Vía: LiveScience | Owen Jarus| 29 de marzo de 2012 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)
Milenios antes de hoy en día, cuando los reclutadores militares captaban a los potenciales soldados en centros comerciales o ponían carteles al respecto, una ciudad romana adoptó un enfoque bastante diferente en la recluta de soldados para el ejército del emperador.
Una inscripción, recientemente traducida, que se remonta a unos 1.800 años atrás, revela que Oinoanda, una ciudad romana en el suroeste de Turquía, se dirigió a un campeón de artes marciales mixtas para alistar reclutas para el ejército romano y llevar a los nuevos soldados a una ciudad llamada Hierápolis, ubicada a cientos de kilómetros al este, en Siria.
Su nombre era Lucius Septimius Flavianus Flavillianus, y fue campeón de lucha libre y pancracio, una modalidad esta última de carácter sangriento y a veces letal, una mezcla de artes marciales donde los contendientes trataban de dejarse el uno al otro en estado inconsciente o en sumisión.
Flavillianus resultó tener tanto exito como reclutador militar que se decretó que fuera considerado una "figura de culto en el grupo de los héroes" después de su muerte, con cada tribu de la ciudad erigiendo estatuas en su honor. La inscripción, escrita en griego, fue grabada en la base de una estatua hallada en el ágora de Oinoanda (el espacio público central) y habría sido erigida por los habitantes de la ciudad. Descubierta por un equipo de arqueólogos en el año 2002, no fue hasta ahora que los investigadores la han traducido y publicado.
"Esta es una pieza muy rara que ha salido a la luz", dijo Nicholas Milner, un investigador del Instituto Británico en Ankara, el cual publicó la traducción en la edición más reciente de la revista Anatolian Studies. Milner explicó que en el Imperio Romano, este tipo de "heroización" era muy raro.
Imagen de la inscripción sobre Lucius Septimius Flavianus Flavillianus. Foto: Nicholas Milner, del Instituto Británico en Ankara
Un atleta campeón
La inscripción saluda a Flavillianus como un "atleta campeón", y, a partir de otras inscripciones halladas en Oinoanda, los investigadores saben que los dos deportes en los que ganó campeonatos fueron la lucha libre y el pancracio.
El pancracio era un deporte tan sangriento que tenía sólo dos reglas conocidas: no sacar los ojos y no morder. Aparte de estas restricciones, cualquier cosa era un juego justo. Filóstrato, un antiguo escritor que vivió alrededor del mismo tiempo que Flavillianus, escribió que los competidores de pancracio eran expertos en diferentes tipos de estrangulación. "Ellos doblan los tobillos, retuercen los brazos, lanzan golpes y saltan sobre sus oponentes" (traducción del libro "Arete: los deportes griegos procedentes de fuentes antiguas", Stephen Gaylord Miller, 2004).
Escena de pancracio: el luchador de la derecha intenta reventar el ojo de su adversario. El árbitro interviene con un látigo para sancionar la falta. Kílix, 490-480 a. C., Museo Británico.
En el momento en que asumió las funciones de reclutar soldados, Flavillianus era un hombre maduro que había luchado y ganado en muchos de estos concursos. Su padre incluso se jactó del éxito de su hijo en una inscripción en su propio mausoleo, al escribir que Flavillianus "después de haber entrenado en pancracio, ganó las coronas por varias victorias en los juegos sagrados".
Esta experiencia como luchador campeón, y la fama que le acompañó, habría ayudado a Flavillianus en su tarea. "Él habría sido capaz de juzgar a los reclutas adecuados y probablemente sabía mucho de posibles candidatos", dijo Milner. También "el ser un atleta de alto rendimiento era una especie de estatus de celebridad en la época romana. Y una celebridad tendría mayor capacidad para conseguir apoyos y un gran número de voluntarios que alguien que no lo fuera". Sin embargo, es posible que algunos de los soldados que Flavillianus reclutaba fueran alistados contra su voluntad.
El hombre del misterio
Flavillianus habría escoltado personalmente a sus reclutas a Hierápolis, pero, más allá de eso, dijo Milner, los investigadores no saben si el campeón se unió, él mismo, al ejército romano.
Milner no está seguro de por qué Flavillianus se convirtió en reclutador del ejército, aunque sugiere que fue motivado probablemente por cuestión de honor. Si él no hubiera hecho el trabajo habría correspondido a la comunidad en general (especialmente aquellos que eran ricos) captar a los reclutas.
"Esta era una sociedad que estaba impulsada por la competición por el honor, particularmente entre la parte superior de los miembros de la ciudad", explicó Milner. "Ellos competían entre sí para eclipsarse los unos a los otros ante a los ojos de su comunidad local y esperanzadamente también ante los ojos de las autoridades romanas".
Paralelos de hoy en día
Irónicamente, muchas de las cuestiones mencionadas en la inscripción son aquellas con las que nos enfrentamos hoy en día. Durante la última década, las artes marciales mixtas se han convertido en un deporte popular en la cultura occidental, aunque con muchas más normas. Los métodos de reclutamiento militar también son un tema candente hoy en día. Incluso el enemigo de los reclutas de la antigua Roma contra el que potencialmente habrían estado luchando, los persas, con sede en el actual Irán, son hoy en día vistos por algunos como un adversario potencial para los Estados Unidos y otras naciones.
Estos paralelismos entre el mundo antiguo y los tiempos modernos no son olvidados por Milner. Él explica que la civilización romana, con las amenazas externas que ellos afrontaron, tendía a ser bastante militarizada. La idea de utilizar a un célebre atleta como un "elemento de atracción" para el reclutamiento es una idea que bien podría ser utilizada en la actualidad.
"Si nosotros estuvieramos enfrentados a una situación similar bien podríamos hallarnos respondiendo en forma bastante similar", dijo Milner. "De alguna manera, las gentes del mundo antiguo no eran tan diferentes a nosotros y podemos vernos a nosotros mismos en ellos".