviera en la zona norte, ya que era enemigo acérrimo de los romanos, y menos aún que se casara con una romana. Y en la parte sur, vivía el pueblo sencillo. En verano, se podía atravesar el río casi a pié, pero en invierno era muy difícil, y era necesario utilizar pequeñas embarcaciones. De todas formas, era difícil pasar de un lado a otro del río, ya que la zona norte estaba muy protegida por los soldados romanos.

¿Y DICES QUE CONVIVISTE CON JESÚS DE NAZARET?. ¿PUES QUÉ AÑOS TENÍA ÉL Y TÚ...?.

Había una diferencia de 11 años. Yo era una niña de 10 años cuando comencé a ir sola por la vida. En mi casa no me controlaban, y mi nodriza era yá mayor, y entre lo despistada que era, y que siempre se estaba durmiendo, yo aprovechaba para disfrazarme y salir a la aventura.

¿DICES QUE TE DISFRAZABAS?.

Pues sí, no me quedaba otro remedio. Por las medidas de seguridad dichosas, me veía obligada a buscar vías de escape muy poco ortodoxas para poder salir de mi propia casa. Si mi padre se enteraba, habría sido capaz de encerrarme bajo llave. Así que aprendí a hacerme disfraces de todo tipo y a descolgarme de las ventanas. Cuando salía de aventura, siempre cruzaba el río y me iba a la otra orilla. La gente que había al otro lado no me gustaba, ya que eran más feos pero sobre todo olían mal, y las calles estaban muy sucias. No te olvides que yo vivía en una zona de influencia romana. Pero en una de mis escaramuzas, al llegar a la zona sur, un día conocí a un joven, como de unos veinte años, que me cautivó con su sonrisa, pero sobre todo por su complicidad, ya que desde el primer momento supo que era una chica a pesar de mis atuendos masculinos.Y me cautivó, y por ello siempre me iba allí.

¿CÓMO FUE TU PRIMER ENCUENTRO CON ÉL?.

Uno de esos días en los que crucé el río furtivamente en una barcaza de comerciantes, ésta volcó por exceso de peso. No hubo grandes repercusiones, pero tuve que alcanzar la orilla a nado yo sola para no ser descubierta. A pesar de mi habilidad con la natación, era una niña de 10 años, y mi fuerza física no era mucha. Si no hubiese sido por él, que me vió, y salió a mi encuentro, habría sido la última aventura.

Me ayudó a alcanzar la orilla y me llevó hacia una campita preciosa, donde comenzaban a abrirse pequeñas flores. Era finales de marzo, creo.

Allí me tumbé para secarme, pero como no hacía todavía calor, él me aconsejó que hiciera ejercicio para no quedarme fría. Y allí empezó todo. Corrimos, saltamos, jugamos y...me enamoré como una tonta. Era una niña, sí...pero el corazón no atiende a edades. Fue mi primer amor entonces, y lo ha seguido siendo siempre.

¿CÓMO ERA FÍSICAMENTE?.

Era muy alto, y eso que yo lo era también. No sabría decirte...pero aproximadamente podría tener una altura de 1 metro ochenta centímetros, que en entre el pueblo judio era una altura poco normal, pero entre los romanos, no era tan extraño. Era moreno claro de piel, con ojos color miel y muy transparentes. Tenía una melenita corta, de pelo un poco rizado, castaño claro, con una nariz considerable aunque muy fina, y labios carnosos. Su constitución era muy atlética, parecida a la de los soldados romanos cuando les veía entrenar en los patios de los palacetes.

Pero a mí el físico es lo que menos me atrajo de él. Fue su sonrisa, su mirada, su voz, su ternura... dime...¿qué tipo de persona podría cautivar de esa manera a una niña de 10 años?.

ALGUIEN MUY ESPECIAL, SUPONGO, PERO EN ALGÚN MOMENTO, CUANDO OS CONOCISTEIS, ¿TE DIJO QUIEN ERA?.

Solo me comentó que vivía allí, en la zona sur, con su familia, pero que se estaba preparando para viajar fuera. Quería aprender cosas nuevas, y además él me decía, que en otros mundos, lejos de allí, tenía muy buenos amigos con los que tenía que estudiar. Estuvimos viéndonos, casi diariamente, durante dos años. Yo le caí en gracia, y siempre venía a mi encuentro. La verdad es que él también me cogió mucho cariño. Durante todo ese tiempo me enseñó muchas cosas. Un día me llevó hasta su casa, pero había mucho alboroto, no me acuerdo por qué, y no entramos. Solo conocí a una hermana de Jhasua, Raquel, de mi misma edad, pero mucho más adelante.

¿A QUÉ SE DEDICABA, EN QUÉ TRABAJABA?.

No sabría decirte a qué gremio pertenecía, no solo él, sino toda su familia, por parte del padre. Formaban como un núcleo, y vivían todos juntos en una parcela parecida a los antiguos corrales andaluces, con varias viviendas alrededor y también en el piso superior al que se accedía por unas escaleras de piedra. Había una cabeza de familia o de clan, que era un hermano de su padre, y se dedicaban todo los hombres al negocio de la construcción. Lo mismo te construían un barco, que una casa, que te hacían planos, carruajes y otras muchas facetas que no recuerdo muy bien. Lo curioso es que Jhasua trabajaba, pero no tenía ningún horario. Había dias en que no le veía el pelo, pues estaba haciendo algún trabajo, y otros, que no pegaba golpe.

¿QUÍENES ERAN SUS AMIGOS?

En aquélla época no conocí a ninguno. Es posible que ni los tuviera, ya que casi siempre me hablaba de sus primos. Eso sí, siempre me decía que tenía muy buenos amigos fuera, con los que quería estudiar, y por ello había planteado en el clan familiar la posibilidad de poder viajar al extranjero para buscar nuevos contratos de trabajo y así poder hacer también lo que él quería.

¿NO TE HABLÓ NUNCA DE QUIENES ERAN ESOS AMIGOS?.

No. Tienes que tener en cuenta que yo era mucho más joven que él. Pero con el tiempo, cuando los dos nos hicimos mayores, me contó más cosas, incluso sus experiencias en viajes a paises lejanos y muy extraños.

¿A QUÉ AÑOS COMENZÓ A VIAJAR?.

En realidad, desde muy niño. Su padre y su tío se lo llevaban con frecuencia con ellos cuando salían al exterior. Pero en solitario, empezó a hacerlo con 22 años. Siempre me acordaré de aquélla tarde de Julio, cuando me dijo que marchaba y que tardaría en volver. Estuvo fuera seis años, que para mí fueron de infierno. Mi único amigo, al que quería con toda mi alma, no estaba. Me sumergí en mí misma y a penas salía de mi casa. Fueron seis años muy duros para mí, donde maduré muchísimo, y donde la adolescencia no existió, ya que de niña pasé a ser una joven de 17 años.

¿CONSIDERAS QUE SU FAMILIA, O CLAN, COMO LO LLAMAS TÚ, ERA DE CLASE ALTA O BAJA?.

Para vivir en la zona sur, eran bastante pudientes. Trabajo no les faltaba, y siempre estaban de aquí para allí, e incluso para viajar se necesita dinero. Yo nunca ví vestido a Jhasua con ricas vestiduras, sino de forma muy sencilla, aunque tejidos siempre buenos. Claro, que también hay que tener en cuenta la forma de ser de él. Estoy segura de que aunque hubiera nadado en oro, seguiría siendo sobrio y sencillo en la forma de ser y de vestir. Clase...pues sus primos eran corrientitos. Solo él destacaba por su elegancia y saber estar. Con el tiempo conocí a su tío, y él también me pareció un hombre muy íntegro y con mucho magnetismo.

¿DE QUÉ HABLÁBAIS CUANDO OS VEÍAIS Y QUÉ HACÍAIS?.

