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jueves, 8 de septiembre de 2011

RECUERDOS DE UN CORAZON ETERNO. SEGUNDA Y ULTIMA PARTE.-


¿Y TÚ...NO ESTABAS A SU LADO TAMBIÉN?.

Sí, claro, naturalmente que sí, pero yo no cuento. Yo no estaba entre los de su grupo, salvo dos o tres, nadie me conocía. Yo estuve allí, por ello digo que Jhoan no se despego ni un solo momento de él, y habría subido a esa cruz con Jhasua si no fuera por el amor que le procesaba y que le comprometía a seguir con la misión de su amigo, el recordar al mundo de dónde viene y hacia dónde vá. Pero no quiero adentrarme todavía en este tema, porque quiero explayarme más adelante.

¿TIENES CONSTANCIA DE QUE RESUCITARA?.

Yo no le sobreviví, entonces, de todo aquello que aconteció después, no puedo dar fé. ¿Pero yo ahora pregunto....,por qué tanto énfasis en su resurrección?,¿Acaso no sabemos que somos inmortales, que nuestro espíritu nunca muere?. Hace a penas 6 meses que mi padre murió, mejor dicho, se fue a Casa, y yo le he visto, con otra densidad, pero vivito y coleando. Todos resucitaremos, nos levantaremos de nuestro cuerpo ya sin vitalidad y vida, y volveremos a caminar de nuevo con otros pies y otros ojos. ¡¡Claro que Jhasua resucitó!!. ¿Tienes acaso alguna duda?.

¿REALMENTE HACÍA MILAGROS...,LE VISTE TÚ ALGUNA VEZ HACERLOS?.

Bueno, si para ti milagro es hacer aquello que el hombre no tiene todavía la capacidad, pero si la potencialidad, de hacerlo...,entonces sí...hacía milagros.

De niña a mí me cerraba heridas de las piernas simplemente con un beso, y a los animales dándoles de beber agua que él mismo había bendecido con sus manos.

Yo fui testigo de cómo devolvía la vida a un manzano seco, solo con llamarle “hermano manzano”. Para mí era totalmente natural en él. Sabía quíen era, y la Energía del Padre estaba en él. Por ello. Aprovecho esta ocasión para decir que lo que se cuenta de que Jhasua secó a una higuera por no dar fruto fuera de su época, es un insulto y una falsedad. Jhasua nunca quitaba la vida, la daba a raudales allí por dónde iba, y si comprendía las limitaciones del hombre por su ignorancia, y las amaba, ¿´como iba a destruir a un pobre árbol frutal sujeto a las leyes de la naturaleza?. ¡¡Es falso!!.

Yo no ví esos milagros que cuentan en los evangelios, pero los he leído, y en algunos de ellos no reconozco el espíritu de Jhasua.

¿Y CON ÉL...HACIA MILAGROS?. ¿USABA SU CONOCIMIENTO Y SU PODER PARA ÉL MISMO?.

Si se hacía una herida, se curaba, si estaba cansado, descansaba, si tenía hambre, trabajaba y se alimentaba...,nó, no utilizaba la energía del Padre en sí mismo, sólo para los demás, y tampoco lo hacía para facilitar la vida de la gente, sino para curar heridas que ellos mismos no podían curarse, y para alimentar a sus corazones, que estaban mucho más hambrientos que sus estómagos. Ese tipo de milagros hacía Jhasua. También quiero aprovechar esta pregunta tuya para dejar muy claro lo siguiente: He tenido que oír verdaderas barbaridades sobre Jhasua, que ahora, no es que quiera denunciarlas, ya que a él ni le importan, pero sí quiero dejar constancia, porque me entristecen el corazón.

Muchos dicen que Jhasua hacía milagros para demostrar a la gente que era el Hijo de Dios. ¡¡No es cierto!!. Jhasua nunca dijo que era hijo de Dios, sino que todos somos hijos del Padre, y que era EL, el que a través del hombre actuaba y actuaría, siempre que su Corazón fuera consciente de EL.

Muchos dicen también, que con los conocimientos que tenía Jhasua, cuando comenzó su calvario tomaría alguna pócima que le adormeciera el cuerpo y no sintiera el dolor del castigo, porque un hombre no podía soportar todo lo que sufrió estando totalmente consciente. También se ha dicho mucho, y se sigue diciendo, que si Jhasua murió de esta manera, fue sin duda por sus errores, y que el Cielo compadecido, le evitó la mayor parte del sufrimiento.

Todo esto me causa lástima y tristeza, y no por Jhasua, sino por el mismo hombre. El ser humano es incapaz de amar como amó él. Nunca ha sentido el amor dentro de sí como lo sintió él, por ello, como el hombre no es capaz de hacer un acto de entrega y amor de ese calibre, no puede aceptarlo de Jhasua, pero sí de un Dios.

Jhasua no fue ningún dios. Fue un SER HUMANO, UN hijo del sol, mientras que el resto de la humanidad somos simplemente un “proyecto de ser humano”. El día que consigamos amar y SER como un verdadero SER HUMANO, como lo hizo él, sabremos quien fue, creeremos en él, sin necesidad de argumentos, y amaremos esa cruz, porque entonces nosotros seremos El y nos alimentará el mismo Amor que le nutrió a El.

ANTERIORMENTE HAS DICHO QUE LAS MUJERES ERAN EL ALMA DEL MOVIMIENTO QUE HABÍA EN TORNO A JHASUA...¿CONOCISTE BIEN A ALGUNA DE ELLAS?. ¿LLEGASTE A TENER RELACIÓN CON MARÍA MAGDALENA?.

Conocer conocer...,nó. Solo de vista. Sé que algunas de ellas eran esposas e hijas de los hombres que le seguían, pero con ninguna mantuve relación. Ni con ellas ni con nadie, salvo con Jhoan, que me conocía y sabía perfectamente quíen estaba siempre detrás de un nuevo disfraz. Me hablas de María Magdalena. En ningún momento oí ese nombre. Solo te puedo decir que entre las mujeres, había una, alta, un poco más que yo, esbelta, un poco más que yo, también, morena, una gran melena y grandes ojos negros. Tenía más pinta de árabe que de judía. Era muy elegante en su porte y en sus movimientos. Hablaba muy poco con la gente. Era muy observadora y siempre estaba pendiente de Jhasua. No sé cómo se llamaba, y en ningún momento la ví relacionarse con Jhasua. Pero ya sabes que yo no compartí casi nada su vida pública, y aunque nos veíamos muy a menudo, lo hacíamos siempre en sitios apartados.

Jhasua tampoco me habló de una mujer en especial, pero tampoco te puedo decir que no la hubiera.

Mucho he leído sobre María de Magdala, pero no tengo ninguna opinión. Lo que sí no entiendo es el movimiento tan absurdo que hay en torno al Grial y a la posible descendencia de Jhasua. Se le dá una importancia desmesurada , e incluso me parece infantil. Y lo siento por aquéllos que crean en ello.

Durante siglos se ha ido en busca del Grial, del cáliz donde Nicodemo guardó la sangre de Jhasua, o según otros, donde Jesús bebió el vino y lo dio a beber a los suyos en la Ultima Cena, con el objeto de hacerse con él y con la fuerza, la magia y la vida inmortal que representa. La ignorancia no tiene límites, y el ser humano es la más fiel personificación. El grial no es otra cosa que el Corazón, su Corazón, y el corazón de cada ser humano. El hombre tiene que buscar el grial que hay dentro de él, el Amor que espera manifestarse, y entregarse con él al mundo, a sus hermanos.

