El pueblo Maya, llegó a dominar amplios conocimientos en astronomía, lo que les permitió, entre otras cosas, conocer los ciclos solares y saber que estos ciclos del sol, duran once años y uno de estos ciclos, el último que ellos conocían, concluía en el verano de 2012, de ahí la deducción de algunos de que esta fecha sería el fin del mundo; esto no es así, cuando lo único que nos dicen los Mayas, es que se producirán importantes cambios climáticos y geológicos.
La cultura maya nunca desapareció del todo, ya que aunque los reinos mayas, las ciudades estado, fueron conquistadas, nunca fueron obligadas a dejar su lengua ni su cultura, basada en la agricultura y el comercio, aunque los Mayas, fueron grandes matemáticos y astrónomos, como lo demuestran sus vaticinios sobre eclipses y ciclos solares.
En la primera profecía, hablan los mayas de un RAYO CÓSMICO que golpeará al sol; un rayo proveniente del centro de la galaxia y que provocará en este grandes alteraciones; hablan ellos de los ciclos solares y dicen que cada 5.125 años, un fenómeno similar, produce una gran alteración en el sol; es evidente, que no sabemos cual es la naturaleza de ese rayo cósmico, que sin duda en el caso de que existiera y fuera capaz de alterar al sol en el grado que ellos predicen, tendría que ser un objeto muy grande, o un gran chorro de energía, como un gran planeta o algo similar; esta fecha se cumple el 21 de diciembre de 2.012; en esta primera profecía se habla de un periodo de veinte años, que comenzaría en 1.992; pero esto es elucubración.
En la segunda profecía, se habla del eclipse de sol de 11 de agosto de 1.999; cosa que predijeron con absoluta precisión; no deja de ser sorprendente que una civilización precolombina, fuera capaz de hacerlo, hubiera sido capaz de medir con tal precisión el movimiento de los astros; ya que predicen el eclipse, su importancia y amplitud con exactitud sorprendente; luego hacen una serie de disquisiciones filosófico-sociales-antropológicas que son más interpretables.
La tercera profecía habla de un incremento inusitado de la temperatura para nuestros días, incremento de la temperatura que será el resultado del incremento de la actividad solar, aunque hace alguna referencia a la actividad del hombre.
La cuarta profecía nos habla de la desaparición de los casquetes polares y como consecuencia, la subida del nivel de las aguas y la desaparición bajo ellas de gran parte de la tierra firme; indudablemente resulta increíble que una civilización de hace miles de años, pudiera prever esto con tanta precisión.
La quinta profecía, habla de un colapso del sistema económico, social y político; sin duda hablaban de una gran crisis económica, que nos obligaría a cambios drásticos en nuestra forma de vida; esta profecía es verdaderamente sorprendente.
La sexta profecía habla de que un cometa o cuerpo celeste, se acercará peligrosamente a la tierra y provocará grandes catástrofes ; sin duda esto está por ver, aunque ya hemos tenido algunos avisos de cuerpos celestes que se nos han acercado peligrosamente.
La séptima profecía es una simple conclusión de las anteriores y una declaración de buenas intenciones sin más trascendencia.
La civilización Maya, utilizaba un sistema de numeración vigesimal, de raíz mixta y muy similar al sistema de numeración de otras civilizaciones mesoamericanas; llegaron los mayas al concepto de CERO, en el año treinta y seis antes de Cristo.
Los mayas utilizaban la numeración para la medición del tiempo, no para operaciones matemáticas, de ahí que los números Mayas, tengan mucho que ver con la organización de su calendario, con los días, meses y años; se trata de un sistema binario, similar al que utilizamos hoy en los ordenadores.
Mediante este sistema podían realizar operaciones muy complejas, que le permitieron desarrollar su ingeniería, la hidráulica y la constructiva; mediante la hidráulica, realizaron grandes depósitos de aguas y conducciones.
La construcción de estos grandes lagos artificiales, requería cálculos matemáticos de altura, así como las conducciones que llevaban y traían el agua de estos lagos; que recogían las aguas de plazas, terrazas y resto de las grandes zonas urbanas.
Una de las cosas más impresionantes de los logros de la ciencia Maya, son los cálculos astronómicos, sobretodo si tenemos en cuenta que no tenían instrumentación para estas medidas, no tenían ni un solo telescopio, ni nada que se le pareciera; a pesar de ello, fueron capaces de predecir con exactitud eclipses que se produjeron en 1.999; también llegaron a precisar con bastante exactitud, la órbita de Venus y predijeron la aparición de constelaciones en el universo.
Resulta increíble contemplar desde nuestra perspectiva, los avances científicos de los mayas y como pudieron obtener datos tan precisos con los medios de los que disponían.
El pueblo Maya, era un pueblo muy imaginativo y después de todos estos avances científicos, crearon toda una filosofía y una religión; ambas cosas son más un producto de la imaginación y poco basadas en la realidad, por eso en las profecías mayas, debemos centrarnos más en las cuestiones estrictamente científicas y mucho menos en las filosóficas y en las religiosas; ya que estas últimas son interpretativas y no se ajustan a realidades tajantes y científicas.
Es imprescindible, que de las profecías mayas, extraigamos la parte más ilustrativas y científicas, mientras dejamos como mera especulación, su extracción de consecuencias humanas y religiosas.
Procuremos separar las predicciones científicas, que son verdaderamente extraordinarias, de las religioso-filosóficas.
Fuente: blogdeluiscabello
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