Ya te he comentado antes que durante dos años estuvimos casi a diario viéndonos, salvo si tenía algún trabajo que terminar con urgencia. Tampoco podía hablar conmigo de cosas interesantes, ya que yo era una niña, y él un joven muy cultivado. Cuando yo me hice una mujer, en toda la amplitud de la palabra, ya hablábamos de cosas más serias. Pero por aquél entonces, Jhasua me contaba historias sobre el Universo, las estrellas, que al momento las recordaba y disfrutaba de ellas, pero al día siguiente se me habían olvidado. Me enseño a conocer mi cuerpo, sus sensaciones, percepciones. Me inició en terapias de masajes, pues completaba bastante el conocimiento heredado de mi madre e inculcado por mi nodriza sobre unguentos y pócimas curativas. A pesar de mi corta edad, era muy buena en ello. Jhasua también amplió mis conocimientos al respecto, enseñándome cómo curar a los animales. La verdad es que no era una forma muy ortodoxa la suya. Fue cuando me dí cuenta que tenía dones especiales.

¿ALGUNA VEZ TE HIZO ALGUNA DEMOSTRACIÓN DE ESOS DONES CURATIVOS?.

En muchas ocasiones. Yo, por ejemplo, como me movía mucho, por ello me bautizó con el nombre de Camaleón, me hacía muchas averías en las piernas. El me miraba, se llevaba los dedos índice y corazón a los labios y luego me los ponía sobre la herida, y dejaba de doler, y en minutos, la herida cerraba. Claro, que como te miraba de aquélla manera...,no sentías ni el dolor. Pero también en varias ocasiones, cuando paseábamos por el campo, nos encontrábamos con pequeños animalillos heridos. Y con ellos no hacía lo mismo. Cuando veía a un animal en dificultades, él se inclinaba hacia él, le acariciaba la zona afectada, y sacando un pequeño cazito de barro de su zurrón, lo llenaba de agua y lo dejaba al lado del animal. Y nos íbamos. Yo cuando le preguntaba que por qué dejábamos al pobrecito animal sin curarle, él me decía que de ello se encargarían los hermanos de la naturaleza. Y en una ocasión, para que lo comprobara, volvimos donde el animal, que seguía tumbado en el suelo, le dio a beber del agua, y al momento se levantó brincando y lleno de vida.

Cuando le pregunté qué habia pasado, me dijo que los hermanos de la naturaleza manipulan y enriquecen el agua con sabios remedios, y se la dan a beber al animal. El solo les había pedido el favor.

ANTES ME HAS COMENTADO QUE TE BAUTIZÓ CON EL NOMBRE DE CAMALEÓN...¿POR QUÉ LO HIZO?.

Mira, entre otras muchas cosas, Jhasua era muy puñetero. Por mis circunstancias familiares, me veía obligada siempre a disfrazarme de cualquier cosa para salir de mi casa y andar entre la gente sin ser reconocida. También me hice especialista en trepar y deslizarme por las paredes. Por ello, un buen día, me empezó a llamar “mi camaleón”. A mí me sonaba a gloria ese nombre, sobre todo pronunciado por él, pero al preguntarle qué era un camaleón, tiró por el camino de enfrente, y me enseñó uno. Horrorizada pegué un grito. Lo tomé por un insulto. Era feísimo el animal. El se echó a reir a carcajadas, pero como vió que a mí no me hacía ninguna gracia, me explicó la simbología. Aquello fue también para mí una lección, la de no quedarme nunca con las apariencias y llegar siempre al fondo de las cosas y de las personas.

Confieso que aun hoy día, ese nombre me hace vibrar de piés a cabeza, aunque el animalito en cuestión, sigue sin gustarme.

HAS DICHO ANTES QUE JHASUA ERA UNA PERSONA CULTIVADA...¿QUÉ SUPONÍA EN AQUÉL TIEMPO SER UN HOMBRE CULTIVADO?.¿QUÉ MATERÍAS SE ESTUDIABAN, EN QUÉ LUGARES, CON QUÉ MAESTROS?.

Con la consciencia de ahora, podría contestarte. Pero voy a ser fiel a Camaleón y te lo diré con la consciencia de ella. Mi padre era un sacerdote del templo, pero nunca lo tuve muy claro. Había algo extraño en él. Los demás compañeros estaban en el templo, asistían a reuniones donde discutían sobre el contenido de los textos sagrados y otras muchas actividades. Pero él nunca participaba de ellas. Estaba siempre sumergido en libros secretos y misteriosos que guardaba siempre bajo llave, en planos con líneas y dibujos muy extraños, en pergaminos muy viejos, que si al desdoblar no se iba con cuidado, se hacían polvo. Muy pocos de sus compañeros sacerdotes, tenían acceso a esa documentación. Yo te lo puedo contar porque siempre tenía en la casa algún rincón donde mirar y expiar sin ser vista. Como te he dicho, nunca participaba de esas actividades, pero siempre contaban con él a la hora de tomar decisiones. Yo digo que era sacerdote, porque iba vestido como ellos, pero no por lo que hacía. Yo odiaba a los sacerdotes, porque quería mucho a mi padre, y estaba seguro de que su influencia le habían hecho como era. Con el tiempo me dí cuenta que la muerte de mi madre, a la que amaba mucho, le cambió. Hoy es el día que todavía, cuando recuerdo aquél hombre, mi corazón siente un gran amor por él, a pesar de haber sido uno de los enemigos más acérrimos del amor de mi existencia.

Pero sigamos con lo de tu pregunta. Jhasua, las pocas veces que le veía en su propia salsa, siempre estaba como mi padre, entre libros raros y misteriosos, pero sin embargo, nunca le veía en compañía de ningún maestro de los reconocidos entonces. Cuando alguna vez comentábamos alguna historia del pueblo hebreo, él hacia caso omiso a lo que leía, y siempre me daba su versión. Nunca me dijo esto es mentira o no es así...sino que los que lo escribieron y dieron testimonio de ello, lo hicieron con los ojos de la cara, y no con los ojos de la frente y del Corazón. Claro, aquello lo empecé a comprender de mayor. Cuando me lo explicaba yo me preguntaba,¿qué tenemos ojos en la frente y en el corazón? ¡Será verdad cuando tú lo dices!. Y él se reía conmigo, y me decía que un día comprendería, y que haría con la gente lo mismo que él hacia conmigo.

En alguna ocasión le pregunté que dónde aprendía todas esas cosas, y el me contestaba que , desde luego, no en el mismo lugar que mi padre, sino en una escuela que está muy cerca y muy lejos, que está arriba, pero que está abajo, que está fuera, pero muy dentro... Y yo seguía sin comprender, y él mi miraba con mucha ternura. Hoy si que lo comprendo, y le sigo sintiendo tan cerca de mí como entonces.

POR CIERTO, Y CAMBIANDO DE TERCIO...¿CÓMO ERA SU CARÁCTER?.

Vaya preguntita...,pero intentaré responderte lo más fiel posible. Jhasua era un hombre maravilloso, un ser humano de piés a cabeza. Era sensible, perceptivo, amante de la vida, un poco poeta, aunque sus elevados pensamientos no rimaban demasiado. Para él, la amistad era sagrada. Muy responsable con el trabajo, ya que en todo lo que hacía con sus manos y voluntad, buscaba la perfección. Sin embargo, en cuanto a las personas, esa perfección perdía para él interés. Buscaba siempre en ellas lo más íntimo, lo que no se ve pero se escapa por la mirada, por el tono de voz: el corazón.

Era muy idealista, y aunque muy consciente de la realidad en la que estaba sumergido, intentaba y casi siempre lo conseguía, vivir conforme a sus ideales. Ello le acarreó siempre serios problemas, pero tenía una fuerte convicción, un corazón fuerte, pero sobre todo mucho amor, que le daba un toque de locura maravillosa que fue una de las cosas que más me enamoró de él.