También se habla mucho de que Jhasua se unió a María de Magdala y tuvo un hijo.¡Maravilloso si así sucedió!, pero no me encaja nada en él. Un hombre conocedor de su futuro, que sabía que iba a morir pronto, y que quería ser libre de responsabilidades para llevar a cabo su misión hasta el final, no es muy coherente, conociéndole, que se uniera a una mujer y mucho menos tener hijos.

Pero en el caso de que así hubiese sucedido, se le dá mucha importancia a su descendencia, a la sangre real del Cristo. ¡Más ignorancia!. ¿Sabes cúal es la verdadera familia de Jhasua?. La del espíritu, todo hermano que consciente, como él, de su origen y divinidad, vuelve a coger las riendas de su existencia y se entrega a la Vida y al Mundo incondicionalmente.

¿HABÍA ENTRE LOS SEGUIDORES DE JHASUA POLÍTICA?. ¿QUÉ SABES DE LOS ZELOTES?. ¿CONOCISTE A JUDAS ISCARIOTE?.

Sí, la había, y mucha...de ahí las grandes enganchadas que tenía Jhasua con los suyos. Muchos de ellos eran zelotes, y algunos incluso llevaban armas escondidas. Confieso que a mí, algunos de ellos me daban un poco de miedo. Yo era romana. Ellos luchaban por la libertad del hombre, del judio, y Jhasua luchaba por la libertad del Corazón del hombre, del mundo. Esa era la diferencia, y ellos no lo podían entender. En el fondo esperaban que Jhasua se alzara en armas para defender al pueblo oprimido. ¡¡Qué amor tenía que tener Jhasua en su Ser, para seguir instruyendo y abrazando a gente con una mente tan corta y un corazón tan burdo. Pero él era así, veía siempre más allá, y con cariño les corregía en sus intenciones respecto a él.

Han pasado 20 siglos y el hombre sigue con la necesidad de independizarse, los unos de los otros, hipotecando su vida y su corazón por un trozo de tierra, unas costumbres y una bandera. Buscan raíces donde no deben buscar, y aunque fueran los dueños de medio mundo, necesitarían luchar por el otro medio porque seguirían sin encontrarse a sí mismos. Si el hombre buscara sus raices en su interior, en su Corazón, tomaría consciencia de que hay un ser vivo a sus piés que le reclama amor y cuidados y un Corazón inmenso que anhela y necesita mirar al Universo, donde realmente está nuestra Casa y nuestra familia. El hombre busca su libertad fuera de él, y no se da cuenta de que él mismo es su propio opresor, dominador y carcelero. La historia se repite una y otra vez, y cuando Jhasua aparezca de nuevo entre nosotros, muy pocos le reconocerán y seguro que le volverán a matar, porque a pesar de la libertad y democracia que supuestamente disfrutamos en esta civilización, el corazón del hombre sigue en un infierno. Pero hay miles de hombres y mujeres que llevan el volcán en sus corazones, y gracias a ellos, esta humanidad conocerá el alumbramiento más maravilloso que ninguna humanidad y civilización haya tenido.

DICES QUE CUANDO SE MANIFIESTE, NADIE LE RECONOCERÁ...¡PERO MILLONES DE PERSONAS ESPERAN QUE VENGA POR EL CIELO CON TODO SU PODER Y GLORIA!.

¡Pues qué equivocados están!. Nos están visitando ya sus emisarios, por los cielos, en sus propias naves...dime...¿creen muchos en los extraterrestres?. Unos los ignoran, otros les siguen y adoran como a dioses, volviendo a repetir la misma conducta nefasta de siempre, otros creen que se trata de algo satánico, y los hay también que creen que son anunciadores del fín inminente de esta humanidad. ¡¡Pobres emisarios!!. Todo el mundo espera que Jhasua venga en una nube o sentado en la cola de algún cometa que atraviese el planeta de norte a sur y de este a oeste. Jhasua se va a manifestar de la forma más sencilla, de puntillas, sin hacer ruido. Es un hombre como los demás, que sufre, trabaja, tiene ilusiones, ideales, crea nuevas alternativas, cambia, transforma...y ama... Muy pocos le reconocerán, tan solo aquéllos que realmente sepan de su corazón, porque no reúne las perspectivas que el mundo tiene puestas en él. Le volverán a matar, y serán mucho más sádicos que entonces, porque entonces era solo ignorancia, ahora hay ignorancia permisiva y maliciosa. La humanidad está tristemente muy polarizada, muy radicalizada. No hay equilibrio. Pero él ha venido a ejecutar el Plan hasta el final, y no solo, esta vez con miles y miles de hermanos, que juntos haremos vibrar el corazón del hombre y de este planeta. Y no solo ha venido él. Jhoanam también, y los dos volverán a pisar las calles de Jerusalem y abrazarán de nuevo a la ignorancia para transmutarla en Luz, y caerán en manos de los ignorantes, y entregarán su vida. Nadie sabrá de ellos, serán tomados como dos infelices que han caído en manos de la turba, cuando en realidad seran dos grandes Soles, que al morir en la materia, harán explosión y se fundirán para siempre con esta Humanidad.

TÚ, CUANDO ANTES ME HABLABAS DE LOS MILES DE HERMANOS QUE ESTARÁN CON ELLOS, TE HAS INCLUÍDO...¿ERES CONSCIENTE DE ELLO?.

Lo soy. Amo profundamente a esos dos seres maravillosos, pero no solo eso, me identifico plenamente con ellos, y te diré más aún...,a estas alturas, cada uno de esos miles de hermanos, que llegan a 7000, son conscientes también, lo saben en lo más profundo de su corazón. Es posible que como yo, no conozcan el momento ni las circunstancias ni lo que nos deparará el futuro, pero estamos prestos, con la maleta preparada, que llegado el momento, es posible que ni tan siquiera nos dé tiempo a cogerla.

¡ES MUY FUERTE ESTA AFIRMACIÓN QUE HAS HECHO!. ¿TE HAS PARADO A PENSAR EN LAS CONSECUENCIAS?.

¡Sí consciente de las consecuencias, sí...!.A veces me preocupa, y tengo mis miedos e incertidumbres pero, ante todo soy coherente y sincera conmigo misma. Sé que en un momento dado tendré que dar un paso al vacío, y estoy segura de que lo daré.

DICES QUE JHOANAM, EL BAUTISTA, VIENE TAMBIÉN CON JHASUA...NO ME HAS HABLADO MUCHO DE ÉL, Y SIN EMBARGO SE HA HABLADO TANTO DE SU FIGURA...SOBRE TODO DE SU MUERTE...¿POR QUÉ TUVO QUE MORIR?. ¿POR QUÉ JHASUA NO HIZO NADA POR SALVAR LA VIDA DE SU PRIMO?.

Se han dicho muchas barbaridades por ignorancia, pero también para hacer daño. Muchos han dicho y han investigado que Jhoanam y Jhasua no se podían ni ver, que eran totalmente opuestos, que incluso los seguidores de ambos estaban encontrados, y aun hoy, veinte siglos después, sucede lo mismo.

Jhoanam y Jhasua eran primos, sí, pero sabían perfectamente que eran hermanos, gemelos, sabían quienes eran, de donde venían, lo que habían venido a hacer y cúal iba a ser su final en esta dimensión y en aquél momento determinado. Eran misiones distintas, pero complementarias. Jhoanam sabía que tenía que desaparecer de escena para que Jhasua comenzara su trabajo. Ello no incluía su muerte tan brutal, pero las circunstancias fueron así, y él, al igual que Jhasua, la aceptó, la abrazó y la amó. Jhasua sabía que estaba preso, y que tenía que acontecer así. Cuando supo de su muerte lloró amargamente, pero lloró al hermano, al amigo, al compañero. Si él hubiera tenido en su mano el poder salvarle de la muerte, te aseguro que no lo habría hecho, porque ante todo respetaba la voluntad de Jhoanam. Muchos también quisieron apartar a Jhasua de su camino hacia la cruz, y tampoco lo aceptó. Se entregó a su destino elegido voluntariamente. Ni los seguidores de uno ni los seguidores del otro lo entendieron, porque después de la muerte de ambos, siguieron enfrentados, hasta hoy, y las espadas están todavía en alza. Pero ellos están aquí, y esta vez prescindirán de los suyos, y se manifestarán tan solo a los mansos, puros y entrañables de corazón.

Respecto a la muerte de Jhoanam, quiero romper una lanza a favor de la mujer que ha sido declarada la asesina del profeta. Esa mujer, que dicen que bailó para su padrastro y que como premio pidió la cabeza del Bautista, era una joven de 16 años, enamorada como una niña de Jhoanam, que como es de suponer, ante los sentimientos de la muchacha, la rechazó. Era una joven desquiciada, que vivía con una madre corrupta y grotesca, en una corte podrida. Yo la conocí, y sé que esa joven vivía por Jhoanam. El rechazo de él la hundió todavía más y se dio a la bebida. Poco a poco se fue consumiendo. Bailó, claro que bailó y estaba fuera de sí, como otras muchas veces bajo los efectos de la bebida. Dicen que pidió la cabeza del Bautista, y es posible que lo hiciera, pero no lo deseaba. Fue su madre la que mandó su muerte, por motivos oscuros que ahora no viene a cuento exponer.

Jhoanam se quedó sin cabeza, pero la pobre muchacha murió de dolor días después.

Sin embargo, en nuestros días, esa mujer está al lado de Jhoanam, es y será su compañera, y estará con él hasta el final. La historia la ha maltratado, como a otros muchos, pero la verdad siempre triunfa a la luz del AMOR.

DICES QUE LA HISTORIA Y EL HOMBRE A MALTRATADO A OTROS MUCHOS PERSONAJES...¿QUÍENES?.

Hay muchos. La historia debería rehacerse de nuevo, y es posible que algún día se haga. Pero estamos ahora tratando el tema de Jhasua, y te hablaré tan solo de dos personas que tuvieron relación con él. Judas Iscariote y Poncio Pilatos.

¿TÚ CREES REALMENTE QUE LA HISTORIA HA HECHO UNA INJUSTICIA CON ELLOS?.

No solo no lo creo, es que lo sé. A Judas se le ha condenado desde el principio como a un traidor, y ha sido el malo y el maldito de la historia. Era un hombre muy valiente, idealista, que luchaba por la libertad de su pueblo. Estaba dispuesto a matar por defender a los suyos, pero también a morir por sus principios. Era la suya una lucha por la libertad, pero muy diferente a la de Jhasua. Judas admiraba y amaba profundamente a Jhasua, pero cuando vió que sus intentos por moverle hacia dónde quería llevarle, a la lucha armada contra los romanos, habían fracasado, se volvió contra él. El seguía amándolo como hombre, pero resultaba muy peligroso para su movimiento de guerrilla y su gente. Y Judas optó. Fue coherente con su corazón y actuó. Cuando vió el final tan cruel que le habían preparado a su amigo, y al no poder hacer nada por evitarlo, se quitó la vida. No quiso seguir viviendo sin su amigo. A Jhasua le sangró el corazón, no por la traición en sí, ya que Judas no lo hizo por dinero, sino por ver que su querido amigo había colgado de un árbol, no solo a su cuerpo, a su disfraz, a su personaje, sino también a su corazón.

Pero como he dicho antes, el AMOR permite que la verdad se manifieste, y hoy, Judas, es un gran alquimista del Amor, es un inseparable de Jhasua y será uno de los artífices clave de este Plan de Recuperación que ya está en plena acción.

Y con Poncio Pilatos ocurrió lo mismo. Yo conocía a Poncio. Había sido muy amigo de mi madre desde la niñez, y cuando ésta murió, al poco de llegar él a la zona, quiso verme, y mantuvimos una muy buena relación. Era alto, guapo, muy varonil, el prototipo de romano que tanto me gustaba. Para mí era un hombre justo, aunque su trato hacia los judios, tan despectivo, en lo que a mí me afectaba, me dolía un poco.

Por ello, cuando en los interminables juicios a los que fue sometido Jhasua, donde era abucheado, golpeado y tratado como un animal delante de Poncio, y éste lo permitía, se me hundió el corazón. Poncio sabía que aquél hombre al que estaba vejando era mi amigo, y aun así no le importó. Ya no quiero entrar en si las circunstancias políticas le obligaron a ello, pero un hombre al que yo creía tan noble e íntegro...¡Le odié, le odié con toda mi alma!. Y cuando aquélla mañana, firmó la sentencia de Jhasua con aquélla frialdad, aun sabiendo que era inocente, renegué de mi condición romana y judía, y por primera vez me sentí liberada, más ligera. Ya solo me importaba Jhasua, lo demás, para mí, había dejado de existir.

Sin embargo...,hoy Poncio Pilatos es un hombre judio, que trabaja intensamente en el Plan y que será uno de los grandes estandartes de esta nueva humanidad.

TODO ESTO QUE ESTÁS CONTANDO ES MUY HERMOSO...¿PERO CÓMO ESTÁS TAN SEGURA DE TODO ELLO?.

A ver...sobre lo que te estoy contando sobre Jhasua, estoy totalmente segura. Lo viví, le conocí, y le conozco. Y sobre lo de Judas Iscariote y Poncio Pilatos, como de otras muchas cosas más, pues porque el Cielo así me lo ha revelado. Ya te dije al empezar esta entrevista, que desde los seis años, Jhasua ha estado a mi lado. Ha sido mi maestro, mi amigo, mi compañero, mi hermano...,todo me lo ha enseñado él, me lo ha revelado él. Por ello estoy segura.

¿Y EN NINGÚN MOMENTO TE HA ENTRADO LA DUDA DE QUE FUERAN MENTALISMOS TUYOS?.

¿Yo soy real, verdad...?. ¡Yo no soy un mentalismo tuyo, porque me puedes tocar, ver, oir y sentir!. Pues todo lo que te estoy diciendo, es tan real como yo. Tengo muchas incertidumbres y dudas, pero no sobre esto, sino por el futuro, por nuestro futuro...soy un ser humano, ¿sabes?, y viendo el panorama que nos rodea...pues a veces te entra en tembleque...,pero no lo dudes, que cuando me suene el despertador, abriré mis ojos y me pondré en pié.

VAMOS A CAMBIAR UN POCO DE TERCIO...SABIENDO COMO PENSABA JHASUA, LO QUE SENTÍA...LO QUE QUERÍA HACER, ¿CÓMO PUDO ELEGIR A HOMBRES, QUE SE HAN CONVERTIDO EN LOS GUIAS DE LA IGLESIA, TAN CERRADOS DE MENTE Y CON UN CORAZÓN TAN POBRE?.