También tenía su mal carácter. Como te he dicho antes, era muy sensible, y todo lo que había a su alrededor le afectaba mucho. A veces le provocaban tanta tensión y dolor, que buscaba siempre lugares apartados para desahogarse. Lloraba mucho, pero muy pocos le vieron hacerlo. Yo lo sabía, y años después, cuando intuía que él se escondía en su lugar favorito para aliviar tensiones, me hacía el encontradizo, y con masajes que el mismo me enseñó le aliviaba un poco. Pero en alguna ocasión, descargó conmigo, y su reacción era inmediata. Me abrazaba muy fuerte y me pedía perdón. No entiendo como el hombre le ha puesto en un altar tan alto, inalcanzable, cuando fue un ser tremendamente humano y entrañable, con sus debilidades y bloqueos. Se enfadaba, sí, pero reaccionaba enseguida, y sobre todo cuando veía la injusticia y el egoísmo en los que más tenían que entregar al mundo por su condición y consciencia. Por ejemplo, tenía muchas enganchadas con los suyos, con los que le seguían. Cuando te hablo de él, lo estoy haciendo en pasado. Me corrijo, fue así y lo sigue siendo. Desde niña, con a penas 6 años, entró de nuevo en mi vida, y muy pronto supe qué lazos me unían a él. Ha seguido siendo mi amigo, mi maestro y mi compañero de aventuras, aunque a nivel espiritual, pero también te digo, que hoy, Jhasua, dispone de un cuerpo y vive entre nosotros. En lo más profundo de mi corazón espero y anhelo encontrarme con él, pero es posible que no. De todas formas, sé, que en cuanto le mirase a los ojos y oyera su voz, aunque su cuerpo fuera totalmente distinto, le reconocería.

¿QUÉ SABES DE SU NIÑEZ?.

No mucho. Solo que viajaba mucho cuando niño con su padre y su tío, y algunas veces también con sus primos mayores. Era un niño muy inquieto y despierto. Ellos lo hacían con el propósito de iniciarle en el mundo de los negocios, pero él iba siempre a lo suyo. Siempre hacía amigos allí donde iba, y no eran, por lo que me contaba, personas muy normales y corrientes. ¡Seguro que tan raritos como él!.

¿QUÉ CONOCIMIENTOS TE ENSEÑO SOBRE EL CUERPO HUMANO?.

De niña, cuando me hablaba sobre ello, me contaba historias divertidas, jugando conmigo. No te olvides que tenía tan solo 10 años, pero con el tiempo, y cuando ya me hice una mujer, esas historias divertidas fueron tomando cuerpo y un giro totalmente distinto. Yo misma me había hecho una experta siguiendo los pasos de mi madre. Estudié mucho y experimente también, sobre todo con animales. Jhasua me decía una y otra vez, era como si quisiera que me quedara grabado en el alma, que el cuerpo humano, a pesar de lo grotesco que nos pueda parecer, es el templo más sensible y refinado dentro de la dimensión de la materia, de una maravillosa estrella del universo. A mí me costaba mucho comprender, hasta que un día, en su escondite favorito, creyó oportuno demostrármelo, y sin pensarlo mucho, se levanto del suelo, respiró profundamente y su cuerpo empezó a vibrar. Toda la cueva se iluminó, y él se hizo transparente. Pude ver perfectamente cómo, en su interior, había una gran explosión, y por sus venas corría fuego. Me quedé perpleja, yo me esperaba todo de él, pero aquello era muy fuerte. Vió que no me había alterado mucho, y sin darle más importancia, me explicó que ese fuego y y esa luz los llevamos todos dentro. Es la energía de una estrella, una célula de amor del cuerpo de Dios, del Padre.

En cuanto a la parte más física, los masajes del cuerpo, éstos eran muy parecidos a los que se aplican ahora para relajar y tonificar las distintas partes del organismo. En esas técnicas no ha habido mucha variación. Sin embargo, él los aplicaba con un toque muy especial. Antes de activar sus manos sobre el cuerpo, estaba unos minutos en silencio y sintonizando con su interior. El me decía que potenciaba al máximo su pecho y hacía vibrar su corazón. Sus manos comenzaban a vibrar ligeramente y era cuando empezaba a aplicarlas, suavemente y sin presión, sobre la piel. No se podía tocar un cuerpo humano, si no estabas tú armonizado y lleno de amor y compasión por esa persona. Confieso que aquélla técnica que aprendí de él, me gusta mucho. Cuando terminaba con los masajes, cogía un cuenco de barro, lo llenaba de agua, ponía sus manos sobre ella y bebía, y a continuación se la ofrecía a la persona afectada para que la apurase hasta el final. Yo, por supuesto, le pregunté el por qué de aquello, y el me contestó que era una forma sutil pero muy contundente de conectarse con el alma de esa persona, y decirle que su amor, le acompañaría siempre.

Como verás, era un romántico. Con el tiempo supe que no solo era romántico, sino muy efectivo, porque cuando el corazón y la mente trabajan juntos, no hay nada imposible que no puedas hacer.

ANTES ME HAS DICHO QUE JHASUA TENÍA UN ESCONDITE DONDE SOLÍA REFUGIARSE...HÁBLAME TODO LO QUE SEPAS DE ÉL.

Es cierto, tenía un escondite, desde niño. Pero cuando comenzó su vida pública, y viajaba tanto, ya no buscaba un recinto cerrado, sino lugares muy apartados donde estar alejado de la gente. Pero el escondite al que me refiero, lo conocí perfectamente. En más de una ocasión él me llevó hasta él. Sobre todo cuando quería contarme algo muy confidencial o hacerme alguna demostración que no quería que viese el resto de la gente.

Estaba situado a la salida del pueblo, de la zona sur. Había que atravesar una extensión casi desértica y a continuación nos introducíamos en un paraje rocoso. Comenzábamos a subir una pequeña altiplanicie hasta que alcanzábamos un pequeño orificio en la roca por donde a penas podía entrar una persona arrastrándose. Parecía un escondite de animales, pero una vez atravesado el orificio, al otro lado había una gruta gigantesca, incomprensiblemente limpia, con ausencia total de polvo y alimañas.

En una ocasión le hice partícipe de mi extrañeza, y él me dijo que aquél lugar se lo mantenían así sus amigos de la naturaleza. Yo le pregunté que quienes eran, y el me remitió a los mismos que echaban los remedios curativos en el cuenco de agua para curar a los animales.

Yo le pregunté que si podría verles alguna vez y el me contestó que ellos nunca se esconden de los humanos, pero que nosotros tendríamos que desarrollar facultades físicas y mentales para llegar a hacerlo. Me dijo que no tuviera prisa, que el saber que ellos existían y me protegían, ya era un gran paso y privilegio.

Como te he dicho, era una gran gruta. En verano estaba fresquita, y cuando hacía frío, se estaba deliciosamente.

Pero cuando Jhasua comenzó a viajar, aquélla gruta quedó triste. Yo, para consolarme de su ausencia, iba a verla, pero nunca subía, me quedaba abajo, contemplando y recordando. Se me hacía un nudo en la garganta. Pero siempre me iba de allí con el corazón un poco más alegre. Estaba segura

que mis amigos de la naturaleza me seguían cuidando. Aunque Jhasua no estuviera a mi lado, cuando necesitaba curar a un animal, hacía lo mismo que él, y el animal siempre se levantaba y se curaba de sus heridas o de su enfermedad. Los ayudantes de mi amigo, siguieron conmigo.

¿ESTUVO MUCHO TIEMPO JHASUA VIAJANDO?. ¿CÚAL FUE EL VIAJE MÁS LARGO QUE HIZO?.

Que yo sepa, el viaje más largo en tiempo y distancia fue a Egipto. Me dejó con 11 añitos y cuando regresó ya era una jovencita de 17. El ya era todo un hombre, y por primera vez le ví con barba. Siempre me acordaré de aquél encuentro. Yo, como casi todos los días, iba hasta el pié del orificio del escondite, y como si él lo supiera, aquél jueves de mayo me estaba esperando. Desde la distancia lo reconocí, a pesar de su aspecto. Estaba muy delgado, demacrado, con el pelo más largo y con barba. Me dio la sensación de que estaba muy enfermo y el corazón me dio un vuelco terrible. Pero mis pies echaron a correr, y de un salto me quedé colgada a su cuello.