Bueno, cuando antes me he referido a ellos en esos términos, no lo hacía con la intención de menospreciarles, sino para darte a conocer una realidad que yo veía. Eran hombres y mujeres sencillos, del pueblo, salvo raras excepciones, incultos, llenos de prejuicios, de ello ya se encargaba la religión con sus dogmas, y sin ningún conocimiento sobre el ser humano, y mucho menos sobre ellos mismos. Eran la consecuencia de aquél momento específico. Pero si se sintieron atraídos por la figura de Jhasua, fue por algo desde luego, y me atrevería a decir que el Cielo ya les había tocado el corazón. ¡¡el despertador, ya sabes...!!, porque Jhasua en ningún momento señaló a nadie y le mandó que le siguiera. ¡¡Para nada!!. Cuando la gente se le acercaba, porque ya te he dicho que era un hombre tan agradable y entrañable que nadie rechazaba su compañía, le preguntaba, y él les respondía, les enseñaba. Ellos quedaban prendados de él y lo único que les respondía era que si lo deseaban, que dejaran todo y que le siguieran. Que dejasen atrás todo lo viejo, insano e innecesario y buscaran, se pusieran a andar, y que si lo deseaban, que le siguieran, es decir, que hicieran aquello que él hacía con los demás. ¡¡Amar!!. Pero la gente de entonces, como la de ahora, estaban vacíos de ideales, de principios, no sabían distinguir entre vivir la vida y sobrevivir. Y se pegaron a él, le siguieron, no le dejaban solo ni para respirar. Necesitaban de el, de su consuelo. Muchos de ellos querían cambiar las cosas. La vida que llevaban no les gustaba, y vieron en Jhasua a un lider al que seguir e intentar algo para salir de aquélla rutina. Y así se fueron uniendo a Jhasua. El no podía echarles. Pero llegó un momento en que era tanta la muchedumbre que le seguía, que tuvo que tomar una decisión: cogería a un pequeño grupo de personas, hombres y mujeres, los que veía más abiertos y predispuestos a recibir sus enseñanzas, instruirles y hacerles más conscientes, para que después ellos pudieran a su vez enseñar a otros. Así empezó todo. En la mente de Jhasua jamás estuvo la idea, ni en su ánimo el objetivo de crear una iglesia. Era contrario a todo ello. Para él, el único templo era el Corazón del hombre, donde se manifestaba el Padre, su única Casa, la casa de todos, el SOL.

Solo cuando Jhasua se abrió, cuando su cuerpo quedó sin vida, su esencia penetró en el corazón de todos aquéllos que le amaban y que le odiaban, y el milagro sucedió. Se abrió la consciencia de muchos de ellos, comprendieron y pudieron así seguir con la enseñanza y el mensaje de Jhasua. Pero faltaba mucho para que la ignorancia desapareciese de esta Humanidad, y de nuevo acechó y ensombreció su labor. Su mensaje ha llegado a nuestros días defectuoso, incompleto, y su figura y su corazón salpicada por la intransigencia, soberbia, orgullo e ignorancia consentida de muchos que se han proclamado sus heraldos.

Por ello yo estoy contando todo esto, que aunque poco, porque mi experiencia con Jhasua fue muy personal, espero que dé un poco de luz al recuerdo de la figura y del corazón de Jhasua.

Es posible que nadie lea esta entrevista, o que si lo hacen, ni me crean o piensen que soy una oportunista, una lunática, una visionaria o cosas peores...,pero no me importa. Esta entrevista, donde estoy abriendo mi corazón y mi alma, se la dedico a él, es un regalo que le hago al mejor amigo, al mejor hombre, al ser humano más maravilloso que he conocido desde que la Luz abrió mis ojos. Sé que los que conocen a Jhasua, a su corazón, no tendrán que creerme, sino que estas palabras las confirmarán con su corazón. Los demás, aunque os quiero porque sois mis hermanos, aunque despreciéis este regalo, no me importa. Muy pronto vuestro corazón vibrará como nunca, y no sabréis por qué, pero veréis con otros ojos, y el miedo desaparecerá de vuestras vidas.

Y AUNQUE ME SALGA DEL TODO DEL TEMA...,TENGO UNA PREGUNTA QUE ME INTERESA MUCHÍSIMO...¿VISTE OVNIS ENTONCES?. ¿TUVO QUE VER JHASUA CON OVNIS?. ¿CREES QUE HOY EN DÍA, ÉL ESTÁ IMPLICADO EN ESTE FENÓMENO?.

No, para nada te sales del contexto. Con los ojos de Camaleón, nó, no ví naves extraterrestres, pero si fui testigo de fenómenos muy extraños, que con la experiencia de hoy,aseguro que sin duda alguna se trataron de dicho fenómeno.

¿Y QUÉ FENÓMENOS FUERON AQUÉLLOS?.

En ocasiones, cuando iba hacia el refugio escondite, veía a Jhasua en profunda meditación. Estaba rodeado de una luz dorada muy intensa, pero bueno, eso en él era normal, incluso me había enseñado a ver esas misma luz en mí. Lo extraño era que sobre él, en el cielo, se formaba siempre una especie de nube llena de colores, que parpadeaban a mucha velocidad. Cuando le preguntaba sobre ello siempre me decía: son nuestros hermanos, los que nos cuidan.

En otra ocasión, años más tarde, en su deambular por las tierras de Israel, una de las veces que fui a verle, una noche, cuando me disponía ir a su encuentro, ví una luz blanca muy fuerte. Fui hacia ella y me encontré con que Jhasua estaba con dos hombres más, muy altos y rodeados de esa luz . Hablaban con él. Yo, no queriendo interferir, quise volver al campamento, pero uno de ellos levantó su mano hacia mí, y sentí en todo mi cuerpo como gotitas muy frescas y con un aroma intenso y agradable, que me cubrieron como el rocío de la mañana. Sentí bienestar, mucha alegría y ganas de reir. Y así lo hice. Yo no me cortaba ni un pelo. Con la consciencia de hoy puedo decir que eran los hermanos venidos del espacio, que estaban allí para apoyar el Plan, que nunca nos han dejado, y que permanecen aquí hasta que el Plan llegue a su fín.

VAMOS A VER...,LO QUE NO ACABO DE ENTENDER ES POR QUÉ VIENE O HA VENIDO OTRA VEZ JHASUA, SI SABE QUE LE VAN A VOLVER A DAR CAÑA. ¿TÚ LO ENTIENDES?.

Sí, claro. ¿Tú entiendes por que un bombero se mete en una casa totalmente rodeada de fuego y con personas dentro, si sabe que es posible que cuando lo haga, el sea una víctima más?. Es absurdo pensar que porque ese es su trabajo. El bombero entra porque hay gente viva dentro con peligro de morir quemada, y él va a intentar que no suceda. En el corazón del bombero hay mucho amor, que es el que le impulsa a hacerlo. ¿Tu entiendes la decisión de una madre que va a dar a luz a su hijo, que elige darle la vida a costa de la suya propia?. Esa mujer ama, ama a su hijo, y ella no importa. De nuevo el Amor.

Jhasua ama al ser humano, más que a su propia existencia, porque nunca dejó de ser uno de nosotros. Esta humanidad es su familia, su casa, sus hermanos, sus amigos, su Corazón, su sueño, su objetivo, su dolor, su tristeza y también su alegría. El viene de nuevo con miles de hermanos más, a traer la esencia del Padre a este mundo maravilloso. Se repetirá el mismo proceso. El Sol Central se apagará durante unos instantes y su luz será un poco más débil, pero en el Corazón del hombre habrá un volcán encendido. El Padre, a través de estos hermanos, alimentará a esta humanidad.

Ellos saben, y no solo Jhasua y Jhoanam, que su compromiso les llevará a una entrega límite e incondicional. Lo hacen por amor, nadie les obliga, ya que el Amor siempre invita. El sabe que tendrá que morir, pero te aseguro que lo haría no cien veces más, sino miles si fuera necesario. Y tanto como cien, no...pero después de la experiencia como Jhasua, ha estado entre nosotros muchas veces, y la mayoría ignorado por el mundo, que es cuando mejor y más intensamente se trabaja por la evolución del hombre.

A LA VISTA DE LA EXPLICACIÓN QUE DÁ JHASUA DE POR QUÉ QUISO MORIR, SE DEDUCE QUE NO SIRVIÓ PARA NADA SU MUERTE, YA QUE EL PLANETA HA IDO A PEOR. Y DICES QUE AHORA VA A VOLVER, LE VAN A MATAR OTRA VEZ, Y ASÍ...¿HASTA CUANTAS VECES HASTA CONSEGUIR ALGO POSITIVO?.

Dime una cosa...cuando el bombero que ha entrado en la casa ardiendo, ha caído bajo las llamas, pero unas pocas personas han podido salvarse gracias a él...¿tú dirías que su muerte no ha servido de nada?.

Jhasua no quiso salvar al hombre de nada, porque el ser humano tiene que hacerlo consigo mismo. Lo único contra lo que luchó fue contra la ignorancia. Jhasua y los demás hermanos eran los vehículos de una poderosísima energía que impulsaría al ser humano hacia un sendero de búsqueda, donde al fín sería consciente de sí mismo y de su identidad. Esta energía tenía que ser entregada al hombre, y esos vehículos del Amor tenían que abrirse, morir en la materia, para dejar salir la esencia del Padre.

Aquí no se puede hablar de muerte, ya que estos vehículos físicos, sin dolor, se funden con la energía. Y si Jhasua eligió el camino del dolor, fue por sus hermanos, por los que vendrían detrás y serían víctimas de la barbarie de la ignorancia humana. ¿Qué por qué tuvo que tener una muerte tan violenta y traumática?. Dime...¿por qué el hombre tortura, persigue, viola, destroza y aniquila a otro hombre?. ¿A cúantos luchadores y buscadores de la libertad y de la verdad ajustician en las calles y en las cárceles del mundo diariamente, sin que nuestros corazones derramen una sola lágrima por ellos?.

Me dices que no sirvió de nada su muerte. Yo no siento lo mismo. Es cierto que el mundo ahora está muy polarizado. La parte negativa, la ignorante, es fuerte y muy poderosa, pero la parte positiva, también lo es. Hay muchos más vehículos físicos dispuestos y conscientes, y gracias al ejemplo de Jhasua hace 20 siglos, a ser portadores de nuevo del Amor y la energía del Padre. Si hace veinte siglos , cuando Jhasua comenzó el Plan de recuperación, hubo una explosión, ahora, cuando se lleve a su fín, habrá miles. Y este empujón energético lanzará definitivamente al hombre hacia la Luz, hacia sus orígenes.

Y no habrá más veces, al menos en este planeta y en esta dimensión, porque el hombre dará el gran salto.

¿POR QUÉ HA TARDADO VEINTE SIGLOS?.

Eso pregúntaselo al Padre. Pero supongo que 20 siglos de los nuestros, es un segundo en la Gran Mente. Y supongo también, que como cualquier proceso, lleva su tiempo.

ME HA PARECIDO ENTENDER EN ALGÚN MOMENTO QUE JHASUA HA ESTADO EN ESTE PLANETA MÁS VECES CON DIFERENTES CUERPOS. ¿ES CIERTO...POR QUÉ Y PARA QUÉ...Y QUÍENES HA SIDO?.

Sí, es cierto. El me lo dijo. Pero casi siempre ignorado por la humanidad. Lo que ya no sé es si consciente o no de quíen era. ¿Qué para qué...?. Pues para lo mismo de siempre, ayudar al hombre en su evolución. ¿Qué por qué?. Ya te lo he contestado antes. Jhasua ama a esta humanidad y se ha quedado entre nosotros hasta el final. ¿Qué quíenes ha sido?. Eso mismo le pregunté yo y me contestó: ¡Tu corazón ya lo sabe, es suficiente!.

ANTES DE TERMINAR ESTA ENTREVISTA, ME GUSTARÍA QUE ME HABLARAS DE LOS ÚLTIMOS MOMENTOS DE JHASUA, DEL PROCESO AL QUE FUE SOMETIDO, DE SU CASTIGO Y DE SU MUERTE EN CRUZ. SÉ QUE PARA TI ES DOLOROSO, PERO YO AMO PROFUNDAMENTE A ESE HOMBRE, Y QUIERO SABER LO QUE OCURRIÓ Y SINTIÓ A TRAVÉS DE TU RECUERDO.

Si, para mí el recordar de nuevo, me resulta muy amargo, aunque hubo momentos sublimes.Ya no vivíamos en aquélla aldea, ya que mi padre era mayor y no estaba para hacer viajes tan a menudo a Jerusalem. Llevábamos viviendo allí.en Jerusalem, varios años. Yo, últimamente, me había sentido muy mal físicamente. El plazo de los dos años que me dio mi padre, se había olvidado. Mi padre en el fondo me quería, y aunque yo no aceptaba casarme con nadie, como me veía inmersa en mis estudios y experimentos, me dejó tranquila. También es verdad que durante esos años se volcó más con mi hermano. El se había casado, y tenía ya tres niños. Y mi padre se sentía muy orgulloso de él. Pero yo había tomado una decisión. Había estado demasiados años detrás de Jhasua, jugando al escondite y llevando una vida muy agitada, sin tomar una decisión por miedo a que mi padre me descubriese y me apartara de él para siempre. Yo era ya una mujer de casi 30 años, me faltaban unos meses. Así que durante una semana estuve escribiendo una carta a mi padre y a mi hermano, donde les decía que les quería y amaba profundamente, pero que tenía que seguir mi camino. No tuve valor para decírselo a la cara. Mi padre tenía mucho poder, y no me habría dejado marchar tan facilmente, más cuando sospechaba que había algo entre ese profeta y yo. En silencio y sin levantar sospecha, esa semana había ido recogiendo mis cosas, las más necesarias para sobrevivir fuera, y vendiendo las joyas que había heredado de mi madre, ya que las tierras, las tenía mi padre bajo su tutela.

Me sentía mal por ello, pero esa noche tuve un presentimiento. Soñé que Jhasua venía hacia mí con una copa de vino, ofrecièndomela para que bebiera con él. Sonréia, pero en sus ojos había lágrimas. Me desperté bruscamente del sueño, me levanté, me vestí con la intención de preparar mi marcha, cuando sentí un golpe seco en la ventana de madera de mi habitación. Me asomé, y ví que un muchachito, con una piedra en la mano, me miraba. Tenía un mensaje para mí. Le dije que envolviera la hoja del árbol en la piedra y que la lanzara. Y así lo hizo. Cuando tuve en mis manos la hoja, había en ella grabada unos signos. Eran una especie de lenguaje que utilizábamos Jhasua y yo para comunicarnos sin levantar sospecha en el entorno de mi padre, leí y no esperé más. Con lo que tenía, y sin hacer ruido, salí de la casa de mi padre para no volver nunca más.

¿Y QUÉ HABÍA ESCRITO EN ESA HOJA?.

Jhasua me decía que el momento había llegado, y que la ignorancia del ser humano lo estaba acorralando. ¿Te puedes imaginar cómo me sentí, verdad?.

¿DICES QUE TENÍAS CERCA DE LOS 30 AÑOS?. ¿ENTONCES CÚANTOS TENÍA JHASUA CUANDO MURIÓ?.

Cuarenta o cuarenta y uno. No murió con 33 años como se dice. Comenzó su vida más pública a los 29 años, pero estuvo diez años viviendo en todas partes y enseñando. Llegó a ser un gran terapeuta, muy reconocido por los amigos y los enemigos.

¿Y DÓNDE FUISTE CUANDO SALISTE DE CASA DE TU PADRE?.

Fui a casa de un amigo de Jhasua. Yo solo le había visto una vez, pero confiaba en él. Me dijo que él había recibido un mensaje de que Jhasua quería celebrar una reunión con los amigos, que quería hablar con nosotros. Aquélla reunión iba a ser una cena, y la hora de la cita a las 6 de la tarde del día siguiente. Me quedé con él en su casa, y cuando le dije mi intención de localizar a Jhasua en la ciudad, me dijo que no lo hiciera, que no era conveniente para su seguridad. El rostro de aquél hombre, tan preocupado, me resquebrajó por dentro.