El me abrazó hasta dejarme sin aliento...claro, acostumbrado a las medidas de una chiquilla... yo era más alta, más voluminosa y un poco más pesadita también...

Le miré a los ojos, y mi corazón saltó de su sitió, pero mi vientre se inquietó. Yo, por entonces, era muy perceptiva, y sentía en mi cuerpo las dolencias de aquéllos que estaban a mi lado. Sentí que Jhasua estaba muy débil, casi agotado vital y energéticamente. Me extrañó mucho en él. Pero Jhasua, que leía en mí, me tranquilizó, y me dijo que no era nada importante, que había un por qué, pero que en su casa, y en compañía de la gente que le amaba, se recuperaría enseguida. Nos subimos corriendo al escondite. El había traído un poco de queso y castañas con higos. Comimos mientras me contaba anécdotas del viaje, pero cuando terminamos, empezó a detallarme la experiencia vivida en Egipto que le dejó en aquél estado.

Para mí fue como un bautizo, una iniciación. Mientras le escuchaba, me dí cuenta que le entendía perfectamente, lo comprendía todo. En esos años algo se había transformado en mi interior. Yo no tenía grandes conocimientos, pero sin embargo, todo lo que me relataba Jhasua, me resultaba familiar, conocido. El sabía perfectamente que yo ya estaba preparada para ello, por eso no hizo en ningún momento ninguna pausa ni me preguntó si necesitaba alguna aclaración.

¿TE ACUERDAS DE LO QUE TE CONTÓ DE AQUÉL VIAJE?.

De todo. Pero permíteme que en este caso concreto, hable también yó. Camaleón fue la receptora hace veinte siglos, pero con mi consciencia de hoy, le daré sentido.

Entonces, como ya te he dicho anteriormente, lo recibía como algo nuevo y distinto, sin embargo me encajaba perfectamente, me resultaba familiar todo lo que Jhasua me decía y relataba. Ese cambió que observé en mí misma no lo entendía, pero él me explicó, que aunque fue sólo a ese viaje, y afrontó físicamente aquella experiencia, el corazón de todos sus hermanos, los hijos del Sol, habían participado también, y ese conocimiento lo llevaban dentro igualmente. Entonces no entendí esta última matización, pero hoy sí.

El comenzó a contarme la historia de cómo, hace miles de años, los Hijos del Sol trajeron información al planeta. Pero este sol no era el que conocíamos y veíamos todas las mañanas. Vinieron de un planeta, mucho más grande que el nuestro, a muchísima distancia de nuestro sol, pero que es invisible, salvo para algunos cuantos.

Este planeta tiene una gran fuente de la que emana agua azul, con una melodía que transmuta todo. Pero además de la fuente azul, este planeta tiene en sus entrañas un gigantesco Sol interior, el Padre.

Toda la información traída por ellos, salvo una décima parte que fue entregada a la humanidad de entonces, fue codificada y metida en las mismas paredes del templo circular que hay dentro de la Esfinge del león. Aquél mausoleo fue levantado con ese propósito, y el día que el verdadero descodificador se haga con ella de nuevo, la Esfinge se convertirá en arena del desierto como lo fue en un principio.

DIME...¿Y CÓMO LA METIERON...?.

Pues utilizaron las paredes, techo y suelo del templo circular como si se tratasen de un ordenador gigante. Metieron toda la información y luego desconectaron. El tiempo de la descodificación ya ha llegado. Si no ha sucedido ya, está a punto de acontecer.

¿Y CÓMO LO HARÁN...Y QUÍENES?.

Desde luego que serán hijos del Sol, humanos normales y corrientes, pero con una genética distinta y una consciencia total. Hay muchas claves y sistemas de seguridad que hay que salvar para tener acceso, y no solo lo hará una persona, ya que es una labor de equipo. Como mínimo tres. Dos de ellos son la clave de acceso, y el tercero el descodificador que se hará con toda la información y que entregará a la Humanidad a través de seres humanos conscientes y preparados que la hagan más inteligible al resto del mundo.

¿Y ESAS CLAVES Y SISTEMAS DE SEGURIDAD...?. ¿ACASO HAY RIESGO DE PERDER ESA INFORMACIÓN?.

Sí, ha habido mucho riesgo, aunque no de perderla, ya que nadie, salvo los predestinados desde el principio, podrán tener acceso a ella. Pero durante la historia de las distintas humanidades, seres muy poderosos y evolucionados de esta dimensión, de otras, e incluso de otros planetas, han intentado hacerse con ella para poder marcharse de aquí para siempre, llevársela consigo y dejar de nuevo a esta Humanidad totalmente ignorante de su origen y de su condición divina. Muchos de ellos consiguieron tener acceso al menos al interior de la Esfinge, pero no entrar en el Templo. Y quedaron atrapados allí, convirtiéndose en una energía densa,tenebrosa y muy poderosa, que hará todo lo posible porque esa información no vea la luz.

En un momento determinado yo le confesé a Jhasua mi extrañeza de que él considerara seres evolucionados a esa “gentuza”, porque desde luego, entre los humanos los hay mucho mejores. El, entonces, me dijo que el hecho de estar en tercera dimensión, no supone el tener una evolución inferior a la de ellos. Estos son mucho más evolucionados que el ser humano en tecnología, en capacidades mentales y psíquicas, y en otras muchas cosas.... pero su alma, su espíritu, es muy inferior a la de un ser humano, y que en este planeta, a lo largo de muchas humanidades, ha habido grandes seres de luz encarnados en la materia, y parte de los códigos que están encerrados en la Esfinge, cuando sean activados, despertarán a todos los “danzadores del Sol” a los corderos solares. Cada uno de ellos tiene su propio código que al activarse lo despertará de su letargo, y cuando todos ellos lo hayan hecho, golpearan con sus piés la tierra que pisan y harán vibrar el corazón de la Madre Tierra, y ésta despertará también de su letargo.

Pero creo que nos hemos desviado un poco del tema. Estábamos con la experiencia de Jhasua en Egipto.

El había dedicado casi toda su estancia al negocio familiar. Había tomado una decisión, la de dejar el núcleo familiar y comercial. El había escogido otro camino. No cayó muy bien en la familia, pero respetaron su decisión. Por ello, salvo el último año, lo había dedicado a ayudar a su tío y primos con los contratos de trabajo.

Su familia regresó a casa, pero él se quedó allí. Tenía amigos, muy pocos, pero con los que quería estudiar y prepararse.

Esos amigos formaban parte de un pequeño grupo, muy misterioso, y que nadie sabía de él. Eran los conocedores de los grandes secretos de la Gran Pirámide, en el interior de la cual, después de un periodo de instrucción, a todos los que querían iniciarse, eran sometidos a grandes pruebas, en la mayoría de los casos no eran superadas e incluso acababan con la vida del aspirante.

Jhasua fue uno de esos aspirantes, y pasó por todas las pruebas con éxito. Pero antes de ser iniciado, debía pasar una noche en el interior de una cámara secreta, a la cual le llevaron con los ojos vendados.

Una vez allí, Jhasua se quitó la venda, y quedó sentado en el suelo, relajado y meditando. Fue allí donde recordó su pasado, quíen era, de donde venía y que había venido a hacer de nuevo. Se levantó enseguida del suelo, miró a su alrededor, tomó contacto con el lugar, y como si él mismo hubiese construído aquél monolito, comenzó a abrir puertas, a atravesar túneles, a subir, a bajar, a arrastrarse por orificios que comunicaban unas cámaras con otras, y así durante muchas horas. Sabía dónde iba. Por fín estaba allí, en el centro del Templo, en la Esfinge del León. Fue recorriendo con sus ojos la estancia, y unas lágrimas inundaron su rostro. El había estado allí hacía miles de años, y había guardado un gran tesoro en aquéllas paredes. Sabía también que no era el tiempo todavía de sacarla, pero el recuerdo entrañable de todos los hermanos que le acompañaron entonces, le llevó a tener un gesto de cariño hacia ellos llevando su mano derecha hacia una de las paredes del templo, acariciándola. La vibración de Jhasua fue identificada, y las paredes se pusieron a temblar. No era el tiempo señalado para su activación, y todos los resortes de seguridad se desataron.