Me deshice de mis ropas viejas, y me vestí con las mejores galas romanas de mi madre.

Comencé la búsqueda de Jhasua, hasta que dí con él. Cuando me vió se echó a reir. Nunca me había visto vestida de mujer de aquélla forma. Me abrazó y me dijo que tenía que hacer unas cuantas cosas, y que prefería estar conmigo en otro momento más tranquilo. Me invitó a la cena que al día siguiente iba a tener con todos sus acompañantes. El sabía que le había visto en sueños, ya que me envió ese mensaje. Pero cuando le pregunté que por qué lloraba, sonrió, me besó y me contestó que porque era muy feliz.

Le ví desaparecer entre sus seguidores, pero mi corazón se quedó pesaroso e intranquilo.

Al día siguiente, a la tarde, me puse mis mejores vestidos y acudí a la dirección que Jhasua me había dado. Llegué un poco tarde, ya que hubo un altercado en la calle entre soldados y gente del pueblo, y no era muy seguro andar por las calles.

Cuando llegué, subí unas escaleras y cuando me dispuse entrar en la sala donde estaban reunidos, oí algo que me dejó pegada al suelo y con el alma congelada. Jhasua les estaba contando lo que le iba a acontecer, e intentaba explicarles el sentido de todo aquello. No pude atravesar la cortina, y me quedé sentada en el suelo, al pié de la escalera. Uno de los sirvientes que atendía la mesa, al verme en el suelo, me preguntó si necesitaba algo, y como no le respondía, me invitó a que pasara a una salita contigua al comedor. Allí estaba molestando.

No sé cúanto tiempo pasó. En la misma posición en la que me dejó el sirviente, me encontró Jhasua luego. Se habían marchado todos, salvo dos de sus amigos que le esperaban en la calle. Uno de ellos creo que era mi querido filósofo.

Había entrado a la salita con una copa de vino, de la que bebió y luego me ofreció a mí. Entonces comprendí. Lo supe todo. Bebí y me abracé a él con desesperación. El me abrazó con fuerza, como lo hacía antaño, cuando niña. Yo entonces le miré y ví que lloraba y le supliqué que me permitiera estar a su lado. El me dijo que tenía miedo, que su cuerpo temblaba ante lo que le esperaba, pero que su corazón estaba lleno de felicidad. Yo le insistí, quería estar con él, pero él, casi me suplicó, que me alejara. No quería que viese, que me destrozara el corazón. Yo todavía no había entendido lo que le movía a hacer aquello, y solo compartiría con él el dolor, y nó la plenitud y el Amor que había en todo su Ser. Pero aunque me lo suplicó, no pude complacerle. Lo primero que hice, como una posesa, fue ir a entrevistarme con Poncio, pero había mucho alboroto en las calles, y los soldados no me permitieron verle. Estaba ocupado en asuntos más importantes.Entonces volví al lugar donde se había celebrado la cena, y ya no había nadie, pero uno de los sirvientes me dijo qué dirección había tomado Jhasua con sus dos acompañantes. Enseguida intuí hacia donde se dirigían. Había una zona muy alta, desde donde se veían los tejados de las casas de Jerusalem, y dónde Jhasua, cuando estaba trabajando allí, solía escaparse para estar a solas. Me eché a correr, y perdí una de las sandalias de cuero, y como siempre, me herí en un pié. Me costó encontrarles, pero al fín ví a sus acompañantes. Uno de ellos era el filósofo, mi querido confidente, pero no deseaba en esos momentos hablar con ellos. Pensé que Jhasua no tenía que estar muy lejos, y seguí avanzando. Y lo encontré, arrodillado y abrazado a un fuerte árbol. Lloraba, pero en silencio. Mis piés quisieron moverse, echarse a correr de nuevo hacia él, pero su oración se hizo más sonora y suplicante, y quedé inmovilizada, escuchándole. Jhasua no oraba al Padre por él, ni le suplicaba que apartara el caliz de su camino, ya que lo había elegido el mismo. Oraba por sus amigos, por sus hermanos. Quedarían solos, y sabía que los tiempos no iban a ser nada buenos para ellos. Los veía todavía tan débiles, tan indefensos...,por ello quería morir, quería ser su alimento, su fuerza, su energía. Quería vivir en ellos, luchar con ellos...¿pero cómo hacerles comprender que lo que hacía era por ellos?.¿qué no iban a estar solos?. Y de nuevo se echó a llorar, abrazando con más intensidad al viejo y frondoso árbol.

Ni hizo falta que fuera hacia él. Lo sabía, me había sentido. Se levantó, se volvió y vino hacia mí.

¿Tú si que me entiendes, verdad Camaleón?, me preguntó.

¡Creo que sí, Jhasua!. Le contesté besándole el rostro.

¡Camaleón, vete de aquí...aléjate...no quiero verte sufrir!.

¡Si me dejaras compartirlo contigo, no sufriría, y lo sabes!.

¡No está en mi mano, Camaleón...es un asunto entre tu corazón y el Padre!.

¡Ya lo he tratado con él, Jhasua, pero no me ha respondido!.

¡Tienes tanto dolor en tu corazón, que no le puedes escuchar, Camaleón...!.

Me has dicho tantas veces que soy una Hija del Sol, que al final me lo he creído, ¿sabes?.Es cierto que mi amor por esta Humanidad es algo débil, pero te amo a ti más que a mi propia existencia, y tú para mí eres la Vida, la Luz, el aire que respiro...¿sabes lo que le he pedido al Padre?. Que me permita estar contigo, que si es necesario, volveré y volveré hasta el final del tiempo, trabajaré por esta humanidad que tanto amas, y que estoy empezando a sentir en mi Corazón, pero, quiero estar a tu lado, Jhasua.

¡Ya veo que ha llegado la hora para los dos!. Siente también en tu corazón la plegaria de muchos de nuestros hermanos que en estos momentos, en el mundo, están entregándose con nosotros. Y confía...confía en el Amor Camaleón, y por favor, hermana...si has decidido estar cerca de mí, que no haya lágrimas en tus ojos, ni dolor en tu corazón. Necesitaré la sonrisa de mis hermanos para poder avanzar en mi camino.

Sentí que Jhasua necesitaba estar a solas unos momentos, me abracé a él y salí corriendo de allí.

Me quedé rezagada entre los matorrales, esperando los acontecimientos.

¿ERAS CONSCIENTE DE LO QUE LE PEDÍAS AL PADRE A CAMBIO DE ESTAR AL LADO DE JHASUA?

Claro. Era morir y volver a nacer, morir y volver a nacer, así durante años y años...,ese era el concepto que tenía entonces. Y en aquél trance tan doloroso y decisivo me dí cuenta que amaba tanto o más el sueño de Jhasua que a él mismo, que no solo era sueño de él, sino el objetivo de todos los hermanos, los hijos del Sol, en esta dimensión de la materia. Pero mi despertar fue así, un poco chapucerillo.¡qué vamos a hacer!. Eramos todos hermanos, procedíamos del mismo lugar, y mira la diferencia de consciencia entre Jhasua y yo, por ejemplo. El me decía que era por necesidad del guión de la puesta en escena del Sueño de la Vida, que lo más importante era ser coherente con nuestra interpretación y dar lo máximo de nuestro Ser en ese pequeño papel interpretativo.¡Si le hubiese comprendido antes como lo hago ahora...!.

¿Y QUÉ SUCEDIÓ DESPUÉS?.