Dejaron a Jhasua exhausto, sin fuerzas y totalmente bloqueado. Consiguió salir del Templo, pero al volver a la Gran Pirámide, y totalmente debilitado, tuvo que enfrentarse a todas las fuerzas oscuras que vivían atrapadas entre aquéllas piedras. Fue una lucha atroz en la que creyó morir, y en el momento más álgido, Jhasua se acordó de sus hermanos , y el Corazón de todos ellos, fue en su ayuda. En aquél momento una gran luz le envolvió y lo sacó de allí, dejándolo en mitad del desierto

Cuando terminó de contármelo, mi rostro estaba inundado de lágrimas, y él me abrazó. Cuando me lamenté de no haberle podido ayudar, él me aseguró que mi corazón estuvo allí, y que era mucho más guerrero que Camaleón. Yo no entendí, pero era lo que menos me importaba. Lo único que deseaba era ayudarle en ese momento, con mis conocimientos y con mi amor y cariño.

¿JHASUA ERA JUDIO PRACTICANTE?. ¿TE HABLÓ ALGUNA VEZ DE DIOS?.

¿Quieres decir que si ejercía de judio?. Yo nunca le ví acudir a un sitio religioso, ni siquiera al templo, aunque dicen que sí lo hizo, pero yo no fui testigo de ello. No era de costumbres..., más bien se las saltaba todas. Ignoro si en su familia seguían los ritos, ya que nunca llegué a compartir con ellos. Pero si me preguntas, te diré que creo que no, que no era practicante, ya que Jhasua no tenía religión, y ya te contesto también a la segunda pregunta. Nunca me habló de Dios, pero sí de nuestro Padre. Para él no existía el premio ni el castigo, ni el dolor ni la alegría..., para él todo lo resumía en ignorancia y conocimiento. El conocimiento y la consciencia de uno mismo de que forma parte del UNO, del Padre, y como consecuencia, servidor y servido del Amor, y la ignorancia y la creencia de que somos los hijos malos, merecedores del castigo de un Dios justiciero al que se teme, y que como consecuencia nos aboca al miedo y a la desesperación.

Para él, el Padre y su Corazón eran UNO, así como el Corazón de todo hombre con el Padre son UNO.

El nunca hablaba del Cielo, sino de nuestra CASA. Tampoco hablaba del fuego eterno, sino de la culpa, del sentimiento de culpa que tiene el hombre en su corazón, y cómo no sabe perdonar ni perdonarse a sí mismo, se condena al sufrimiento. Pero te vuelvo a decir, que yo entonces, aunque tenía una apertura de consciencia notable, había muchas cosas de las que me hablaba que me sonaban bonitas y me las creía porque me las decía él, pero no las podía asimilar. Hoy sí. Las comprendo, y te diré más aún, sé lo que sentía él en su corazón, porque ahora yo siento lo mismo.Han pasado veinte siglos, pero para el espíritu, como para el amor, no existe el tiempo, sino los instantes. Espero haber contestado a tus preguntas. La verdad es que no puedo decir mucho más.

¿QUÉ PENSABA DE LOS ROMANOS?.

Nada especial. Para él eran seres humanos, hermanos que estaban experimentado y trabajando en esta gran Obra de la Vida, y que en aquéllos momentos polémicos, les había tocado hacer el papel de dominadores. El, aunque judío, no se sentía dominado ni prisionero del Imperio Romano, porque era totalmente libre. Sabía quíen era, de dónde venía y hacía donde iba. Todo lo demás era el decorado de esta Gran Obra del Hombre. Hablaba mucho con ellos, con gente de otras culturas, con ladrones, con nacionalistas, con prostitutas..., él nunca se quedaba con la apariencia del personaje, sino con su esencia, con su corazón, con sus sentimientos, preocupaciones, ilusiones, anhelos, tristezas...él se alimentaba de la esencia del hombre, y entregaba a su vez su esencia al mundo. Tenía un carácter tan extraordinario, directo y noble, que nadie rechazaba su compañía. El nunca juzgaba. Callaba, escuchaba, comprendía y sonréia y a veces como colofón, abrazaba. Tuvo muchos problemas por ello, ya que intentaron relacionarle con núcleos de la población demasiado partidistas.

¿CUÁNDO DEJÁSTEIS DE RELACIONAROS?.

Mientras vivimos, nunca... Después de aquél encuentro a su regreso de Egipto, estuvo un tiempo en su casa descansando, y seguimos viéndonos. Luego él comenzó a viajar por Israel, que no era tan grande el territorio como ahora. Había entonces otros pueblos y culturas, sin contar, desde luego, a los romanos.

DICES QUE MANTUVISTE LA RELACIÓN HASTA QUE MATARON A JHASUA...¿CÓMO VIVISTE DESPUÉS DE AQUELLO?.

Ante todo quiero aclararte que no le mataron. El eligió ese camino, nadie le obligó. Si él no se hubiera entregado, ellos no habrían podido quitarle la vida. El entregó su vida, no se la arrebataron. ¡Es muy distinto!. Y por mi parte...,no sé cómo habría podido ser mi vida sin él de haberle sobrevivido. No fue así. En el momento más álgido de Jhasua en el Gólgota, yo caí como un saco roto al suelo. Mi corazón se hizo mil pedazos. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos, que todavía queda mucho hasta llegar a ese momento.

SÍ, PERO CUANDO COMENZÓ A VIAJAR POR ISRAEL...¿TÚ QUÉ HICISTE, CÓMO PODÍAS SEGUIR RELACIONÁNDOTE CON ÉL?.

En un principio lo tuve muy difícil. Yo ya era una mujer. Antes, con 17 años, la mayoría de las jóvenes ya estaban casadas y con hijos. Mi padre y mi hermano querían casarme, con un romano o con un judio, pudientes y de familia noble, claro...,pero yo tenía muy claro lo que quería. Anhelaba ser libre de ataduras y responsabilidades. Yo no quería a ningún hombre. Tan solo había uno en mi corazón, y tampoco le veía a él como hombre, sino como un hermano y un amigo muy especial. Entonces mi padre, me dio de plazo dos años para que me lo pensara y reflexionara, y si después seguía con mi actitud, tendría que abandonar su casa.

Esos dos años, como pude, y no fue fácil, hice alguna que otra escaramuza y le buscaba allí donde estuviese. En los primeros momentos, Jhasua siguió ganándose la vida con su trabajo allí donde iba, lo imprescindible para poder vivir. El resto del tiempo lo dedicaba por entero a estar entre la gente, enseñando todo aquello que llevaba dentro, y que había aprendido en culturas distintas. Sobre todo ejercía de terapeuta. Cuando nos encontrábamos, estábamos juntos unos días, y luego yo tenía que volver a casa.

¿Y POR QUÉ NO TE FUISTE DE CASA DE TU PADRE Y TE MARCHASTE CON ÉL?.

¿Crees que no deseaba hacerlo con toda mi alma?. ¡Y menos mal que no lo hice...!. Sabiendo lo que pasó tiempo después entre los sacerdotes y Jhasua, me alegré no haberlo hecho. Mi padre me hubiera buscado, y habría provocado serios problemas a Jhasua antes de hora. Pero en un principio, lo que me retuvo en casa, no fue eso. Yo sabía que él había tomado una decisión muy importante, y entendía el por qué lo hacía, pero no comprendía el mensaje que quería entregar a la gente. Yo le seguía siempre que podía, pero a él, para estar a su lado, no para escucharle, ya que muchas de las cosas que contaba y explicaba yo ya las sabía por él. Confieso que no prestaba mucha atención a lo que decía cuando hablaba a la gente. Mi interés era observar a esa gente, escudriñarles, intentar llegar a su corazón para saber qué motivos les movían para estar allí. Me preocupaba mucho Jhasua, y quería saber qué clase de gente le rodeaba. Y la verdad...lo que ví me confirmó el corazón tan inmenso que tenía para estar entre ellos.