La guardia del templo fue a por él. Mi filósofo se interpuso entre esa gente y Jhasua, y recibió un fuerte golpe que le dejó sin sentido y tendido en el suelo. Cuando desaparecieron con Jhasua, me acerqué a Jhoan y le ayudé a levantarse. Estaba conmocionado y desesperado. Yo intenté tranquilizarle, y al final nos serenamos los dos. Estudiamos meticulosamente nuestros próximos movimientos, con el fín de estar cerca de él. Los dos éramos conscientes de lo que iba a acontecer, y el significado de ello, y aunque el corazón nos sangraba, nuestro espíritu lo aceptó, y nos preparamos para ser el apoyo que Jhasua tanto iba a necesitar, y no unas plañideras.

Yo era conocida y respetada en los círculos romanos. Podía tener acceso a casi todos los lugares públicos y a algunos privados. El hecho de ser amiga de Poncio, me abría todas las puertas. Además yo vivía como una romana y me comportaba como tal, y por qué no decirlo, mi madre debió ser alguien importante en los ambientes romanos. Todos sus amigos me decían que era el vivo retrato de ella. Entonces comprendí el por qué mi padre huía casi siempre de mi presencia. La amó intensamente, y yo se la recordaba constantemente. Gracias a ese privilegio que tenía yo, Jhoan también tuvo acceso a todos aquéllos lugares.

Fuimos testigos de todo el proceso en la zona romana, pero cuando se lo llevaron al Templo, a la presencia de los sacerdotes, no pudimos seguirlo. Me enteré que mi padre formaba parte de aquél vergonzoso tribunal, y que fue uno de los que más le ridiculizó y ofendió. Sigo amando a ese hombre que fue mi padre, y espero que hoy sea uno de los muchos, como Judas y Poncio, que trabaje en este Plan tan Maravilloso de Amor.

El primer golpe que recibió mi corazón, fue en el patio de atrás, el que daba acceso a la vivienda de Caifás. Hasta allí, sí que me atreví a ir, ya que salvo mi padre y unos pocos de los sacerdotes, no me conocían. Además estaba estratégicamente mezclada entre la gente. Los guardianes y servidores de algunos sacerdotes estaban mofándose de Jhasua. Le habían atado las muñecas por atrás, en la espalda. Y uno de ellos le soltó semejante golpe en la cara, que con su fuerza y altura le tiró al suelo. Pero no fue por algo que dijera, ya que Jhasua estaba en silencio, sino por atreverse a mirarles con la cabeza alta y a los ojos. El no les tenía miedo, y eso era lo que más les enfurecía. Comenzó a sangrar por la nariz y por la boca. Pero como tenían que presentarlo ante el sanedrín, le echaron por encima un recipiente con agua. Cuando le metieron en el interior, ya no pude seguirle.

Yo sabía que tarde o temprano lo llevarían ante Poncio, y hacia allí me fui, hacia el puesto militar. Como siempre estaba ocupado. El ya sabía para qué quería hablar con él, y no deseaba el encuentro. Así que esperé, casi toda una mañana, y al final, el funesto cortejo apareció. Poncio les estaba esperando, fuera de sus estancias, en el patio, donde entrenaban sus soldados. Cuando ví aparecer a Jhasua, mi corazón se estremeció y mi vientre se revolvió. Estaba lleno de magulladuras, moretones, salivazos, golpes, su precioso pelo revuelto y manchado de barro. El mismo Poncio se ofendió por llevar ante él a un preso tan sucio y en esas condiciones. Y ordenó que fuera limpiado antes de comenzar el proceso.

Se lo llevaron, y al cabo de unos minutos lo volvieron a poner ante la presencia del procurador. Estaba totalmente desnudo y chorreando agua. Uno de los soldados le echó por encima una capa, y Poncio, muy contrariado, dio comienzo a la farsa del juicio.

Es cierto, y doy fé, de que Pilatos hizo lo imposible por salvarle la vida, pero a pesar del poderío romano, aquél hombre estaba hipotecado por los entresijos de la política, y al final, asqueado de aquéllos sacerdotes y harto de aquélla “gentuza” como él llamaba a los judios, hizo un gesto muy típico en él, que era el frotarse las manos, como diciendo “no me pringo en esto”. Yo no ví que se lavara las manos en ningún sitio. Eso sí, para contentar a la muchedumbre, ordenó que fuera flagelado según la ley romana, ya que el castigo iba a ser infligido por romanos. Y la flagelación romana era pública, con el reo completamente desnudo, y los golpes eran 100 más uno. Pocos sobrevían a ese castigo, y los que lo hacían, quedaban lisiados para el resto de su vida.

Ordenó este castigo en la creencia, creo yo, que el populacho se contentaría, y así darle la posibilidad de sobrevivir.

La flagelación, como te he dicho, era pública, y se iba a ejecutar en aquél mismo patio, pero solo podían estar presentes ciudadanos romanos. Al resto, a pesar de las quejas y gritos, los echaron fuera. Solo quedaron en el patio los soldados, servidores de Poncio y algún que otro mercader extranjero. Jhoan no quería salir de allí, y vino donde mí. Yo sí que podía permanecer allí, por mi condición de romana, aunque los soldados que me veían se extrañaban de que a una mujer le gustase ver aquél espectáculo. Les incomodaba , pero no podían prohibírmelo. Uno de ellos, que sabía también mi condición de judia y la relación que me unía al preso, para vengarse de mí, creo yo, me cogió amablemente del brazo, pero con fuerza, casi arrastrándome, y me obligó a estar a penas a un metro de Jhasua. Jhoan, fue arrastrado igualmente detrás de mí. Aquél soldado, que era uno de los responsables de la guarnición, me gritó al oído, que si salía de mi boca un palabra o un grito, degollaría delante de mí a Jhoan. Yo creo que en aquéllos momentos mi corazón dejó de latir. Al menos yo ni lo sentía, como tampoco mis piernas. Le arrancaron a Jhasua la capa que le habían puesto anteriormente por encima, le ataron las muñecas a un poste, a la altura de su pecho, y de un golpe de píe de uno de los soldados, le dejaron con las piernas totalmente abiertas. Aquéllos hombres, que no eran más que basura alcoholizada, dejaron caer a un lado los látigos, se miraron entre sí, y soltaron carcajadas que retumbaron en los pilares del patio. En aquél momento empecé a morir, en mi corazón se abrió una herida que empezó a sangrar. Estaban violando a mi Jhasua, uno tras otro, como bestias, y yo con las manos tapando mi boca para no cometer el error de gritar. Jhoan se abrazó a mí, y fue entonces cuando Jhasua se volvió hacia nosotros y nos sonrió y oimos su voz, aunque él tenía la boca cerrada por la hinchazón de los golpes: “Animo, hermanos, que el Amor está con nosotros”. Cuando yá aquéllas bestias ignorantes lo creyeron oportuno, cogieron sus látigos y comenzarón a golpear a Jhasua por todo su cuerpo. Contabilizaban los golpes, y yo sentía, a cada golpe, cómo mi corazón se debilitaba más y más. Y por fín el 101, más una patada que le dieron en el bajo vientre para que se pusiera en pié. Jhasua violado, vejado, ultrajado y destrozado a golpes. Muy pocos han dejado testimonio fiel, y los que lo han hecho, se quedaron cortos. Además...¿cómo iban a dar testimonio de algo que no vieron?. Tan solo Jhoan estuvo conmigo, y el filósofo perdió allí el brillo de sus ojos.