Sí le hubiese seguido, le habría apoyado como amiga, pero no lo habría hecho en su misión, que en esos momentos, para él, era lo más importante. Yo siempre intenté ser coherente con mis sentimientos y principios. Pero al final lo conseguí, entendí lo que hacía y por qué, y aunque muy tarde ya, pero fue suficiente.

DIME...¿QUÉ OPINABA JHASUA DEL SEXO, DE LAS MUJERES...?. ¿TUVO ALGUNA VEZ NOVIA?. ¿O UNA MUJER?.

No fue un tema del que hablamos. Sobre el sexo...entonces era tabú...¿tú crees que se sabía algo del sexo...?. ¡Si solo con hablar de él ya te condenabas!. Entre Jhasua y yo siempre hubo una relación de profundo cariño. Nos abrazábamos, nos besábamos, pero como besa un hermano a una hermana. Nunca ví en la mirada de él un gesto, ni siquiera sutil, que denunciara una atracción sexual. El amaba, sencillamente, y si quería manifestarte un sentimiento, lo hacía, directamente, sin prejuicios, y este mismo comportamiento lo tenía con cualquier mujer que se cruzara en su camino.

Que yo sepa, no tuvo novia, al menos no hubo ningún compromiso. El siempre buscó la libertad, para hacer aquello que le dictaba su corazón, y desde luego no era el formar un familia.

Y si tuvo una mujer...,tampoco lo sé. Yo en ningún momento, ni siquiera a lo largo de su vida más pública, le ví con una mujer más tiempo que con otra. Eso sí, le rodeaban varias, y todas le amaban. Se les notaba en su semblante y cómo le miraban. En realidad, creo que ellas eran el alma de aquél movimiento que había en torno a Jhasua. Los hombres se limitaban a escuchar, a seguirle, pero nada más.

¿TE HABLÓ ALGUNA VEZ DE SU PRIMO JUAN EL BAUTISTA?. ¿Y DE LOS ESENIOS?.

De Jhoanam. Juan el Bautista, como tú dices, es Jhoanam. No puedo decirte si era su primo, porque Jhasua cuando se refería a él le llamaba siempre “mi hermano”, pero con una profundidad inusitada. Nunca hablaba de sus propios hermanos y primos con la emotividad con la que lo hacía de él. Jhoanam era un año más o menos mayor que él, y totalmente distintos físicamente y en la forma de mostrarse a los demás.

Jhoanam había pasado casi toda su vida en el desierto, en una comunidad de personas muy interesantes, que ya entonces resultaban muy incómodas y aun hoy también lo serían. Eran judios, pero vivían humildemente en casas que ellos mismos se construían. Vivían de su trabajo y la única relación que había entre ellos y el Padre, era su corazón. No eran personas de costumbres ni ritos. Eran grandes estudiosos de la herencia espiritual del pueblo hebreo, y conservadores acérrimos también de su autenticidad. Eran grandes terapeutas. Muy a menudo se mezclaban entre la gente de la ciudad para ayudar a los más necesitados. Jhoanam se crió con ellos, y Jhasua iba muy a menudo donde ellos. El me dijo en alguna ocasión que se sentía muy a gusto entre ellos, como si estuviese en su CASA y con sus HERMANOS.

Me llevó en muchas ocasiones, y realmente, quedé fascinada. Allí conocí a Jhoanam. Siempre me acordaré de aquél día, en el que cuando me vió vestida de chico, con las piernas llenas de rasguños y con esos ademanes tan poco femeninos, me miró muy serio, pero sus ojos reían. Y yo al verle me eché a reir a carcajadas. En aquél momento nació entre los dos un sentimiento de complicidad muy bonito. Cuando ví por primera vez a Jhoanam, mi corazón salió de su sitio, y tuve palpitaciones durante un tiempo. No le pude tratar tanto como a Jhasua, pero amé profundamente a ese hombre, y le sigo amando mucho más si cabe.

DICES QUE ERA TOTALMENTE DISTINTO A JHASUA...¿QUÉ TENÍA DE DISTINTO A ÉL?.

Pues todo él era diferente. Físicamente era un poco más pequeño, de mi altura, de constitución fuerte, pero todo él...vamos..., moreno de piel y de pelo, muy velludo, con una nariz ancha y prominente, labios carnosos y unos ojos...,unos ojos negros, grandes, brillantes como un lucero. Su semblante era siempre serio, pero sus ojos bailaban constantemente, chispeaban. Me cautivaron intensamente. Pero la diferencia entre ambos estaba en lo que no se veía. Jhoanam, con su palabra, el poder de su voz, su mirada, su fuerza, su espíritu, hacía vibrar el alma y el espíritu de las gentes. Las sacudía fuertemente y ello hacía que afloraran en ellos heridas, llagas, angustias...pero simbólicamente, claro... El removía lo insano en el hombre y le forzaba a que aflorase. Su mirada te escudriñaba por dentro, era como un scaner actual. Y Jhasua era el que con su voz, su docilidad, su mansedumbre, su amor, curaba esas heridas y daba el remedio para que nunca más volvieran a aparecer. Su mirada era una invitación constante a tu corazón para amar, para entregarse. Más distintos no podían ser, pero se complementaban. Como ya te he dicho anteriormente, eran las dos caras de una misma moneda.

¿SABÍAN ELLOS EL LAZO QUE LES UNÍA?.

Sí, rotundamente sí. En una ocasión, cuando regresábamos de pasar unas horas con él, le pregunté a Jhasua sobre Jhoanam. Pensé que quizá no me diría nada, ya que sus conversaciones a veces eran en la intimidad, pero lo hizo. El se extrañó de mi pregunta, ya que daba por sentado que yo lo sabía. Yo le dije que nó, que no conocía a penas de él, solo por lo que me había contado, y era muy poco. El me replicó que mi corazón lo sabía perfectamente, pero mi mente se negaba a aceptarlo. Pero ante mi insistencia el cedió y me contó. Jhoanam, al igual que él y muchos hermanos más, veníamos de un lugar en el Universo muy lejano. Allí había un gran Sol, donde estaba el Padre. Aquél era nuestro Hogar y teníamos a nuestra verdadera familia.

Entonces yo le pregunté que por qué estábamos aquí... que qué hacíamos fuera de nuestra Casa.

El sonrió, me acarició y me contestó: “Hemos venido a Amar, a traer el Amor del Padre a este mundo tan maravilloso, pero que está enfermo y necesitado de alimento.Hemos venido a curarle, a abrazarle, y a alimentarle con nuestra propia esencia”.

Debió ver en mi rostro la expresión de no entender nada, porque siguió hablando: “pero no te preocupes Camaleón, pronto tu corazón le ayudará a comprender a tu mente, y entonces trabajarán juntos, y entonces sabrás quíen eres tú, Jhoanam y yo y otros muchos de nuestros hermanos, que aunque no estén aquí, porque están por todo el mundo, en muchas civilizaciones, en muchas culturas, nos llevamos todos en el corazón”. “Siempre que tu corazón actúe, ellos actúan también, todo lo que hagas y deshagas, ellos lo hacen también, cuando amas, el amor que sale de tu corazón es el de ellos también, cuando lloras y estás tristes, es el corazón de todos ellos que lloran contigo, todo lo que Jhoanam está haciendo, lo estamos haciendo nosotros con él, y todo lo que yo ahora me dispongo hacer, lo hacéis todos conmigo...¿lo entiendes?.