Uno de los soldados, como vió que Jhasua se tambaleaba peligrosamente y necesitaba terminar de ajustar unas cadenas, lo empujó hacia mí, quedando a merced de mis brazos. Jhoan me ayudó a sujetarle, ya que si no los dos nos hubiéramos caído al suelo. Me olvidé de sus heridas, del mal estado en el que estaba, le estruje contra mí, le abracé con toda mi alma, y sentí su corazón muy acelerado. Tenía mucha fiebre, y temblaba. Le besé y le dije al oído:”No te olvides de mí, llévame contigo”. Y de nuevo nos lo arrancaron. Como debía ser presentado de nuevo ante Pilatos, lo metieron de un golpe en un abrevadero para quitarle del cuerpo la sangre. Lo sacaron y le pusieron por encima una túnica oscura. Uno de aquéllos verdugos había preparado otro artilugio de tortura que empleaban muy a menudo. Era un casquete hecho con ramas de una planta que tenía unas espinas del tamaño de un alfiler, de los de ahora. No era mortal, pero sus efectos castigaban mucho al reo y lo ponían al límite. Necesitaron ayudarse de un martillo para encajarlo en su cabeza, y yo ya no pude más y me eché a correr hacia él sujetándome desesperadamente a sus piernas. Uno de los verdugos me soltó de Jhasua, y de un golpe en el rostro me lanzó contra la pared del pórtico. Mi visión se nubló y perdí el conocimiento. Cuando reaccioné, el patio estaba vacío, pero Jhoan estaba a mi lado. Tenía una herida en la cabeza y él me la estaba intentado curar, pero lo que no conseguía era parar la hemorragia. Me había mordido la lengua con el golpe, y me sangraba mucho, y además, se me había hinchado de manera que para respirar lo tenía muy difícil. Pregunté por Jhasua, pero Jhoan me dijo que definitivamente había sido condenado a la muerte en la cruz, y que acababan de cargarle con el tronco y se dirigían hacía el Gólgota. Jhoan quería ir tras él, pero yo no estaba para correr. Le pedí que se fuera, que no le dejara solo. Y así lo hizo. Yo como pude me levanté, me tapé la boca con una parte de mi vestido para controlar la hemorragia, y me puse a andar lentamente. Como ví que no podía hacerlo por mí misma, ví a dos hombres a la salida del patio y les dí todo el dinero que tenía con la condición de que me llevarán al Golgota. No tenían aspecto de ser unos aprovechados, pero se pensaron mucho el ir hasta allí. Me miraron con un gran interrogante en sus rostros, y accedieron, pero me pidieron algo más, un anillo de oro de mi madre, que era el único que conservaba. Se les dí, y ellos cumplieron su cometido. Pero faltaban escasamente unos cinco metros para acceder donde estaban preparando a los reos, cuando unos soldados nos cortaron el camino. Ellos me dejaron tirada en el suelo, y yo sin fuerzas para poder levantarme. Alcé mi cabeza y le ví. Le habían quitado de un golpe la capa, y la piel de su cuerpo se había quedado pegada en la tela, volviendo a sangrar una vez más. Ya no le veía el rostro, hinchado y deformado por los golpes, lleno de sangre y de polvo...aquél rostro que tanto me enamoró, encendia ahora mi corazón como una antorcha. Quise avanzar arrastrándome, pero el fuego de las fogatas encendidas, el fuerte viento que se había desatado, y aquélla sombra oscura y asfixiante que rodeaba el lugar, me impedía avanzar. Se diponían a tumbarle en el suelo para clavarle, y mi corazón ya no resistió más. Sabía que en mi cuerpo algo andaba muy mal. Ya no sentía mis piernas, y tampoco podía hablar. Jhasua se dejaba hacer, a pesar de su sufrimiento, nunca dejó de sonreir y levantó su rostro hacia el Cielo, y fue en ese momento, cuando el aire dejó de soplar, las personas se quedaron inmóviles, como muñecos, el fuego se aquietó, y se hizo un gran silencio. Yo sentí cómo se me caía algo al suelo, sin embargo estaba sobre él, y al momento me sentí ligera y de pié. Enseguida me dí cuenta de lo que estaba sucediendo. Había dejado mi cuerpo en tierra, sin vida. Mi corazón había estallado, y por fín era libre. Ví que Jhasua estaba esperándome con los brazos abiertos y volé hasta él y me abracé con tanta intensidad, que me sentí parte de él, fundida a él. Me sentí en el interior de un volcán, donde había más hermanos. Fuego, energía, expansión, color, luz, plenitud y Amor...un Amor que te rompía en mis pedazos y te recomponía otra vez. Dolor, mucho dolor...,pero cuanta felicidad...estaba en el Corazón de Jhasua, estaba sintiendo y experimentando la energía del Padre, estaba compartiendo con mi amor la última entrega, la culminación de una existencia. Miré a los ojos a Jhasua, y esta vez, aunque seguíamos en la cruz, sus ojos estaban abiertos, transparentes, chispeantes y llenos de plenitud y de vida. Y en aquél momento, con voz grave y temblorosa exclamó: “El Amor les ha perdonado, porque no saben lo que están haciendo”.”¡Pero nosotros sí, Padre,lo sabemos!. “Ahora estamos en tus manos, Padre, esta locura maravillosa, ha comenzado”.

Y lo último que recuerdo fue de nuevo el fuego, el calor, el dolor y una fuerte explosión que me cegó y me absorbió hacia el interior del pecho de Jhasua.

LA VERDAD ES QUE...ME HAS DEJADO SOBRECOGIDO...TENGO EL CORAZÓN A LA ALTURA DE LA GARGANTA...Y ME APETECERÍA LLORAR UN POCO PARA DESAHOGARME, PERO TENGO QUE SEGUIR CON LA ENTREVISTA...ENTONCES...POR LO QUE HAS CONTADO...ESO DE QUE JHASUA DIJO “PADRE, PADRE POR QUÉ ME HAS ABANDONADO...”, INTUYO QUE NO TIENE MUCHO SENTIDO...

¡Ninguno...,es que no lo dijo!.¿Cómo va a lamentarse de que su Padre le ha abandonado, si estaba en él?. ¡¡Era totalmente consciente de que el Sol iba a hacer explosión con él!. Otra cosa que no es cierta, para nada, es que Jhasua fuera un varón de dolores, un chivo expiatorio, un hombre que cargó con la ignorancia del mundo...

¡Mentira!.Mentira!.

Jhasua, aun en los momentos más álgidos, siguió sonriendo y entregándose con alegría. No fue un chivo expiatorio porque no había nada que expiar, tan solo combatir la ignorancia en la que está sumida esta humanidad. Y no cargó con la ignorancia del mundo, sino que la abrazó, que es muy distinto. Para él no fue una carga, fue un acto de amor hacia sus hermanos.

Pero el hombre sigue sin creer en él, en lo que hizo. Están tan lejos de experimentar ese sentimiento de Amor en sus entrañas, que les parece imposible que un hombre fuese capaz de hacer lo que hizo Jhasua. Es mejor creer que era DIOS, y para Dios es fácil hacerlo. Es mejor idolatrar a un ser, haciéndole responsable de lo bueno y de lo malo que nos acontece en nuestras vidas, que descubrir la divinidad que hay dentro de cada uno de nosotros, y actuar en consonancia.

Doy fé de que Jhasua no fue ningún dios especial. Fue un SER HUMANO, UN HIJO DE LA LUZ, como todos, que descubrió su propio grial en su corazón, y desbordándolo, lo dio a beber a la humanidad. Sigamosle, y hagamos lo que él hizo.

Que Lucifer no es el malo de la película. Es nuestro hermano. Que el demonio no existe, es nuestra propia ignorancia la que nos acecha constantemente.

Que no somos pecadores ni merecedores de un Juicio Final de Dios. Tan solo lo tendrán aquéllos que no saben perdonarse a sí mismos ni a los demás. Ellos ya están viviendo en su propio infierno. Somos queridos, amados, mimados por el Cielo, pero nuestro corazón está todavía tan dormido...que preferimos permanecer en una pesadilla que despertar a la Vida y a la Luz del Universo.

RAQUEL REYES