Yo le dije que sí, y dije la verdad, pero tarde un tiempo en asimilarlo y encajarlo.

ANTES ME HAS DICHO QUE JHASUA SABÍA QUIEN ERA, DE DÓNDE VENÍA Y A DÓNDE IBA...ÉSTAS SON LAS PREGUNTAS QUE TODO SER HUMANO SE HACE Y TODAVÍA ESTAMOS EN ELLO...¿PUEDES TÚ DAR ESTAS RESPUESTAS?.

Yo puedo responder por mí, claro, y decirte lo que Jhasua me decía de sí mismo, pero cada cual tiene que descubrir sus propias respuestas.

Jhasua venía del Sol Central, era Hijo del Sol e iba de nuevo hacia su Hogar, el SOL. Y no solo él, sino todo ser humano. Todos somos Hijos del Sol, venimos de EL y volveremos a EL. Todos adquirimos, desde el Principio, con nuestro Padre, un compromiso de Amor, por el cual bajaríamos a mundos inferiores y experimentaríamos en el mundo de la materia. A través de ella nos expandiríamos, crearíamos Vida, la moldearíamos...,pero no era fácil. Se conocían los riesgos, que eran muy altos, pero aun así se hizo. Todo ser humano es un héroe, un valiente, un ser de luz y de amor. Al venir a esta dimensión de la materia y a un planeta tan joven como el nuestro, con sus cambios cíclicos muy bruscos y seguidos, el descenso no fue armónico, y hubo muchos desequilibrios, y posteriormente muchas intervenciones poco acertadas. La gran mayoría de los seres de luz que vinieron a esta dimensión perdieron la memoria de su origen, de forma natural, y también por dichas intervenciones de algunos de sus hermanos más conscientes, y también su identidad, y quedaron atrapados en esta dimensión. No solo no pudieron hacer aquello para lo que habían venido, sino que se vieron obligados a sobrevivir en este mundo, y cuando hay que sobrevivir es porque hay miedo, y cuando hay miedo e ignorancia, el ser de luz se transforma en un monstruo. Jhasua sabía todo esto, por ello no condenaba nunca a nadie. No se quedaba con la apariencia de la persona, sino que iba hasta su corazón y abrazaba al hermano que había dentro sufriendo. El compromiso de Jhasua, como el de muchos hermanos más, conscientes de lo que sucedía, era venir de nuevo a esta dimensión, vivir entre sus hermanos haciéndose una misma carne con ellos, amarlos, llegar hasta su Corazón y recordarles quíenes eran y el camino de regreso a Casa.

Es lo que Jhasua quería hacer con la gente, decirles que era su hermano, y que estaba allí para llevarles de nuevo al Padre.

HAS HABLADO DE INTERVENCIONES POCO ACERTADAS, Y HAS INCLUÍDO EN ELLAS A ALGUNOS SERES DE LUZ...¿PUEDES ACLARARME UN POCO MÁS?.

No todos los seres de Luz perdieron la consciencia de sí mismos. Los hubo que la mantuvieron y tomaron decisiones erróneas que para nada tenían que ver con la Ley del Amor. El por qué, no lo sé, y Jhasua tampoco me habló de ello. Y esas decisiones erróneas a las que me refiero fueron sobre el devenir de sus propios hermanos. Les intervinieron y manipularon, es posible que creyendo alcanzar así la perfección perdida, pero fue todo lo contrario. Se hizo una gran chapuza, que cada vez se hacía más grande. Esos seres de Luz que intervinieron tan nefastamente, en vez de reconocer su error e invocar a la Luz del Padre, se mantuvieron firmes en su decisión, y con ello se autodesterraron del resto del Universo y de la Fuente. Fueron perdiendo fuerza y energía, y poco a poco se consumían. Quedaron atrapados en esta dimensión, en los mundos subterráneos, donde recibían el poco alimento que les mantenía con vida. Pero sus incursiones seguían, llevando al caos a muchas civilizaciones que se habían desarrollado en la superficie del planeta. El Cielo tuvo que clausurarles los accesos a la Humanidad para que no siguieran interviniendo, y uno de los momentos claves para llevar a cabo esto, fue al morir Jhasua. Se cerraron todas las puertas dimensionales, y quedaron prisioneros en las profundidades.

¿TIENE ALGO QUE VER LUCIFER CON ESTE GRUPO DE NEFASTOS INTERVENTORES?.

Sí, era como el jefe, el coordinador, pero ahora no le hagamos el malo de la película. El Cielo es el único que sabe del Corazón de este Ser, el único que puede juzgarle. Es nuestro hermano, no podemos olvidarlo. Jhasua le amaba, le ama. Hace veinte siglos vino no solo a ayudar a sus hermanos, sino a recuperar el corazon de Lucifer. El amor de Jhasua lo consiguió. Consiguió abrazar a su hermano cuando bajó a las profundidades, y le prometió que volvería cuando llegase el momento, que es ahora, y abriría de nuevo esas puertas que tenían que ser clausuradas.

Lucifer, durante todo este tiempo, ha estado alimentando a sus hijos y a sus hermanos que le siguieron con la Esmeralda Verde, una gran piedra, llena de Luz, que le perteneció desde el Principio y que es la única fuente de vida para los suyos. Ahora estamos en ese momento, y Jhasua ha vuelto, y volverá por su hermano, y juntos llevarán a esta Humanidad al lugar donde le corresponde. De hecho esa labor conjunta ya está teniendo sus efectos. Muchos seres humanos están siendo intervenidos en su ADN, pero en esta ocasión con el propósito de abrir la consciencia y recuperar la memoria perdida.

DIME...¿Y QUE SUCEDERÁ CUANDO ESTAS PUERTAS DIMENSIONALES SEAN ABIERTAS?.

Que todos los hijos de las profundidades subirán a la superficie, y se mezclaran con sus hermanos del desierto, nos apoyarán en este gran Plan de Recuperación, y juntos, por fín, haremos de este planeta el Paraíso que vinimos a crear. Este planeta está destinado a ser un nuevo SOL, una nueva CASA, la de los HIJOS.

DIME...¿Y POR QUÉ TUVO QUE MORIR JHASUA, POR QUÉ TUVO QUE SUFRIR TANTO?. ES ALGO QUE NUNCA HE COMPRENDIDO.

Jhasua sabía lo que iba a acontecer mucho tiempo antes. No fue una decisión de última hora, y cuando lo compartió conmigo, me sentí morir de angustia. Yo tampoco lo entendía, y le llamé de todo. Me enojé con él. Creí que se había vuelto loco, o mucho peor, que no nos quería... Me había hablado tanto del Padre...,de su amor, comprensión, grandeza..., que me costaba creer que permitiera que un hijo suyo sufriera de aquélla manera. Aquélla tarde me dí media vuelta y le dejé plantado sin mediar palabra. Recuerdo que esa noche, en mi alcoba, lloré por toda la eternidad.Mi mente se había bloqueado y mi corazón estaba destrozado, pero más que por lo que me había dicho, por haberle dejado de aquélla manera. Había sido una egoista. El tampoco lo estaría pasando muy bien. Intenté conciliar el sueño, pero imposible, mi mente estaba con él, y mis piés querían tomar tierra y echarse a correr. ¿Pero hacia dónde...?. ¿Dónde estaría él?. Pero mis pies lo sabían, siguieron corriendo hasta alcanzar la entrada del orificio de la gruta. La noche estaba cerrada, el silencio era sepulcral, y yo estaba allí en camisón y con el pelo al aire y descalza. Cualquiera que me hubiese sorprendido habría pensado que se trataba de una pobre demente.

Jhasua apareció por el orificio, y al ver que era yo me ayudó a entrar. Noté húmedos sus ojos y yo me abracé a él sin mediar palabra. No era necesario. Le pedí que me explicara el por qué de aquélla decisión, quería comprenderle y apoyarle si era lo que necesitaba. Nos sentamos los dos apoyados en la pared, y sin dejar de abrazarme me fue explicando. La revelación de quíen era, de dónde venía y su compromiso con la Humanidad, le fue dada aquélla noche en el templo de la Esfinge. Eramos Hijos del SOL , y como tal, y para ser su vehículo, había venido Jhasua a esta dimensión de nuevo. El era consciente de que desde su nacimiento, el Padre, la energía del SOL, se fue acoplando en su ser, en su cuerpo, y esa misma energía, ese Amor, fue el que le movió para ir a Egipto. Era necesario que él tuviera consciencia de Sí Mismo. Su aceptación fue total e incondicional. Asumió su compromiso y se entregó a él. La energía del Padre que bullía en él como un volcán a punto de entrar en erupción, no era solo para él, para su disfrute, para su propia elevación espiritual. Era para entregarla a todos sus hermanos, a la humanidad entera.Y no sólo estaba él con ese compromiso, sino unos cuantos más en todo el planeta, que en el mismo instante, harían explosión, e inundarían al mundo de la Luz y del Amor del Padre. Yo le pregunté que cómo sería aquélla explosión, a lo que me contestó que en un momento determinado, el SOL se apagaría durante unos instantes y toda la energía del Padre que no estuviera en los cuerpos de sus Hijos, se introduciría en ellos. Sólo así la energía y la esencia del SOL puede llegar hasta sus hijos. Pero estos hijos ahora portadores del Padre SOL experimentarán dentro de sí la explosión de esa gran energía, y sus cuerpos se abrirán. Ello supone que el cuerpo físico se destruye, pero sin dolor, ya que inmediatamente se funde con la energía. Los Hijos del Sol pierden su soporte físico, pero vuelven a CASA. Yo entonces le pregunté que por qué él había optado por el camino más doloroso, ya que sabía perfectamente que iba a sufrir la muerte más atroz para un judío.: la muerte en cruz. Y un escalofrío me entró por los piés y se me quedó anidado en la garganta. Jhasua me abrazó con más fuerza y siguió hablando: “Os quiero, Camaleón, amo a mis hermanos, también le amo a él, a Luzbel, y yo no quiero volver a CASA sin vosotros. Yo haré explosión, con los demás hermanos, seré el instrumento del Amor del Padre, pero me quedaré aquí, compartiendo, sintiendo y amando a esta Humanidad. Me preguntas que por qué he elegido esta muerte y pasar por el dolor...la ignorancia del ser humano la ha creado, no el Amor, está ahí...y muchos de nuestros hermanos en un futuro muy próximo, por ser testigos del Amor del Padre, sufrirán esa horrible muerte en manos de sus propios hermanos, y yo quiero estar con ellos, y ser el primero en subir a esa cruz, y abrazar desde ella a tanto dolor, miedo, ignorancia, odio, quiero amarlos hasta el final, para que todos los hermanos que vengan detrás comprendan que el sufrimiento no es mas que el Amor incomprendido. El mundo es como un niño deforme, rebelde, bruto, un niño a quien todos repudian y alejan de su corazón, porque es incómodo, violento y nefasto. Y ese niño crece sin amor, y se va convirtiendo en un pequeño monstruo, con más furia y más odio. Yo quiero abrazar a ese niño, Camaleón, y decirle que le amo, que es un niño maravilloso y precioso a los ojos del AMOR. Y este niño vendrá a mí, porque está muy necesitado, pero descargará contra mí toda su rabia, violencia y rencor, y me hará daño, y destruirá con sus zarpazos mi cuerpo, pero no al Amor que le abrazará hasta el final, que le mirará con sus ojos al corazón, y que le devolverán la niñez perdida. Se sentirá amado, hermoso y llegará a ser el Niño-Dios que estaba destinado desde el Principio SER.

Por ello quiero subir a esa Cruz, Camaleón, y el Padre no me lo ha pedido. Soy yo que conozco el corazón de Nuestro Padre, quien desea llevarlo a cabo. No lo olvides, nada de lo que acontezca cuando llegue el momento, lo ha elegido el hombre, sino yo.”. Cuando llorosa le pregunté si yo podría acompañarle en su decisión, él me sonrió, acarició mi rostro lleno de lágrimas y me respondió: “Si cuando llegue ese momento es tu Corazón el que quiere hacerlo, y no tus sentimientos, Si.”

No comprendí muy bien el matiz final. Yo me quedé tranquila, pero algo en mi interior me puso en alerta. Por ello, cuando después de amanecer, me acompañó un buen tramo de vuelta a casa le volví a preguntar sobre lo que me había dicho, y él me volvió a responder: “Será como tú quieres, si tu Corazón ama a la humanidad tanto como para entregarte a ella, y no solo ame a un hombre, por mucho amor que me tengas”.

Y entonces sí que me dejó hundida del todo, porque yo le amaba a él, al mundo...¡tendría que ocurrir un milagro para que yo amase al mundo como lo hacía él!.

Pero al despedirme me dijo: “Tranquila, Camalelón, confía en tu Corazón”.

Y aquélla fue una despedida para un largo tiempo. El volvió a viajar, y esta vez iba acompañado de varios hombres, entre los cuales estaba Jhoan, mi entrañable filósofo, como yo le llamaba. Le conocía, era del entorno familiar de Jhasua, y para él era una persona muy especial, y para mí también. Yo me quedé en casa de mi Padre, estudiando, experimentando con mis hierbas y pócimas, pero sobre todo trabajando conmigo misma y mano con mano con mi Corazón.

ESE JHOAN, AL QUE LLAMAS EL “FILÓSOFO”, ¿ES EL JUAN EVANGELISTA QUE CONOCEMOS?.

Eso creo, si. Y yo aseguraría que era primo de Jhasua, aunque más pequeño que él, pues tendría mi edad, más o menos. Era alto como yo, delgado y fibroso, con ojos oscuros y transparentes y cara de niño. Su mirada era la más ingenua que habia visto en un hombre. Con el tiempo observé que era el vivo retrato de Jhasua, no en el plano físico, sino en el espiritual. Se identificaba totalmente con él. Por ello le quise muchísimo. Después de Jhasua, fue mi confidente más querido y amado. Y le llamaba filósofo por lo enrevesado que era. Le encantaba complicar las cosas. Por ejemplo: si yo hablaba con él sobre una flor determinada, la margarita, Jhoan, hablaba de todo el jardín botánico antes de hacerlo de la margarita en cuestión, y a veces por tontadas. Siempre que hablaba con él, me salía humo de la cabeza, y total para hablar de lo mismo. Era su forma de ser, misteriosa y profunda. Los dos teníamos el mismo conocimiento que nos había entregado Jhasua, solo que Jhoan lo entendió, comprendió y asimiló en el primer momento, y a mí me costó lo mío, pero lo conseguí. Era un hombre alegre, positivo, emprendedor, enamoradísimo de Jhasua, y éste también le amaba profundamente. Creo que para Jhasua, Jhoan fue un gran apoyo y amigo, y hay algo que quiero dejar claro. Conociendo a Jhoan, como le conozco, no me creo que él fuera el autor de la Apocalipsis, a no ser que al final de sus días, se le nublara un poco la mente y se turbara, cosa que dudo muchísimo. Un ser con tanto amor como era Jhoan, que conocía, que sabía...,no ha podido dejar como herencia a la humanidad semejante argumento. Lo siento, es mi sentir, y quiero dejar constancia de ello.

También quiero dar fé de que fue el único de los que le seguían que le amaban de verdad. Yo ya no entro en si lo entendían o no. En los momentos más álgidos de Jhasua, si no hubiera sido por Jhoan, se habría visto totalmente solo. Comprendo que el miedo es muy humano, pero si amas de verdad a alguien, tu corazón vibra de tal forma que aunque te hayas quedado clavado en el suelo, te hace volar. Y ninguno de ellos voló. Solo el filósofo.

Raquel Reyes. Continúa en la segunda parte.-Isa.-Luz en tu Sendero